Las sales que acostumbraba a usar, daban al agua una una textura de por si suave, y el roce de nuestros cuerpos impregnados era una sensación imposible de imaginar, sentía cada centímetro de piel suya y mía, y nos besábamos los pechos sin descanso, con la excitación en puntos no imaginables.
Comencé a revisar a Jhoanna, la cual actuaba inocentemente, le dije que se diera vueltas y se subiera la polera, ella lo hizo sin preguntar nada me di cuenta que estaba con sostenes, luego le dije que se colocara boca arriba y lo hizo y le dije que se subiera la polera y como antes lo hizo sin decir nada ya que se la subió hasta arriba dejando ver sus grandes tetas, yo no lo podía creer ya que le estaba viendo las tetas a mi prima chica que la mirarlas me daba cuenta que no tenía nada de chica.
A si conoci a mi chica. La vi una o dos veces en un bar, y me decidi a conquistarla.
Hacía 4 meses que no tenia sexo, salvo alguna que otra calentura que arreglaba masturbándome. Mi vida estaba en una rutina ya cansadora, del trabajo a casa, mi estado de animo tampoco era muy bueno, y por mis 20 años algunas de mis amigas no lo veían normal. Soy bonita de cara, linda cola, no muchas tetas, 1,65 de altura, me considero atractiva, pero siempre fui muy conservadora y vergonzosa.
Sin decir ni una palabra abrazo por detrás a su madre y agarro sus pechos Por encima su vestido. Alargó su mano hacia el frente del vestido de su madre y resbaló su mano hacía de su sostén, sintiendo el calor del pecho desnudo de ella.
Despacio, tiró al elástico. Estaba listo para sacar su mano si su madre mostraba la mínima resistencia, pero continuaba retorciéndose contra él sin darse cuenta de nada. Él empujó su verga en los calzones de su madre. El elástico resistía firme contra su pene, pero no era una sensación desagradable. La punta de su verga halló la entrada a la concha de su madre. Estaba húmeda, y emanaba un caluroso y maravilloso olor.
Una vez me masturbé detrás del mostrador, me saqué las bragas discretamente y con la mano izquierda empecé a masturbarme, ese día había mucha gente en la tienda esperando para comprar pero yo erre que erre con la manita, al rato la saqué de mi vagina chorreante que desprendía un olor muy fuerte y de tan perceptible que era ese perfume de sexo tuve que ir a lavarme al mano a la trastienda
El se movía como un loco y gemía y gritaba del placer que estaba disfrutando, yo le acompañaba en sus movimientos muy pegado a sus nalgas para que no se le saliera ya que sus movimientos eran muy violentos y mi verga aunque gruesa y cabezona tendía a escurrirse fuera y era lo que ninguno de los dos deseábamos en ese riquísimo instante de goce inenarrable...
Por fin llegó el viernes, y a las 6 de la mañana ahí estaba yo esperando por todos en el local combinado. Pronto llegó todo el mundo, y pude despejar mis dudas sobre las dos otras chicas, una estaba muy bien, y la otra tampoco estaba mal. La amiga de Ana era sin duda la mejor de las 4, se llamaba Natalia, y la amiga de Luisa se llamaba, Susana.
Y mientras tus músculos estirados aspiran el caliente licor, mis hilos de esperma inundarán tu trasero, tu espalda o boca, de tu grito extasiado brotará tu néctar vaginal. Ambos derrengados por la fuerza de la conmoción, rodaremos sobre nuestro lecho extenuados con la mirada perdida de felicidad. Nuestro vínculo sicalíptico se cumplirá.