Ya en la calle, casi amaneciendo, caminé hacia la primera parada de taxi que encontré y en el trayecto fui repasando las vivencias de la noche a las que cada vez con más frecuencia, se entremezclaban las experimentadas con el sastre.
Era bastante más alto que Diego, casi quince centímetros, y evidentemente mantenía esa proporción en todo sentido, ya que su verga era, calculó, unos cinco centímetros más larga que la suya.
El príncipe heredero metió primero el dedo gordo en el ano de la rubia plebeya, haciendo círculos, mientras no dejaba de lamerle la conchita que no dejaba de chorrear por el placer que esto le producía.
Sorbió y chupó, haciendo salir y entrar el bultito de carne de su boca, tan rápido que la vista no podía contarlo, tan rápido que Pétalo alcanzó por fin su primer orgasmo y se corrió gritando en los labios, en los dientes, en la lengua maestra de su querida hermana.
Noté como me la lavaba con suavidad, empezando por los hombros y bajando por la columna hasta llegar a la raja de mi culo, sin pensarlo me dí la vuelta y ella se quedó un poco sorprendida, allí estábamos las dos cara a cara, casi rozándonos los pezones.
No me había terminado de cambiar, todavía tenía puesto mi body seda dental negro, que me fascina, porque le da una forma espectacular a mi cintura y mis senos, además todos dicen que tengo el culo más grande y rico de nuestro grupo de amigas.
Entre aullidos, excitadas hasta la cumbre por las palabras sucias, la doctora y el muchacho estallaron en espasmos y flujos, que salpicaron su ropa interior, que bañaron sus manos, que mancharon el suelo, y chorrearon en finísimos riachuelos muslos abajo.
Cuando me la sacó sentí un vacío y cuando miré mi ano estaba dilatado formando una impúdica o que fue llenado de inmediato por algo más grueso, Magda me metió el consolador atado a su cintura con las correas, la cámara estaba sobre el trípode y ella aferrada de mis caderas me bombeaba mientras Luis ponía su verga en mi boca que me aferré a ella con lujuria.
Acto seguido se sentó en mi verga dándome la espalda y comenzó a cabalgar al principio lentamente hasta que lo hizo rápidamente mientras se masturbaba hasta que en cierto momento me dijo que iba a acabar y sentí que su esfínter apretaba mi verga y lanzo su leche al suelo mientras yo le inundaba su virgen culito, que ya no era tal.
Un chico se va de vacaciones con su tia a una isla paradisiaca del Pacifico. Una vez alli, y despues de que su tia le confiese todo sobre la ruptura de su matrimonio, el chico apenado, por el pesar de su tia, y locamente enamorado de ella, termina abriendo su corazon y confesando su amor por su tia. Ambos terminaran fundidos en un abrazo apasionado y...