Recordaba como estando ella hecha un manojo de nervios debido a su nueva y más reciente infidelidad contra su marido, se molestó en el momento en que de aquella manera tan burda se le insinuara al oído.... “ Pues usted dirá señorito, de a como no o donde nos vamos a ver para que le ayude con esos permisos que quiere su jefe, ya sabe usted Reinita, si quiere la veo mas tarde y le acepto hasta cuerpomatic o lo que usted quiera”
Muchas veces les he escrito confesiones y creo que lo hago para liberarme de la carga que me entregan y tengo que decirles que en parte he sacado al viento propias bastante pesadas.
Me llamo Helena y tengo 21 años, soy rubia (de bote), tengo los ojos verdes y unas medidas que para nada resultan espectaculares, soy gordita, bueno mas bien gorda, pero eso no es ningún problema, porque tengo una buena personalidad y no digo que me los lleve a todos de calle.
La perra me observaba por uno de sus costados esperando a que la penetrara, como si supiera lo que iba a suceder, al ponerle mi pene en su rajita se quedo quieta pero no lograba penetrarle por mas que empujaba no lo lograba y de tanto intentarlo ya que no estaba dispuesto a renunciar a tal experiencia, de tanto piquete creo que la excitación de la perra hizo que dilatara su vagina
Yo cerraba los ojos y gemía de excitado y caliente que estaba. El cuerpo me ardía y moría porque me hiciera suyo de nuevo. Quería que el quiosquero me poseyera de nuevo y me ensartara su tranca, dejándome bien empalado en ella.
No podía creer que estaba magreando el delicioso culito de mi hermana, ella estaba con su shorts de lycra y tanto su almejita como su trasero se delineaban muy bien, levanté la banda elástica de la prenda y metí mis manos para sentir su suave piel, Yasna se separó de mis labios con ojos vidriosos, estaba excitada – soy virgen – me dijo manteniendo sus ojos en los míos, no sé si me pedía que hiciera algo al respecto o me estaba implorando de que la dejara ir
Su verga luciente y mojada golpeaba mis muslos, luego mis nalgas, con mi mano acompañé su pene a mi vagina y eso fue el inicio de un bombeo continuo y frenético, me tiraba sobre su verga y jadeaba como desesperado, daba hasta una especie de pequeños ladridos de goce
De un tirón me acostó y se puso entre mis piernas que abrió con sus manos. Besó mis piernas hasta llegar a mi clítoris que lamió de forma maravillosa. Me preguntó si era virgen y le dije que si, entonces metió primero un dedo y luego dos sin dejar de chuparla. Ese fue mi primer orgasmo, me retorcí de placer.
En esa ocasión me dijo mi novio, que te parece si vamos al cine a ver una película porno, al principio me dio un poco de temor por que si alguien nos viera, se me caería la cara de vergüenza, pero después de todo, como ya me había tomado unas cervezas en la comida, me relajé y le dije que aceptaba.
En una ocasión me paré para ir al baño, y ella aprovechó la oportunidad para tocarme el culo. Yo seguí hacia el baño, y al volver M.A. me dijo que Estela quería guerra conmigo. Yo no sabía si ella le habría dicho de lo nuestro, pero me senté a su lado y comencé a besarla.
Nada más ver las 2 primeras revistas, los ojos se me fueron a una de ellas, era una pequeña revista y en la portada ya se veía a 3 asiáticos desnudos manteniendo sexo, uno estaba dándole por el culo a un jovencito asiático, y el otro le estaba comiendo la polla mientras el otro le daba por el culo. Dios, aquella visión ya me puso bien palote, sujeté la revista con mis manos, y empecé a ojearla.
Cuando pase de regreso de la cocina a mi cuarto, Eric se había quitado la camisa dejando a la vista un pecho precioso con unas tetillas paraditas y unos cuantos vellos alrededor de estas. Había puesto su camisa sobre el sofá. Estuve tentado a tirarme encima de el, pero me contuve, no estaba seguro que el sintiera lo mismo por mi.
Me levanté de mi cama, fui a la cocina, abrí la heladera, tomé una botellita de agua mineral y me acerqué a la ventana, se sentía un exquisito aroma a tierra mojada y estallo la lluvia, aquello calmaba mis ánimos tan exaltados, sentí la necesidad de salir a tomar aire fresco, cuando abrí la puerta todo ese aroma me inundó y me sentía extasiada.
Este amigo tenía una hermana que se llamada Loli (aunque en el instituto todos mis amigos la llamábamos Gustava, por motivos obvios) que era una morenita preciosa, no tenía unas tetas tremendas, ni nada que la hiciera sobresalir de las demás, pero en conjunto era muy atractiva, con una naricita respingona que me volvía loco, además de ser muy simpática.
