Una pareja de Argentina, de viaje por Mallorca, goza de la naturaleza, los paisajes, la ciudad y de las ocasiones para echar buenos polvos y probar las incursiones anales.
Yo hacía lo imposible por contener mi eyaculación cuando ella platicó que, para no hacerlo enojar, accedió a las caricias de rigor el besito en la boca, las caricias con las manos, pero que cada vez eran más atrevida, pues comenzó a pasar sus labios y lengua por el cuello y nuca, mientras sus manos lo mismo le daban ligeros apretones a sus pezones, que le masajeaba las nalgas y le hacía sentir su entrepierna, con un paquete bastante duro.
Me puse detrás de ella, me admire al verla así, mostrándome sus nalgas blancas, mas blancas todavía porque el calzón le dejaba marcas que indicaba que el sol jamás conocía esos rincones, le puse mi pene no sé por dónde..., ella tampoco me lo decía, de repente le apuntaba a su ano y eso no quería hacerlo...
Miguel se decidió a ir de viaje con Juan. Ese fin de semana fue muy, pero que muy especial.
Arranco el ordenador y voy a chatear, se me ocurre que si quiero saber cómo masturbarme nada mejor que un chat de sexo, aunque no tengo la edad, entro y pido a alguna chica que quiera hablar conmigo en privado, al poco se me conecta una chica que quiere hablar conmigo, ahí me pongo un poco nerviosa
Le vino un vigoroso y prolongado orgasmo, que debió escuchar media barriada. Lo intensificó con unos quejidos intensos y fuertes. Yo no pude aguantar más y derramé mi leche sobre la pared de la terraza.
Se la metió en la boca hasta conseguir que la entrase toda hasta el final. La sacaba y la metía. Después de tamaña sesión de sexo y de lo que llevaba conteniéndome, yo no pude aguantar más y realicé otra descarga mayor que la anterior. Se tragó gran parte del semen que despidió mi polla, y otra parte la extendió por su cara y sus pechos.
Mientras su novio está examinando unos restos arqueológicos, el dueño del local, un cine para más señas, toma en silencio y con contundencia a la novia del alelado muchacho que se deja hacer con delectación.
Hasta hace unos cuantos meses estuve casado, con una tremenda mujer, pero ella se enamoró de otro tipo y sencillamente me pidió el divorcio, el cual se lo di sin mucho problema, ya que ni hijos tuvimos en nuestra relación.
Úrsula era una chica morena, escultural, de pecho abundante, sin ser una vaca lechera, de culo hermoso, pero sin ser culona. Usaba un body ajustado que nos quitaba el hipo a todas, y a más de un marica, como os digo, se le quitaba el hipo al verla. De ojos negrísimos y expresivos, nariz griega y labios sensuales.
Todo empezó hace como dos años atrás, cuando visitando a unos amigos mi esposa y yo, luego de haber tomado unos tragos y haber bailado y reído por un buen rato, la música y el ambiente se silenció dando un tono aunque imprevisto pero muy romántico, por el cual comenzamos a hacernos caricias leves en el cuerpo y besarnos muy suavemente terminando en apasionados besos.
La madurez de Mariela hizo que se sintiera salvajemente atraído y aprovechando la soledad que ella sentía, se envolvieron en una de las mejores experiencias de sus vidas.
Cada vez somos más las mujeres maduras que preferimos hombres jóvenes, no es que necesitemos estar con alguien de poca edad para sentirnos divinas. Chicas seamos sinceras, los tíos a medida que avanza en edad, se vuelven más pesados y empiezan a crecer de forma horizontal
Puta, muy puta, mi putita. No hay frenos para el deseo, el cuerpo pide más y la excitación siempre va en aumento. Sexo, sexo caliente, desesperado, hambriento, lujurioso, sexo por el sexo.
Pues bien, la maestra Belén, tendría unos 28 o 30 años divorciada, sin hijos y estaba bastante buena, razón que ha había convertido en una mujer creída y a la que muy pocos galanes le habían conocido.
El objetivo era el profesor acompañante, tres amigas lo hacen realidad.
Ella le empezó a quitar la camisa mientras iba bajando su boca lamiéndole y mordisqueándole por el pecho y los pequeños pezoncitos de él. Él mientras había deslizado su mano debajo de la camiseta de ella acariciándole los pechos, por encima del sujetador, unos pechos firmes ni grandes ni pequeños con un pezón rosáceo...
El estar rodeado de mujeres como muchos hombres desean a menudo es sinónimo de soledad en el amor, nunca estamos del todo contentos con lo que tenemos.
Irene se puso cachonda a mas no poder, las copas y mis manos se encargaron de llevarla a ese punto, tanto que me pidió que nos fuéramos de inmediato y que les inventáramos cualquier cosa para ya no recibirlos en la casa, pero en lugar de eso les sugerí a todos irnos juntos y continuar la fiesta en la finca.
Llevaba tiempo saliendo con mi actual pareja, Fermín. La verdad es que la cosa iba bien, pero tenía la sensación de que la relación se estaba estancando un poco, y sobretodo en el tema sexual. Los momentos apasionados del principio se estaban acabando y cada vez parecíamos más un matrimonio al uso.