No presté más atención al asunto pero con el correr de los minutos me di cuenta que el perro buscaba insistentemente a mi hermana olfateando por cualquier parte del cuerpo que le quedara a mano. Al principio interpreté esto como un pedido del perro para salir pero luego me di cuenta que apuntaba su nariz directamente a la vagina de mi hermana aprovechando que ella tenía puesto unos pantalones cortos de jean.
Su madre se tenía que marchar. Allí lo dejó con la hija que acababa de romper con su novio y que estaba dispuesta a hacer todo lo que se le pasaba por la mente.
Con el tiempo su recuerdo había crecido en mi memoria La extrañaba y sentía un inmenso deseo de verla, no sabía muy bien para qué ni por qué. Tal vez solo para encontrarme un día y saber de su vida, como un ejercicio de curiosidad. O más que eso: por momentos pensaba en ella como hijastra y deseaba actuar como padrastro, ayudarla en sus cosas, orientarla y apoyarla con todo cariño. En otros momentos mi deseo era distinto, como si quisiera que fuéramos amigos, simplemente muy buenos amigos disfrutando de las cosas lindas y puras que tiene la vida.
Mi hermana es profesora de matemática y ocurrió la casualidad que Agustina, la novia de mi enemigo, tomó clases con ella. La novia de él iba al quincho de la parte de atrás de mi casa donde mi hermana le daba clases. Algunas veces ella venía más temprano.
Su fealdad fue obviada al instante, pues su cuerpo era de maravilla. Cuello largo y blanco, hombros derechos, pechos medianos firmes y con buena aureola y pezón, cintura más bien fina, amplias caderas y la coronación de sus torneadas piernas, era rematada con redondeces de sus blancas nalgas. Ofreciéndome una, cruzamos los brazos y tomamos un sorbo. El cruce sirvió para que mi mano derecha rozara uno de sus duros pezones, que coronaba su teta izquierda. Apuramos la copa y sin casi darnos cuenta, estábamos en cuclillas sobre la moquette. Sirvió dos nuevos tragos y los bebimos de un saque.
Cuando se fueron los vecinos, mi madre comento como sin importancia, que si me había dado cuenta lo pesado que se había puesto Juan. Contestándole que sí y que no se preocupara y que solo tuviera cuidado con sus admiradores, ya que era normal que la asediaran porque estaba muy guapa. Entonces no le digas nada a tu padre ya vez que es muy enojón y como no ha pasado nada para que armar un problema donde no lo hay.
Una vez con ese pantalón fuera de tus piernas me dediqué a besarte el abdomen y los muslos con el fin de excitarte tanto que cuando te tocara en tu punto clave estallaras en un orgasmo sin igual, la carretera estaba mojada, íbamos a casi 100 kilómetros por hora, era peligroso pero nos desbordaba enormemente las hormonas, no teníamos idea del lugar al que Aleja iba a llevarnos, no teníamos idea cuándo se nos había perdido así la cordura, para desnudarnos frente a esa conductora desconocida teníamos que haber estado muy excitadas, no era para menos.
Su prima se había puesto muy caliente al saber la historia de su primo y se presentó delante de él desnuda como la trajeron al mundo dispuesta a tener su ración de sexo brutal con él.
Nuestras lenguas juegan con ellos y noto cómo se endurecen y se ponen muy grandes, en estos momentos la respiración de Mónica se vuelve más profunda, rodea nuestras cabezas con sus brazos y mira hacia el techo mientras nos dice con una voz melosa -qué bien me tratáis, a continuación le quito el pantalón, me separo y me quito el mío, lo mismo hace Pedro.
Sus nalgas podían agarrarse y abrirse con más facilidad y su ano era más complaciente a las maniobras y esto me incitó tanto a abrirla con mucho más fuerza; pero al parecer Jackeline ya se había acostumbrado a esa manipulación Pues gimió muy poco. En cierto momento, la morena me tomó una de las manos y empapando un dedo con su saliva me hizo que lo restregara con firmeza contra el ano de Jackeline y que lo enterrara en éste. La blanca se sacudió al sentir algo dentro de su recto y empezó a mover las caderas tratando de que el dedo se encajara más dentro de ella.
Un día, mientras le enjabonaba el vientre, el jodido macaco me cogió con sutileza y poquito a poco llevó mi mano por debajo de su vientre hasta que para mi sorpresa, me encontré con su picha excitada. ¡Quería que le masturbara! Desde ese día, el baño del simio fue un pulso entre sus intenciones y las mías, de dejar su pelaje pulcro y brillante.
Tres meses atrás me senté frente a la compu y escribí esto; en parte como ejercicio de exorcismo y en parte con la vaga intención de alguna vez publicarlo aunque, luego, me dio vergüenza hacerlo y sólo lo guardé para mí.
Llegada la noche nos tuvimos que repartir en los cuartos, ya que no teníamos cuartos extra, afortunadamente cuando mi tía dijo que mi prima se iba a quedar conmigo, nada mas de pensarlo me excite así que me despedí y me fui a mi cuarto y me metí a la cama en ropa interior como era mi costumbre. Mi prima se había lavado los dientes y regreso a mi cuarto, me preguntó si tenía un short que le prestara porque había olvidado su pijama y le di uno que ya no me quedaba por chiquito así que lo tomo y se fue al baño y se lo puso...
Tomándolo con la mano derecha, primero. La restregó contra una de sus mejillas con fuerza y arrebato, luego sobre la otra y empezó a recorrerla con la punta de la lengua desde la cabeza hasta los testículos, brindándome un placer inexplicable. Luego se la metió en la boca y me la chupó de una forma excepcional. Por poquito me derramo dentro de su boca, sino fuera porque logré controlarme y porque no me hubiese gustado hacer aquello tan prematuramente.
