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Super vacaciones

Super vacaciones

Esto que les cuento sucedió en unas estupendas vacaciones en el hermoso puerto de Acapulco.

Todo comenzó cuando mi hermana y su novio me presentaron a un amigo de él, la verdad tuvimos mucha química desde el principio, ellos se decidieron a invitarnos a sus vacaciones, y como mi hermana acabó la Universidad, mis padres decidieron dejarnos ir, claro, si en mi trabajo lo permitían.

No habiendo más inconvenientes salimos un sábado en la madrugada.

Todo el camino fuimos jugando, riéndonos, etc. Cómo querían que conociéramos unos pueblos que se encuentran en el camino, llegamos a nuestro destino como a las tres de la tarde, y nos fuimos directo al hotel ya que todos queríamos bañarnos; ahí comenzó lo sorprendente; ¿qué iba a pasar de aquí en adelante?, no lo sabía, pues ni siquiera me preguntaron:

«Oye, ¿quién va a dormir con quién? o ¿qué?», sólo se dirigieron a la recepción, y cada uno de los muchachos pagó su habitación; mi hermana y yo felices…

Bueno, cada uno de ellos bajó los respectivos equipajes del coche, y para nuestra sorpresa, su novio de mi hermana tomó sus cosas de él y ella y las metió en su habitación y su amigo tomó sus cosas y las mías y las metió en nuestra habitación, sorprendente; pues a mí me encantan los hombres con iniciativa. Bueno, comenzó la odisea.

Una vez instalados mi pareja, se metió al baño y debo decirles que es muy guapo, con una personalidad imponente, y además muy bien dotado.

Quedamos de vernos con mi hermana y su novio en cuanto estuviéramos listos para salir a comer. Cuando salimos todos estábamos eufóricos.

Fuimos a un lugar que no recuerdo el nombre pero lo importante es que todos comimos lo más rápido que pudimos; para esto ya eran como las 7:00 de la noche.

Comenzamos la expedición por el lugar; era increíble lo que yo sentía en ese momento, tan sólo de acercarme a ese hombre que me encanta, me excitaba, tenía ganas de decirle: « ¡Vámonos de aquí al hotel por fa!», me contuve.

Después de caminar un rato, decidimos regresar ya que los dos habían manejado durante el camino, y creímos que estarían cansados; regresamos, estuvimos en nuestra habitación cantando, bailando, y tomando unas cervezas.

Mi pareja fingía sueño, eso sí, lo pude adivinar, los otros decidieron ir a dormir.

¡Por fin solos!

Cuando al fin nos quedamos solos, yo ya estaba que ardía de ganas de besarlo de acariciarlo, pero según esto, él estaba cansado; entonces no hice nada más que recostarme a su lado…

Yo traía puesto un vestido de lycra largo, muy justo al cuerpo y sólo una tanga negra y un bra de encaje negro.

Cerré los ojos como queriendo dormir, estaba yo recostada en su brazo, y en eso sentí su mirada, esa mirada tan penetrante que te dice “abre los ojos”, y efectivamente los abrí…

Me preguntó:

– ¿Te vas a dormir?… -, y yo contesté:

– Claro que no… –, y nos besamos…

Recorrió con sus manos mi espalda y mi trasero.

– ¡Qué ganas tenía de estar contigo a solas!… Es que ese vestido hace que a cualquiera se le pare… la respiración-, yo sólo sonreí como aceptando que continuara.

Comenzó a besarme el cuello y recorría con su lengua hasta mis oídos, al llegar a ellos me decía:

– Estás tan rica que haces que de sólo verte me den ganas-, y regresaba a mis labios; yo le contestaba:

– Pues aquí me tienes para lo que quieras-

Entonces me levanté y me puse de rodillas en la cama, preguntándole:

– ¿Qué no estas cansado?-, soltó una carcajada y me contestó:

– Primero quiero que me dejes terminar esto y entonces me dormiré-, mientras, se levantaba; -y gracias por la preocupación-, de un sólo jalón me bajó el vestido.

Comenzó a besar mis pechos y mis pezones sin quitarme el brasier, yo me dediqué a recorrer su espalda y a quitarle la playera, mientras él seguía besándome, soltó mi brasier y al sentir sus manos y su lengua en la punta de mis pezones, solté un ligero quejido, eso lo puso a mil; me di cuenta por qué su bulto en el pantalón no dejaba de crecer, él mismo se desnudó ya que yo de la emoción ni eso podía.

