More es una chica realmente hermosa, por donde se la mire, y sobre todo es muy coqueta y muy sensual, le encanta vestirse para llamar la atención, tiene un cuerpo increíble, que es la envidia de todas nosotras y seguramente la razón de las fantasías de todos los hombres que la conocen.
Reencuentro casual con Martín y presentación de Andrés, un colombiano negro de 23 años, sobre el que nunca imaginé la posibilidad de tener algo con él.
Pedro José es un chico más bien tímido, pero eso es solamente en apariencia, ya que consigo mismo es todo un semental; nuestro sujeto compensa la escasez de experiencias sexuales con el autoplacer y toda clase de fantasías ¿Quieres saber más de su vida y de su historia? Continua leyendo.
Finalmente, luego de que mi esposa me cuento con lujo de detalles con todos los hombres (y mujeres) que folló durante todos estos últimos años, ahora soy yo quien toma la palabra. Pero me toca lo más difícil, decidir cual será el futuro de nuestro matrimonio. Episodio Final.
Sexo oral, y anal, muy sucio, si eres de los míos no te importa a qué le huele y como lo trae, somos como animales, más excitante su olor natural, este relato me pasó en un hospital donde cuidaba a un familiar, conocí a una chica muy caliente que no tardé en aceptar el coqueteo y me la cogi.
Siguen las confesiones de mi esposa. Ella me cuenta y yo escucho atentamente sus historias. Me cuenta como se follo a todos los que ella quiso, sin que yo me de cuenta de todo lo que ella hacía a mis espaldas.
Mientras nos besábamos me acomodé y con mi mano derecha tomé tu miembro aún erecto y lo acomodé en la entrada de mi sexo y lo introduje. Lentamente empecé a bajar mis caderas al tiempo en que tu pedazo de carne se iba internando en mi interior...
Siguen las andanzas sexuales de mi esposa, solo que esta vez es ella la que me cuenta todas y cada una de las veces que me hizo cornudo, con lujo de detalles.
Continuación de como mi esposa pasó de ser una esposa santurrona, a la más puta de todas.
Éste es el comienzo de como mi esposa, una mujer común y corriente, pasó de ser la santurrona que conocí hace más de 20 años, a transformarse de a poco en una mujer necesitada de sexo.