Desde que era adolescente, Juan fantaseaba intensamente. El se encontraba en un paraíso tropical, en un penthouse con enormes espejos, paredes de vidrio y un enorme domo de cristal que permitía ver un cielo estrellado y en el horizonte, la inmensidad del mar. Allí, cada noche, una decena de mujeres desnudas mostraban su belleza y cualidades para ganar el privilegio de ser elegidas por este joven ardiente.
El negocio anda bien. La mayoría de los clientes son mujeres. Los tipos, casi siempre, vienen con otras intenciones y sólo atiendo a los que me gustan.
Todo comenzó cuando mi hermana y su novio me presentaron a un amigo de él, la verdad tuvimos mucha química desde el principio, ellos se decidieron a invitarnos a sus vacaciones, y como mi hermana acabó la Universidad, mis padres decidieron dejarnos ir, claro, si en mi trabajo lo permitían.
Me quitó el vaso de la mano y lo puso en una mesita donde ya había puesto el de él y me volvió a abrazar y nuevamente me empezó a besar, yo me dejé llevar, me entregué totalmente y deje que todo siguiera su curso, me desabrochó la camisa y me la quitó, luego sin dejar de mirarme me volvió besar, y luego se desabrochó el pantalón y dijo que le lastimaba la panza por la posición en que estábamos, me empezó a acariciar el pecho, jugueteando con mis tetillas y pasando su mano por mi vientre.
Dicho esto, nos abrazamos y nos fundimos en unos besos muy apasionados, mientras nuestras manos recorrían nuestros cuerpos. Empezó a besarme y fue bajando poco a poco. Yo estaba muy excitada por lo que, cuando llegó a mi pecho, mi respiración se entrecortó, mientras yo acariciaba su espalda.
Los chicos quedaron en silencio, se estaban mirando con temor. Si bien hubo varios desacuerdos entre los padres últimamente, éste era peor. Juan Carlos se fue al dormitorio, agarró su valija, al llenó de cosas y fue hacia la puerta de casa.
Por un largo rato todavía, permaneció con la pija en la boca, rodeando una y otra vez la cabeza con la lengua, hasta que estuvo segura de que ya no saldría ni una gota más del sabroso jugo.
La gente más sabia en cuestiones de sexualidad es la que la vive plenamente, dándose todos los gustos, sin tener que pasar jamás por la puerta de un tribunal
En los días siguientes mi actividad sexual con Sofía y catalina me mantuvo muy ocupado, pero logre satisfacer a ambas plenamente, ya que mi despertar sexual había sido tan imprevisto que solo podía pensar en coger, pues no veía nada más interesante en la vida que el sexo. Y lo tenía con dos hembras como mis hermanas que no se satisfacían fácilmente, las cuales también vivían tan intensamente como yo el frenesí sexual en que nos habíamos sumergido.
Mientras su novio está examinando unos restos arqueológicos, el dueño del local, un cine para más señas, toma en silencio y con contundencia a la novia del alelado muchacho que se deja hacer con delectación.
Comprendí sin entender su idioma lo que me pedía y comencé a desabrochar su pantalón vaquero que estaba a punto de reventar. Nunca había estado en una situación así y no sabía qué hacer. Mi vida sexual había sido bastante inocente. Sólo me había acostado con un chico, mi novio, con el que estuve saliendo cuatro años.
Una mujer, sabedora de su carga sexual y sensual, se masturba ante un hombre, dándole un espectáculo al que asiste como espectador inmóvil, hasta que se ofrece a él, a punto del orgasmo mutuo.
Después de que todas las mujeres se van, el joven yerno intenta acercarse al Yacuzzi con la idea de tomar un baño ante el deseo de que nunca lo había hecho. Las mujeres habían regresado por algo que olvidaron sin que el se diera cuenta y es sorprendido con una gran excitación que provocará que tenga un encuentro sexual con la abuela.