Comencé a tocarlo, estaba súper excitado, y tenía la verga más grande de lo normal (ya habíamos tenido relaciones en otras ocasiones). Comencé a besarle el pecho y sus tetillas, el estómago; me detuve y le dije:

– Acuéstate que debes descansar-, se recostó y yo de rodillas me incliné para mamarle la reata, ya que me encanta tener llena la boca con su riquísima verga.

Me encanta la verga, y disfruto besársela, chuparla y succionarla, y escuchar lo que me dice me enloquece; en ese momento sólo podía articular:

– Así mami, ¡qué rico lo haces!… ¡Eres única y tienes una boca de mamadora!-

Estuve mamándosela, no sé cuánto tiempo pero reaccioné cuando él se inclinó y comenzó a tocarme, sus dedos recorrían mi cabello, espalda, nalgas hasta llegar a mi ano, tocándomelo con delicadeza; me tomó de los brazos y me recostó, comenzó a lamer mis pechos, mi estómago y mi vientre, y cuando llego a mi clítoris sentí una descarga de excitación, fue algo maravilloso.

Con ambas manos acomodó mis piernas de manera que pudiera maniobrar en medio, ¡y vaya que sí lo hace bien!; recorría con su lengua toda mi rajita hasta mi culo, me penetraba con sus dedos y su lengua húmeda y caliente, me encanta cuando lo hace así.

Comencé a sentir que toda me estremecía, él levanto la cara y me decía:

– ¡Vente mami, quiero sentir tus jugos en mi boca!-, ver sus ojos llenos de lujuria y su rostro de complicidad me hicieron explotar en un orgasmo riquísimo.

Dejó que me recuperara, entonces le pedí que me cogiera, quería sentirlo su rica verga muy dentro de mí; así que comenzó acariciarme al rededor de mi pucha con la punta de su garrote, yo desesperada le decía:

– ¡Métemela papi, por favor cógeme!; quiero que me la metas hasta el útero-, ¡y él que la apunta hacia mi culito.

Nunca me habían enculado, y cínicamente me pregunta:

– ¿Por aquí?-, yo le dije:

– Sí, pero primero por acá-, entonces me la fue metiendo muy despacio y me decía:

– Disfrútalo, siente toda mi verga-

Cómo ya les dije, esta bien vergudo, y al principio siempre me lastima; sé que cuando te cogen las primeras veces, es cuestión de acostumbrarse, así que cierro los ojos… Él me seguía preguntando:

– Así, o más o menos-, abrí los ojos y lo jalé y le pedí:

– Clávame ya cabrón!-

Subió mis tobillos hacia sus hombros y me empaló por completo… ¡Qué rico es recordar, al hacerlo, me vuelvo a mojar!…

Comenzó a moverse rico, me la dejaba ir toda, movía mis caderas a su antojo; él sabe que me pone como perra en brama, entonces comencé a sentir nuevamente ese estremecimiento y volví a tener otro orgasmo…

– ¡Así papi, dámelo rico!… ¡Dame toda tu verga!… ¡Quiero más, quiero!… ¡Cógeme, hazme tuya, hazme tu puta!… –

Tuve otro orgasmo riquísimo y muy largo. Me la sacó y me dijo:

– Déjame metértela por aquí-…

La verdad es que nunca me la habían metido en mi culo, a pesar de lo nalgona que estoy; y aunque muchos de los novios que he tenido se obsesionan con mi trasero, nunca lo había intentado siquiera, así que mi primera reacción fue:

– ¿Y no duele?-

– Si te duele te la saco y ya-, ver sus ojos con ese brillo y sus labios con ese color tan especial cuando lo hacemos, no pude negárselo…

– Esta bien lo que pidas papito-, engrasó su chilote en mi vagina, mientras con su dedo y saliva, lubricaba mi culo.

Primero metió un dedo y me preguntó si me dolía, la verdad es que por la excitación ni siquiera sentía molestias, por el contrario, una ola de placer se fue apoderando de mí.

