Últimos relatos eróticos:

La semilla del deseo

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A veces, el deseo no llega como un relámpago, ni como una explosión desbordada. A veces es una semilla pequeña, silenciosa, que se incrusta en la grieta más diminuta de la rutina.

Sexo brutal x rebaja

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Hola, soy Mari, y esto me ocurrio cuando llame a un señor para hacer un arreglo en mi casa. Soy morocha, delgada, pero con buenas lolas y mi punto fuerte, mi cola, estoy en pareja, pero no vivimos juntos. El hecho fué que el arreglo era bastante oneroso y decidí pedirle rebaja...

Dos tías puritanas y un sobrino cabrón V

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En dos segundos estaba como le había ordenado, separó sus preciosas braguitas y girando su cabeza hacía mí… -Viky. -Úsame cariño, úseme SEÑOR. -Ufffff, que PUTA GUARRA, claro que te voy a usar, jajajaja, pero no… No terminé, apunté mi polla y echándome encima de ella… Así terminó el último capítulo…

Miryachit: la secretaria obediente

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Dominación, pornografía, tríos y cuartetos con infidelidad y cornudos, viajes de trabajo y una cierta brutalidad. Lo escribí a medias con Marido (alguno notará que no es mi estilo habitual) y añadimos una buena capa de ficción a cosas que sí ocurrieron.

Entre sueño

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La mujer despertó de un sueño profundo, sintiendo una sensación cálida en su entrepierna. Al abrir los ojos, se dio cuenta de que había estado dormida todo el tiempo con su mano allí. La piel era tan suave como la seda...

Mi gallinero era un cogedero

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Es una historia real de mi juventud teniendo relaciones zoofilicas con gallinas hasta que un dia me agarro mi papá y me dijo como eran las cosas para no lastimas a las gallinas.

La bella durmiente III

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En la cena Alejandra serbia el helado que trajo Darío y vero se preguntaba dónde está Rafael entonces va hacia la escalera y lo comienza a llamar ¡A – ¡Rafa, vero!!! ¿Dónde están? – R – Ahí voy – mientras se vestían tanto el cómo vero ¡A – bueno dale!! – R – escúchame ninguna palabra a nadie de

Monique II

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Me levanté y fui a mi neceser, ahí tenía un bote de aceite para bebés que siempre llevo conmigo, es un buen lubricante. Me acerqué a la cama con el bote y lo dejé junto al huevo sobre la mesilla.

El viejo albañil. Jacinto

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El muchacho que habitaba entre mis piernas empezó a engordar y crecer, hasta tal punto que pedía salir a la luz. Sin despegar los ojos de la diosa, saqué al muchacho a la luz del sol y lo blandí ante la diosa con suma paciencia. Cada vez me excitaba más
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