Vale acepto, conteste yo imaginando que me había ganado otra tunda de azotes, pero no fue eso, Quítate el vestido, ordeno mi novio/amo, no me lo esperaba, mire al Notario que miraba los papeles como un poseso y no levantaba cabeza.
Una vida monótona de matrimonio y pocas intenciones de cambiar por parte de su pareja fuero los impulsores de esta aventura que vive nuestro protagonista.
Sin sacar la verga me cogieron en volandas y Emilio se tumbó en el colchón, estaba a horcajadas siendo penetrada, tenía toda la verga clavada hasta el fondo, el placer era intenso, como no podía imaginar, Emilio le daba sin contemplaciones, era una máquina de follar y eso que no lo había hecho hacía mucho.
¿Qué le hace tener en el corazón la convicción de que yo soy distinta de todas? No lo sé. Claudio es un ser que me rebasa en muchas cosas, sobre todo en comprensión. Soy su más linda sierva, adepta, Diosa, compañera, cómplice, musa, puta, soy su puente, soy sus ojos celeste y miel.
Luego de un rato, cuando me sentí bien dilatado, crucé mis piernas a cada lado de su cintura y me fui metiendo de a poco ese mástil una vez que pasó la cabeza, el resto fue un sutil deslizamiento por su tronco aceitoso, me sentía totalmente ensartado, estaba pleno.
La deseaba tanto que al final su deseo se hizo realidad y tuvo una buena oportunidad.
Me abrió el mismo chico, que se encontraba en shorts, con una camiseta y unas sandalias. Con su sonriente cara me miró y me hizo señas para que entrara. La casa era como yo me la había imaginado por fuera, con un gran patio central, y muchas habitaciones.
Pronto otro par de manos se unieron a las caricias, mientras las caderas subían y bajaban, al mismo tiempo que Yolanda trataba de endurecer la lengua para penetrar en la cueva de donde manaba sin cesar los jugos que ya corrían por la comisura de sus labios hasta el cuello.
Mi atacante, porque ya para este momento era claro que me atacaba, me tenía sujetada por las dos manos con una de las suyas. Con la otra, abría los labios exteriores de mi chochita para meter su lengua y empezar a moverla sobre mi clítoris.
Esa noche me metí al cuarto prendí el tele y la video-casetera y comencé a ver la película, la historia de un chico que se enamoraba de su tía pero empezó por follar a las empleadas hasta que un día se topó con su tía y esta cedió a su oferta.