Yo le decía que continuara embarrándome el ano de lubricante, que todo estaba bien; entonces metió dos dedos, y no se movió durante unos cuantos segundos, después, siguió moviéndose y me dijo:

– Está listo, sólo quiero que te relajes, y que te pongas suavecita-

Me abrió las nalgas y comenzó a frotar la cabezota de su verga en mi hoyito; mientras, yo pensaba que si me dolía por donde es natural, lo que me esperaba al día siguiente, pues si me metía toda su tremenda verga no iba a poder ni sentarme…

Comenzó con su tarea, me la metía muy suave, y sólo un poquito, paraba y no se movía… No cabe duda que sabía lo que hacia, continuó así hasta que pudo encularme por completo.

Mientras me culeaba, no tienen idea la cara de placer que ambos poníamos, eso me tenía súper cachonda.

Era increíble, pues a pesar de la tremenda verga que se carga, no me lastimaba, creo que me estoy volviendo más puta cada día.

Metió dos de sus dedos en mi vagina mientras con el otro atormentaba mi clítoris… Ahí sí no tardó mucho y se vino mientras me decía:

– ¡Que culona estás mamacita!, me gusta cogerte, me gustas toda tú… -, y dándome mis nalgadas me decía: -¿De quién es todo esto?-, y cosas por el estilo, que por cierto me encantan.

Así logró que yo tuviera otro orgasmo. Al terminar, se recostó a mi lado. La verdad se veía cansadísimo; me levanté a traerle un refresco y agua, me metí a bañar y cuando Salí, él estaba dormitando; al acostarme se levanto y se metió a bañar. Cuando regresó, me abrazó y me dijo:

– ¿Estás contenta?… –, y fuimos comentando todo lo que pasó.

Por supuesto que un caballero siempre está preocupado por cómo te sientes, es algo que una no olvida tan fácil, así nos quedamos dormidos…

Al otro día a las nueve de la mañana, nos despertaron unos toquidos desesperados, era la remolona de mi hermana que hasta gritaba atrás de la puerta:

– ¡Levántense!, vamos a nadar al mar… ¡Vamos haraganes, ya despiértense, vámonos!… –

Nos paramos, nos duchamos y nos fuimos al mar. Yo un poco adolorida, pero feliz. Ese día salimos a almorzar y de ahí al mar. Yo llevaba un pantalón gris muy entallado, con una blusa semitransparente y un brasier en color negro, así que mis senos se veían muy antojables.

Mi galán se puso un pantalón negro y una playera blanca, y con esa personalidad que tiene se veía súper cachondo. Del hotel a la playa que ellos querían visitar.

Cuando llegamos era un lugar hermoso, no había nadie, sólo unos cuantos peñascos. Para cambiarnos, mi galán tuvo que sostener la toalla en lo que yo me cambiaba, y mientras, me hacia muecas, se mordía los labios y miraba mi cuerpo con lujuria, eso me excitaba; yo buscaba provocarlo a cada momento, a cada roce, y cada que se acercaba, yo le repegaba mi buen par de nalgas al bulto de su bragueta, como diciéndole que me había gustado sentir su vergota en mi ano. Me tenía loca, con ganas de seguir cogiendo; así pasamos horas completas, los cuatro jugando, riendo, tomando fotos etc.

¡Era increíble!, estábamos solos, sin presiones de tiempo, de trabajo, de padres, de nadie, sólo existíamos los cuatro y nuestras necesidades; yo no podía contener una sonrisa sospechosa cuando miraba a mi hermana y a su novio, entonces ellos comenzaban a jugar bromas como:

– ¡Qué bien te fue anoche!… ¡Mira que ojeras traes!-, y cosas así.

Cuando nos cansamos de jugar, nos envolvimos en nuestras toallas y caminamos a un lugar donde hay comida y baños; nos metimos a bañar mi hermana y yo, y ellos como buenos niños cuidando afuera. Salimos, y en lo que ellos se duchaban, mi hermana y yo comentamos los sucesos de la noche anterior, ella me preguntó:

– ¡¿Qué tal eh?-, y yo contesté.

