Hago un salto en el tiempo. Llevo una vida heterosexual pero con la necesidad de seguir disfrutando de las pollas
Tras aquel día que me metió su enorme polla mi vida cambio, al llegar a casa ya no fue lo mismo me sentía como que todos sabían lo que había hecho, ya dejé de ir por ahí un buen tiempo pero en mi soledad empecé a masturbarme aunque no salía nada pero si me daba placer y al masturbarme empecé a tocarme el culo
Regresaba de la universidad cuando no pude aguantar las ganas, y le pedí al taxista que me ayudara.
“¿Me dejarías sentarme en su cara mientras te la follas? ¿Te gustaría hacer que me coma mientras Erin se sienta en tu polla? ¿Podrías jugar con tu adorable asistenta mientras odio follar con esa pequeña zorra? ¿Y si las dominamos completamente a las dos, cariño?
Por una conversación abierta y un dichoso fan, acabé cogiendo con mi suegra.
Todavía podía sentir sus labios alrededor de mi polla, pero ella había dejado de trabajar el sensible eje. Simplemente lo mantuvo en su lugar mientras comenzaba a bajar de mi euforia. Menos de un minuto después, gemí: "¡Joder! ¡Me corro!".
Nuestra primera experiencia en un trío estando de vacaciones algo que nunca planeamos que se dió a si de simple
Guíe su boca de vuelta a mi polla, y no opuso resistencia mientras sus labios se conectaban con mi miembro sensible una vez más. Soltándola, cerré los ojos y recosté la cabeza en la almohada, dejando que ella marcara el ritmo mientras disfrutaba de la experiencia de que Bobbi Nanford me la chupara.
No era mi novio, pero cuando quisimos tener sexo, no funcionó como hombre, para mi fortuna, ahí estaba "Manchas", el guardián de la casa...
Mariana tenía 34 años, hacía siete meses se había separado. En realidad, él la había dejado de un día para otro con la sola explicación de que el amor se había terminado. Tenían un hijo de nueve años y un lindo chalet de dos plantas en la calle…