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Experiencias fotográficas

Experiencias fotográficas

No se si es buena idea contarles lo que nos sucedió hace algún tiempo a mí esposa y a mí.

Para que se sitúen debo decirles que expliqué en un conocido servidor de relatos eróticos de la red las relaciones que había tenido mí esposa con su amante, un amigo de juventud al que reencontró tras casarse conmigo.

Como pueden imaginar guardo en mí PC los originales de aquellos textos junto a las páginas en las que se reprodujeron.

Mi esposa no es muy aficionada a los ordenadores pero ocasionalmente pone en marcha nuestro PC familiar y supongo que por casualidad encontró cierta tarde un directorio recóndito donde guardo estos textos y algunas fotografías, de mujeres desnudas, que me parecen excitantes.

No se trata de grandes bellezas.

Prefiero ver a mujeres (mínimamente agraciadas claro) con las que puedo llegar a cruzarme en la calle que imágenes de bellezas irreales o inalcanzables.

Cuando aquella tarde llegué a nuestro domicilio pueden imaginarse que escena me hizo.

Me lanzó en cara ante todo que si quería explicar en la red cosas mías ella no iba a impedírmelo pero que su vida íntima era de su única incumbencia y que yo no tenía ningún derecho a explicarla. Insistió en que tenía todavía menos derecho a hacerla pública ante todo el mundo en la red.

Me dijo que ya sabía que yo era un cabrón al que le gustaba saber que su esposa estaba con su amante pero no se imaginaba esta faceta exhibicionista mía (como pueden ver fué toda una lección de psicología aplicada).

Después de aquella situación y ante la cara de sorpresa de nuestra hija mayor (espero que no llegara a entender nada) y de los llantos de la pequeña por los gritos de su madre llegó una falsa calma que siguió durante dos días.

Más que calma habría que llamarlo ausencia total de comunicación entre nosotros sólo rota por un buenos días o un buenas tardes. Afortunadamente las niñas mantenían el sonido de la voz humana en nuestro hogar.

Tras esos dos días y poco antes de la hora habitual de acostarnos, mi esposa volvió a hablarme.

Me miró con una sonrisa no exenta de sarcasmo y me dijo que si quería ejercer de cabrón ella iba a ayudarme.

Me propuso aparecer desnuda en las páginas de donde yo había sacado las fotos que guardaba.

Me dijo que de este modo todo el que quisiera podría verla, desearla y quizás acercarse a ella y gozarla.

Esta propuesta me dejó sin palabra.

Ella suele ser ciertamente reservada en relación a temas sexuales y sólo acepta chistes “verdes” de amigos y amigas de “toda la vida”.

Mi primera reacción fué darme cuenta de la enorme erección que tenía. Después le pregunté si estaba segura y me contestó que no iba a negarme el gusto de sentirme el cornudo más exhibido de la red.

Pusimos el PC en marcha y empezamos a ver páginas en las que mujeres de todas las edades y aspectos lucían su desnudez.

Mi esposa miraba la pantalla entre sorprendida y divertida.

Al cabo de unos minutos me preguntó que posturas me parecían más atrevidas o sensuales.

Aquellas fotografías que se adecuaban a mis indicaciones las íbamos guardando en el directorio que había sido secreto pocos días antes.

Habiendo navegado un buen rato y engrosado mi colección nos retiramos a la cama y me permití acariciar el cuerpo de mi esposa.

Ella sin ponérmelo fácil no se apartó y tras insistir en las zonas que más la calientan conseguí que volviéramos a tener sexo.

No fue una fue una sesión larga pero introducir mi verga en su coño y vaciarme tras bombear tan rápido como pude fue una auténtica liberación.

Repetimos nuestra búsqueda de fotografías la noche siguiente y encontramos un servidor donde se pedían fotografías de modelos amateurs.

Se proponía una selección para aparecer en una colección para los siempre poderosos “amigos yanquis”.

Había que enviar tres fotografías y se aseguraba contestación.

Mi esposa me trajo nuestra cámara digital y se desnudó lentamente permitiéndome tomar unas fotografías que hacía mucho tiempo que deseaba pero que nunca me había permitido tener.

Después las comparamos con las que habíamos ido coleccionando y tras apagar el PC volvimos a la cama donde nuestro encuentro sexual fue más parecido a los de nuestros primeros días de casados que a los que habíamos tenido últimamente.

Conseguí mantener mi erección un buen rato y ella gozó de mi verga. Incluso logré que mi esposa me la chupara.

A ella no le gusta demasiado chuparla y en contadísimas ocasiones he terminado dentro de su boca.

La tercera noche de estudio de la “fotografía erótica femenina” siguió con la elección de las tres fotografías.

Mi esposa no es muy alta y a pesar de sus cuarenta años cumplidos mantiene sus pechos más bien grandes todavía en buena forma. No es ni delgada ni gorda y sus curvas siguen siendo muy atractivas para los hombres como puedo comprobar cuando vamos a la playa y luce su biquini …

Dos de las fotos que mandamos permiten apreciar su cuerpo tanto de espaldas como de frente y en la tercera ella muestra sus pechos pidiendo “guerra”.

A pesar de que mi esposa seguía muy segura de enviar esas fotos retoqué la cara de manera que si bien se notaba que había nariz, ojos o boca no se la reconocía.

Al cabo de unos días (con sus noches llenas de sexo imaginándola desnuda en las pantallas de los PC de todo el mundo mientras desconocidos se masturbaban mirándola) llegó un mensaje donde se nos invitaba a una sesión fotográfica.