Así, platicando con ella en las tardes en que mi padre se retrasaba en su retorno a casa, le comenté que mi cumpleaños se acercaba y que nunca, en los 17 años que estaba por cumplir me habían hecho un regalo que me dejara satisfecho, pues me obsequiaban lo que yo había anhelado un año atrás.
En un momento, cerró sus ojos y se dejó llevar por las caricias de aquellos hombres de cuerpos esculturales, podía ver como disfrutaba la sensación que provocaban en ella cuando la recorrían con sus manos, y rozaban sus cuerpos desnudos contra el de ella. Los tres estaban sudando ofreciendo un espectáculo de piel morena entrelazada que escurría pequeñas gotas haciéndola cada vez más seductora.
Las nalgas de una mujer eran una de las partes que ella más admiraba si eran iguales o más generosas que las de ella misma. Eran como una fijación y muchas veces se masturbaba pensando que acariciaba alguna de las nalgas de las mujeres del pueblo con las que iba a la iglesia o aquellas pocas con las que cruzaba visitas como Margarita su vecina más cercana o Joaquina, la hija del dueño de la panadería.
Después de mucha bebida decidimos volver al juego de la noche anterior. Les informamos a las nuevas chicas de que iba el juego y ellas aceptaron a la primera. Parecían unas chicas calientes. Como la noche anterior la gente se fue quedando en ropa interior y volvieron de nuevo las pruebas. La primera en perder fue Sandra, una de las nuevas. Era la que más grandes tenía las tetas y Vanesa decidió aprovecharlo así que le mandó que fuera al bar, pidiera algo y se lo dejara caer por encima como por accidente de forma que se le pudieran ver perfectamente ese par de melones que tenía.
Ella vestía solo una bata, y yo estaba bañándome, déjenme describirles el baño de mi tía, es de color verde, con un pequeño jacuzzi, y las puertas de la regadera es de esas transparentes, por lo que mi tía me estaba viendo como me duchaba. En eso se acercó y me dijo que si no-tenía problemas por la hora, a lo que velozmente le conteste que no.
Al terminar, tomo papel y se limpió la boca, el condón había retenido tomo mi semen, ella me lo saco cuidadosamente y vacío el contenido en el frasquito sin derramar una sola gota. Ok, dijo, listo....mientras yo estaba exhausto en la camilla. Enviare por alguien para que lo limpien.....llevare esto al laboratorio......no te preocupes,
Pedro vivía en una casita en Tresanti que apenas bastaba para él, su mujer y su asno. Cuando Juani iba a Tresanti, lo alojaba en su casa y lo atendía como mejor podía. Pero como la casa solo era un pequeño cuarto, Juani se tenía que acostar en la cuadra, sobre un montón de paja, junto a la yegua y el asno.
Aproximadamente 12 días después llego ella de su trabajo enojadísima aventando la puerta y pateando cosas la pregunte que pasaba y me dijo que Silvia le había dicho que quería que hiciéramos un trio y que si mi novia no aceptaba les diría a sus amigas lo que habían hecho las dos, después de calmarla me dijo que ella no aceptaría y así quedaron las cosas, al día siguiente después de llegar de su trabajo me dijo que si podía pedir un permiso en mi trabajo ya que Silvia comía el sábado en la casa, imaginando por donde iban las cosas, pedí el permiso.
Hasta que un día llego el momento perfecto, mi tía siempre ha tenido confianza conmigo y no era extraño que mientras yo me duchase ella entrase así como así al baño a coger cualquier cosa y eso me ponía cachondo, me excitaba que me viese desnudo e incluso más de una vez empalmado porque me estaba ojeando pensando en ella, pero ella se lo callaba.
Mi habitación resultaba estar muy cerca de la que ocupaban mi padre y Verónica, demasiado cerca, diría yo. En más de una oportunidad pude escuchar discusiones y reclamos, pero otras veces llegué a escuchar los más excitantes sonidos, gemidos y gritos de placer provenientes de ambos. Muchas pajas me eché escuchándolos así y muchas otras imaginando el cuerpo desnudo de mi madrastra que a partir de dicho maravilloso descubrimiento me empezó a interesar sobremanera.
La situación fue tan ardiente que Gambito quiso acariciar su trasero, por lo que deslizó sus manos suavemente desde su cintura para llegar hasta él. Al darse cuenta de lo que intentaba hacer, Rogue suspendió el beso y se apartó bruscamente
Regresó de su viaje antes de tiempo, encontrándose con su cuñada y una amiga en su apartamento, las cuales hicieron que aquella fuera la experiencia mas excitante de sus vidas.
Marta me presentó a dos chicos de su edad que conocía de otras veces y estuvimos con ellos tomando una copa y bailando un buen rato, de repente observé que un hombre me miraba, era maduro, de unos cuarenta años, atractivo, con canas y traje caro, poco después me quede sola un momento y se me presentó, me dijo que se llamaba Luis y que le gustaría invitarme a una copa, el caso es que me aburría con los amigos de Marta y acepté.
Pasó un mes, la chiquilla era desquiciante, se vestía muy atrevida para salir, minifaldas, pantalones entallados, escotes que dejaban ver gran parte de su grande, sabroso busto, unos pezones que se le dibujaban bajo la blusa apretada y que se le notaban paraditos, prestos para una gran mamada. Ella era muy alegre, risueña. En casa se ponía tops, pantaloncitos cortos, minifaldas, siempre mostrando las bien formadas piernas o gran parte de esas tetas sensacionales que de inmediato me ponían tieso el pene.