– ¡Riquísimo!… Me cogió como nunca, ¿y tú?-

– Pues no también como a ti… ¡Mira nada más que cara y que sonrisa traes, cabrona!, es inminente que te dieron la cogida de tu vida… Además, tus gritotes de anoche, dicen bastante…

Cuando ellos salieron, fuimos a comer y regresamos al hotel, de ahí salimos a billar. Estuvimos jugando y algo de cachondeo, hasta que se hizo noche, ahora si mi galán no pudo disimular nada y les dijo:

– Bueno chicos, me dio mucho gusto convivir con ustedes pero tengo que arreglar unas diferencias y no sé si me alcance la noche; así es que con permiso… –

Me tomó del brazo y nos marchamos, y en cuanto cerró la puerta, me fui hacia el control remoto del televisor, (hay que disimular un poco, ¿o no chicas?) y me puse a ver tele. Estaba yo de espaldas a él, quien se acercó y metió sus manos por debajo de mis brazos y recorrió mi estómago, mi vientre, hasta llegar a mis piernas; me dijo al oído:

– ¡Qué rica estás nena!-, y me repegó a su cuerpo.

Comenzó a murmurar en mi oído lo que me haría.

– ¿Me vas a dar la revancha?-, entonces le contesté:

– Si me convences, ¿por qué no?-

Sacó sus manos y me asió por los hombros para girarme hacia él, cuando estuvimos, cara a cara, no resistí más y lo besé, bajé mis manos por su espalda hasta sus glúteos y junté mi cuerpo al suyo, quería sentir su fierro que cabeceaba bajo sus pantalones.

Quería detener el tiempo, quería gozar, me lo quería comer… Lo separé de mí, lo miré a los ojos y con esa mirada cachonda ya no nos pudimos contener, me besó tan apasionadamente que casi me ahoga.

Comenzó a caminar hacia la cama y me sostenía del brazo, hizo que me sentara, se arrodilló delante de mí comenzó a lamer mis rodillas y mis piernas; fue avanzando con breves mordiscos por encima de mi ropa, yo quería tocarlo, pero tomó mis manos y las puso en mi espalda, al mismo tiempo que me decía:

– Déjame complacerte putita, déjame llenarme de ti, déjame hacerte lo que me plazca-, yo estaba en otro mundo no podía creer que fuera cierto el trato de mujerzuela que me daba y que me encantaba…

He conocido muchos hombre, muchos, pero como él, ninguno. Su manera de comportarse era increíble, súper encantado conmigo, entregado a nuestra pasión; simplemente increíble todo lo que estábamos viviendo…

Siguió besando mis muslos y acariciando mis tetas; yo permanecía callada, era un momento que quería retener en mi mente mirarlo así, cómo me besaba, como me tocaba, conque pasión y deseo.

Muy despacio, se levantó, entonces acerqué mis labios a su ombligo y comencé a hacer lo mismo; le rozaba la verga con mis mejillas y le daba mordidas por encima del pantalón, él me preguntaba si me gusta, si quería chuparle la verga, y yo le respondía que no me hiciera sufrir, que necesitaba tener su macanota en mi boca.

Comencé a desabrocharle el pantalón hasta que logré quitárselo, y cuando cayó al suelo, comencé a mamar su erecta y gruesa verga, casi me la tragaba pero si he de ser sincera, eso me encanta, lo disfruto mucho, sobre todo tratándose de esa verga, pues su sabor y sentirla en mi boca, me enloquece.

Casi se viene pero cuando ya no aguantó más, me levantó de la cama, me quitó la blusa por arriba, sin soltar los botones, metió sus manos en mi pantalón y lo desabrochó, lo bajó y me dejó en ropa interior; se lanzó sobre mis tetas a morderlas como desesperado, me lastimaba y a la vez sentía placer. Él me decía:

– ¡Que ricas tetotas tienes cabrona!, me las voy a comer… ¿De quién son?… ¿De quien es todo esto, puta?-, y me repegaba a su cuerpo.

Me dio la vuelta y logro que yo pusiera mis manos sobre la cama quedando en cuatro, comenzó a morderme la espalda hasta llegar a mi redondo culo, me mordía las nalgas y metía sus dedos en mi encharcada vagina, que ya estaba ansiando su grueso leño; entonces me dijo:

– ¿Te gusta lo que hago, puta?-, yo ya no podía hablar y le dije:

– Quiero más-

Entonces comenzó a mover sus dedos dentro de mí, y con la otra mano me tomó del vientre; se movía de tal modo que ya no pude resistir y comencé arquearme y a gritar:

– ¡Dame más, quiero más!… ¡Así mi rey!… ¡Así cógeme, más!… Dame más…

Fue cuando tuve un rico orgasmo, sacó sus dedos y me tiré sobre la cama, noté que se quedo como atontado, entonces me mordí los labios y le dije que quería más; se lanzó sobre mí, separó mis piernas y comenzó a lamer y a meter su lengua en mi rajita, entonces lo jalé de los brazos y le dije:

– ¡Méteme la verga!-, al mismo tiempo que le quité su playera.