A lo cual antes de mi respuesta sentía su aliento en mi mejilla derecha y ya no pude conversar, me sentía excitado mi verga se empezó a endurecer y a notarse através de mi pantalón, la verdad no se si ella lo noto pero pareció no importarle y me seguía preguntando cosas triviales y yo ya solo respondía lo necesario en un momento terminé mi bebida y coloque mis manos en el volante para tratar de que ella quitara su cara de mi hombro
Se retorcía y gemía, levanté la vista y noté que ya no se tocaba los pezones, ahora se tocaba los cabellos. Su cuerpo, así alargado, aparecía bellísimo ante mi vista. Me excité más y aceleré el ritmo de la mamada. Apreté sus nalgas y la oí gemir de una manera especial, ni siquiera había gritado tanto cuando le metí el consolador por atrás.
A partir del siguiente lunes cuando veía algún grupo cuchicheando., de inmediato se tensaba al pensar que pudieran estar hablando de ella, preguntándose si acaso podría alguien ya haberse enterado de lo suyo con el Sr. Hernández y haberla encasillado dentro de aquel grupo de “mujeres fáciles para consumo de los jefes y clientes distinguidos”.
Planteado el problema a Harry, aceptó las condiciones y así yo me convertí en su amante equiparada en derechos a él, Luz sería nuestra puta financiadora ejerciente en un burdel de sanidad garantizada y mamá sería nuestra esclava con empleo a capricho o necesidad. Los cuatro elaboramos y firmamos un contrato para sellar el acuerdo.
Me calenté tanto que tuve que sacarme la polla del pantalón y me masturbé con furia y desesperación y cuando entró mi secretaria me notaba encendido y mi polla me pedía a gritos que no parara, aunque al mismo tiempo me sentía apurado porque mi aroma era muy fuerte y mi agitación parecería sospechosa.
Un día alguien dejo una tarjeta, en el parabrisas del coche, anunciaban una línea de contactos con mujeres de mi ciudad, a los pocos días me decidí a llamar, le pedí a la telefonista, me pusiera con una mujer casada, pues yo también lo soy, me pasaron con una mujer de 40 años y decia llamarse Devora
Lo eche en el depósito del consolador y me dediqué a chuparlo, en mi habitual entrenamiento (quería hacerlo todos los días y así practicar), pero esta vez pensaba que era la polla de I en vez de la de K. A los pocos minutos presioné la pera y me tragué esa eyaculación.
Al terminar de decir eso me puso su dedo en mis labios asentando que guardara silencio y en ese mismo momento ella me dijo que si sé podía quedar en casa a lo que le conteste que si, puesto que no era la primera vez que se quedaba en casa cuando le hice señas a mi hermana de que preparara su cuarto para Laura, que es así como se llama mi prima.
Comenzó a serrucharme suavemente, y empezó a cogerme con una calidad pocas veces vista. Abría mis nalgas con sus manos para observar como su pija entraba y salía de mi culo, mientras yo apretaba con él esa carne dura que tanto placer me estaba dando.
Llegando, fue muy amable al ayudarme a bajar del vehículo que era alto, entramos a la suite nos sentamos en el sofá mediano que hay, adecuadamente en el lugar, y él pidió una champaña el que sirvió en un par de copas, que eran más adecuadas para vino que para el efecto. Brindamos por nuestro encuentro y charlamos un poco de todo, su vida la mía, esposa, hijos, trabajo, viajes y otros, todo muy romántico, muy agradable.
La presencia de ese joven albañil en su casa no le produjo en veces anteriores ninguna sensación, ver su torso desnudo esa mañana movió sus ganas de sexo, cuarenta y siete años, dos hijas ya adultas, se sentía sola, sabiendo que cuando salto el sello , sintió correr su sangre italiana caliente en sus arterías del deseo.
Cuando le comencé a abrasar toque nuevamente sus tetitas con mi antebrazo y diciéndole que estaba muy linda y que me hubiera gustado haber tenido una novia tan linda como ella en la secundaria, ella respondió que también le gustaría tener un novio como yo, que le pudiera enseñar muchas cosas de la vida sin lastimarla.
Mi esposa con esa película se entona así que había de usar todas las pócimas a mi alcance para hacer de esa noche un a noche de sexo. Estaba superexcitado pensando en las posibilidades que nos iba a ofrecer la noche. Cenamos y mientras la película se desarrollaba masajeaba a mi esposa.
Sus manos se dirigieron a la cintura de su bañador, pero viendo mi mirada ansiosa se dio la vuelta y se lo bajó enseñándome su magnífico trasero, lampiño como el de un bebé. Estaba deseando verle la polla y esperaba ansiosa a que se diera la vuelta.