Cumpli la promesa de hacerle la conchita a mi amante... y ademas de eso comienzo a transformarla en mi putita.
Uso el trofeo obtenido de la presidenta para hacerle la colita a mi mujer.
En algunos momentos de juegos eróticos , hacia que mi mujer me relatase alguna fantasía y en mas de una ocasión me contaba algunas de la picardías de su amiga, a la cual aparentemente le gustaba el sexo por sobre todas las cosas, lo cierto es que esto hizo que me fijase con un poco mas de atención en ella , me empezó a gustar sobremanera como vestía, muy moderna con camisas o remeras ajustadas que hacían sobresalir sus diminutos pechos y casi siempre en minifalda, lo que permitía observar sus proporcionadas piernas.
Nuestros primeros años de casado fueron de gran actividad sexual y un sin número de juegos eróticos, producirnos nuestras películas eróticas, sacarle fotos desnudas en poses dignas de una estrella porno y todo lo que se puedan imaginar.
Cecilia se había puesta para la ocasión una mini color roja y tenía un top blanco que le marcaban sus tetitas, Mercedes más tradicional estaba con una camisa blanca y una pollera azul que le llegaba a las rodillas.
Nos pasamos el resto de la tarde chichoneando y hablando pavadas, yo pensando el mejor momento de llevar a cabo mi próximo y vital paso, que mi cuñadita se comporte como una verdadera puta.
Durante la comida se sentó al lado mio y yo quede en el medio entre mi señora y mi cuñadita, esta me rozó como al pasar una de las piernas y la situación me puso al mango, podía observar las piernas bronceadas y me imaginaba esa peluda conchita empapando sus bombachas como en nuestro primer encuentro.
La experiencia se repitió días más tarde, con el mismo resultado, ese día me invitó a subir a la casa de mis suegros, ellos habían salido, y me invitó a ver TV en la cama de ellos, mi calentura iba en aumento, la veía junto a mí en esa cama matrimonial y por mi mente corrían mil fantasías, jugando en un momento dado nos fundimos en un abrazo