– ¡Me gusta como lo pides!… Pídemelo otra vez… -, estiré mis manos hasta él y comencé a rozar mi vagina con su pene, abriendo un poco los labios de mi pucha para que sintiera lo mojada que estaba; le volví a decir:

– No me hagas sufrir papi, ¡cógeme ya! ¡Destrózame con tu vergota! ¡Trátame como la puta que soy!… -, y seguía restregando la cabezota de su chile contra mi vagina.

Me miró y me preguntó:

– ¿Qué quieres?… Dime que es lo que quieres-, y contesté:

– Dame verga papi-, entonces de un sólo chingadazo me la dio.

Sentí como comenzó a moverse muy lento y me decía:

– Eso era lo que querías, ¿verdad cabrona?… Quieres que te siga dando verga, ¿verdad?-, mientras me la metía y la sacaba.

Me di cuenta que estaba a punto de venirse, así que comencé a moverme como a él le gusta y me dijo:

– Ven, súbete-, entonces se recostó sobre la cama y yo me subí y comencé a moverme hacia arriba y la metía todo de un jalón.

Eso es algo que no resiste, así que no tardó mucho en terminar, yo no me moví hasta que recobró su tamaño normal y yo me recuperaba.

Me recosté junto a él, comenzó a platicar; me paré a ducharme y él conmigo, nos recostamos y nos quedamos profundamente dormidos.

En la madrugada, no sé a que horas, desperté y sentí ganas de buscarlo y abrazarlo; estiré mi mano para alcanzarlo y adivinen qué, tropecé con una súper erección; no puede más que acercarme a mamársela, chuparla y tocarla. Entre sueños me dijo:

– ¡Esto es una violación!!-, yo contesté:

– Es inevitable señor; me lo encuentro aquí en mi cama y por lo menos, tiene que aguantarse; así que disfrútelo-

Comenzó a besar mis oídos y mi cuello, bajaba hasta mis senos un poco adoloridos por los masajes anteriores, pero me besaba con la misma pasión, me jaló y volteó para que yo me ensartara de espaldas a él, así que yo muy despierta y él medio dormido, comencé a estregarme sobre él hasta que nuevamente tuve un orgasmo tan rico que me hacia decir cosas…

– No me la saques, ¡qué rico coges!… Dame verga, quiero que esto no termine-

Me salí y comencé a chuparlo y a limpiarlo con mi lengua, él con su erección espectacular, me recostó y me acomodó la verga en medio de mis senos, que son grandes, y comencé a apretarlo mientras con la lengua le daba tropezones en la punta hasta que se vino.

Nos quedamos dormidos después de que me limpié. No sé cuánto tiempo, pero a la mañana siguiente los gritos del novio de mi hermana, me despertaron… Abrí los ojos y contesté:

– ¡Ya voy!-, me enredé en una toalla y tapé a mi galán con la sábana.

Abrí la puerta y le dije:

– ¿Qué pasó?-

– Vamos, nosotros ya estamos listos-, entonces se abalanzó sobre mi bebé que estaba profundamente dormido, mientras le decía: -Se nota que no te dejaron dormir… –

Me metí a bañar y él conmigo, para ponernos listos para otro día de paseo.

Cuando salimos del hotel estaba lloviendo, todos estaban consternados, ¿cómo en vacaciones?… ¿Lloviendo en Acapulco?, ¡no puede ser!…

Nos fuimos directo a un pueblo, como a una hora del puerto. Llegamos a la casa de un amigo del novio de mi hermana, íbamos a festejar el cumple del amigo.

Cuando llegamos y abrieron el zaguán, se veía un lugar muy elegante, muy grande, con un jardín inmenso; claro, lo poco que podíamos distinguir con la lluvia. Entramos a la casa.