Se nos indicaba que las fotos de mi esposa habían pasado una primera selección y que para terminar en las mencionadas páginas eróticas sería necesario pasar otro filtro.

La tarde del siguiente viernes y tras dejar a las niñas con una vecina que nos las cuida cuando salimos llegamos a un club de una ciudad cercana al municipio en el que vivimos.

Nos encontramos con una persona con una cámara y otras cuatro personas (dos hombres y dos mujeres) que parecían trabajadores del local.

El individuo que llevaba la cámara nos explicó lo que ya sabíamos: que estaban haciendo una selección para unas páginas yanquis y que en función de las pruebas de esa tarde “ficharían” a mí esposa para aparecer en ellas..

Que en realidad el titulo que recibían de modelos amateur era relativo ya que pagaban una pequeña cantidad de dinero y que por ello había que firmar una cesión de la imagen de la modelo.

De ese modo las fotos serían propiedad del fotógrafo y que las podría exponer donde considerase oportuno sin otras obligaciones que comunicarlo previamente y pagar otra pequeña cantidad en cada caso.

Mi esposa lo pensó unos instantes y tras mirarme dijo delante de todos que el mundo entero iba a saber que yo soy un cabrón. Firmó y sonriendo al fotógrafo le preguntó cuando empezaban.

El fotógrafo la tomó del brazo y se la llevó para maquillar y peinar acompañándola las dos mujeres.

Volvieron los cuatro a los veinte minutos habiéndome yo puesto bastante nervioso.. El cubalibre que me habían acercado se había terminado hacía rato.

En medio de la pista de baile y alternando las luces de colores indicaron a mi esposa que se fuera quitando la ropa que llevaba ahora (una especie de túnica con varios tirantes).

Ocasionalmente le mandaban quedarse quieta y le corregían la postura para tomar nuevas fotos mientras ella no dejaba de mirarme y sonreír con una mezcla de desprecio y sensualidad que mantenía mi verga en su máxima dureza.

Quedó al fin totalmente desnuda al vista de todos los presentes.

Me fijé en los pantalones de los tres hombres y todos ellos estaban empalmados: evidentemente mi cornamenta se preparaba para crecer de un modo inimaginable.

Una de las chicas se fué y volvió con nuevas prendas de ropa (pantalones cortos, tops y lencería).

Mi esposa se fue poniendo y quitando la ropa y el fotógrafo la fue colocando en la barra del bar, en las mesas, junto a la juke-box, ….

Finalmente se puso una especie de camiseta de malla y todos los hombres al verla no pudimos evitar pasarnos la mano por el paquete…

El fotógrafo dijo que ya había bastante y que podía ir a vestirse mientras a mí me daban otro cubalibre.

Mi esposa tardó otros veinte minutos en volver vestida tal y como había llegado mientras otro de los hombres me decía que ya nos avisarían para comentarnos el resultado final de la selección.

Volvimos a casa en silencio y tras despedir a la vecina y cenar un poco nos metimos en la cama.

Cuando quise abrazar a mi esposa ella me puso las manos en la frente y me dijo si ya notaba como crecían mis cuernos. Me quedé sorprendido y ella siguió con su explicación.

Me preguntó si no me había dado cuenta que con tres minutos había bastante para el maquillaje y peinado que le habían hecho. Como yo me quedé callado ella siguió.

Tras llegar al camerino (donde no estaban las dos chicas) y sentar a mi esposa en una silla el fotógrafo le preguntó si realmente quería hacerme a mí tan cabrón como había dicho.

Ella asintió y el se sacó la verga del pantalón acercándosela a la boca.

Mi esposa no supo o no quiso negarse y empezó una larga y lenta mamada que terminó con la corrida del fotógrafo.

Este no llamo a la maquilladora y a la peluquera hasta que ella no se hubo tragado toda la leche.

Cuando tras la sesión regresaron al vestuario, el fotógrafo le dijo a mi esposa que había llegado el momento del fin de fiesta por lo que todavía no debía vestirse.

Se desnudó él y mostrando de nuevo erecta aquella polla que superaba indudablemente en grosor y longitud a la mía abrazó a mi esposa besándola y pellizcándola sin parar.

Ella me confesó que la sesión la había calentado enormemente al ser contemplada por cuatro hombres con tan evidente erección mientras recordaba el tamaño de la polla que hacía un rato había mamado por lo que sentándose sobre la mesa y abriéndose de piernas se ofreció al fotógrafo que la penetró violentamente.

La bombeo con energía unos cuantos minutos en los que ella gemía de placer y al final él se corrió dentro de ella.

Mi esposa me miró y remarcó que se la había tirado sin condón … Acercó mi mano a su coño y al introducir un dedo encontré todavía restos de semen.

Le miré horrorizado recordándole que a pesar de llevar DIU y no poder quedar embarazada podía contagiarle cualquier cosa.

Ella se limitó a contestar que otras veces ya tendría más cuidado pero que entonces estaba muy caliente.

Al cabo de unas semanas recibimos un mensaje electrónico en el que el fotógrafo nos comunicaba que mi esposa no había sido elegida para aparecer en esas páginas pero que él guardaba las fotos ya que le parecían muy calientes y le traían buenos recuerdos.

Añadía que seguro que aparecerían dentro de poco tiempo en otras páginas de buen nivel y que ya nos diría donde.

Finalmente se asociaban al mensaje varias de las fotos de aquella tarde incluida una tomada en secreto (quizás por la peluquera o la maquilladora) donde se veía a mi esposa poseída por su amante ocasional.

Si finalmente aparecen esas fotos en algún servidor ya les diré donde pueden verlas.

¿Qué te ha parecido el relato?


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