Yo me había puesto un vestido color rosa de lycra muy corto y ajustado, mi galán se puso un pantalón color beige y un playera en tono más claro, se veía guapísimo… Comenzó la fiesta, con un almuerzo delicioso y unos tequilas increíbles, todos estábamos súper prendidos.

El lugar es muy cálido, bailamos de todo con muy buena música, y cada vez que mi bebé me sacaba a bailar, ¡me daba unos restregones, que guau, me ponía a mil!, se me iba la respiración.

Cada que tenía oportunidad, metía sus manos bajo mi vestido y sentía la humedad de mi ropa interior, ¡era inevitable!; sólo de mirarlo me encendía.

Como a las tres de la tarde, ya no llovía aunque no había sol. Nos invitaron a pasar a la piscina; éramos como seis parejas, y bueno pasamos a cambiarnos.

Nosotros nos esperamos al final, cuando todos estaban ya en la alberca, él y yo fuimos al aseo para cambiarnos, se metió junto conmigo y me abrazó y besó, me recargó en la pared, separó mis piernas y me acarició con su pene; sentí que me venía de lo caliente que estaba. Le dije:

– Aquí no-

– ¿Vas a pedir permiso?, si ya no puedo más, me vuelves loco, me tienes súper caliente; es más, te ayudo a cambiarte-

Me quitó el vestido por arriba y se levantó la playera, me atrajo hacía él y me dijo:

– ¿No quieres?-

Entonces ya no pude más, bajé mi mano para tocar su falo que estaba súper erecto, comenzó a besar mi cuello y me desnudó por completo; se agachó un poco y beso mi vientre con sus dedos alcanzo mi clítoris que ya pedía a gritos que me penetrara; se levantó, subió mi pierna en la taza del excusado y me penetró con sus dedos, mientras con la otra mano separaba los cachetes de mis nalgas y acariciaba mi culito; yo estaba colgada de su cuello ya que eran tan desesperados sus movimientos que pensé que me caía.

– Ya métemela-

La verdad, tenía miedo que nos descubrieran y a la vez una enorme excitación se apoderaba de mí, debido al momento y al lugar.

– Quiero que te sientes-, me dijo.

– Pues ponte cómodo-

Se sentó en el excusado, le di la espalda y comencé a metérmela despacio, él se inclinó un poco hacia atrás, se notaba que lo disfrutaba muchísimo. Estuve haciendo movimientos circulares con mi cadera, mientras me decía:

– ¡Que ricas nalgotas tienes cabrona, y cómo las mueves; se ve que te encanta la verga!-

– ¡Que rico me coges papi!-

Comencé a levantarme y dejarme caer, eso le encanta; me levantaba hasta casi sacarla y me ensartaba de un golpe; después me levanté y volteé, abrí las piernas y subí una a su rodilla, mientras le decía:

– ¿Te gusta lo que ves? ¿Te gusta mi culo?-, se lanzó a morderme las nalgas y me dijo:

– Me tienes a punto-

Me tomó de las caderas y comenzó a cogerme sabroso, me movía a su antojo, y cuando pude, lo tomé de la espalda y lo pegué a mis pechos y comencé un sube y baja rico.

Con una mano se sostenía y con la otra abría mis nalgas para dedearme el culo; esto me enloqueció y le dije al oído:

– ¡Papi eres único!… Me encantas… Cógeme así, quiero más-, y él contesto:

– ¡Me vengo! ¡Qué rico!… Muévete así, mamita, así, más… Muévete más-

Aceleré el ritmo hasta que comencé a sentir esa sensación y tuve un orgasmo corto pero rico, él no tardo en venirse, y cuando todo estuvo en calma, le dije:

– Te pasas, eres un depravado- (yo sonriendo); él contestó:

– Y así seguiré-

Salimos tratando de disimular. Seguía la fiesta. Como era de esperarse, el alcohol ya estaba haciendo efecto; nos metimos a la piscina como cuarenta minutos, con mi hermana y su novio, los demás bailaban, tomaban y jugaban. Mi bebé me hablaba al oído mientras con su mano tocaba mi entrepierna.

– ¡Qué rico te has de mover en el agua!-, yo sonreía y me repegaba a su cuerpo.

Cuando nos salimos, algunas parejas ya se habían perdido entre la casa y el jardín.

El festejado nos invitó a dar un paseo por el jardín para conocerlo, se notaba que le urgía estar sólo.

Así lo hicimos, comenzamos a caminar, tratábamos de no interrumpir a nadie, además quién sabe dónde estaba mi hermana y su novio. Encontramos un lugar muy romántico, pero el pasto estaba muy mojado.

Él comenzó a abrazarme y acariciarme, despacio besaba mis hombros y subía a mi oído, (mi cabello es muy corto), luego regresaba a mi hombro y besaba mi pecho.

Metió su mano al bañador y liberó uno de mis senos, lo tomó y comenzó a chuparlo, ¡eso me encanta! Yo lo veía, contemplando la erótica escena, su lengua rozaba mi pezón de un lado a otro, muy rápidamente; es hábil para esto.

Con su otra mano me tenía de la cintura y tocaba mis nalgas; yo tenía mis manos en su espalda.

Ese momento fue de cachondeo y plática, comentarios de las vacaciones y de lo próximo que estaba el fin de las mismas.

Cuando nos reunimos con los demás, nos pusimos de acuerdo para salir a un antro que sería el regalo del festejado.

Llegamos al lugar como a las diez de la noche. Había un show de “Dance Table” y vendían boletos para un baile en privado, y quién adquiría el boleto, tenía derecho a manosear a la chica, sin penetrarla; todos compramos boletos con el fin de regalárselos al festejado. Lo que no imaginé es que el show sería en público, ¡frente a nuestra mesa! Total que se levantó el festejado, subió a la rampa, y la chava lo recibió con un beso en la boca, lo jaló hacia una silla y ahí lo sentó.

Comenzó la música, le acariciaba su pecho y su cabello y se movía frente a él, lo besaba y se retiraba mientras desabrochaba su camisa.

Todos estábamos al pendiente, mientras la escena continuaba ella se desnudó completamente y él comenzó a tocarla con desesperación.

Liberó su miembro del pantalón y se lo dio a chupar, ella se agachó y le dio una buena mamada, se le acerco al oído y le puso un condón de manera rápida, se notaba la experiencia.

Lo jaló de la silla y lo hizo que se tendiera en el piso, se montó y comenzó a cabalgar hasta que lo hizo venirse, al ritmo de la música; no se escuchaba lo que se decían pero sus gestos eran de placer incontenible.

Cuando pude apartar la mirada de tan cachonda escena, mi mano ya estaba masturbando el fierro de mi pareja por encima del pantalón y él tenía sus dedos en mi cosita.

Nos seguimos cachondeando un buen rato mientras bailábamos y cuando platicábamos. Decidieron que era hora de “dormir”. Regresamos, yo estaba muy mareada y cansada porque no sé cuánto tomamos. Caí rendida en la cama y él se recostó a mi lado, y me dijo:

– ¿Estás cansada?-

– Si estoy cansada, mareada y caliente-, mientras me levantaba a darme una ducha.

Nos metimos a la ducha y nos tallamos los dos mientras disfrutábamos del agua caliente. Comenzó a tocar mi gruta con sus dedos, y mientras me tenía de espaldas a él, pellizcaba mis nalgas y me mordía los pezones. Estiré mis manos para alcanzar su palo y masturbarlo.

Él seguía acariciándome. Me volteé hacia él para besarlo, tomó mi rostro entre sus manos y me dijo:

– Mañana nos vamos-, solté una sonrisa y le dije:

– Si, así es, mañana nos vamos-, me atrajo hacía sí y tomé su grueso pene y lo puse en la entrada de mi vagina. Soltó la carcajada y me dijo:

– Pero si no se te va una sola-, y me besó al mismo tiempo que subía una de mis piernas a su cadera para sostenerme.

Me recargó en la pared, y comenzó a moverse muy rico, mientras me decía:

– ¡Mami estos días nunca se me van a olvidar!… Quiero que goces este momento, quiero que sea inolvidable… ¡Me gustas, te deseo!-, me volteó dándome una nalgada comenzó a masajearme el ano.

Con sus dedos acariciaba mi clítoris así logró que me corriera, tuve un orgasmo muy rico; él tardó bastante, además que se notaba que no quería terminar.

Cuando se vino, terminamos de ducharnos y nos quedamos dormidos.

Al otro día muy temprano salimos de compras. Los respectivos regalos y fuimos a observar la quebrada y su espectáculo.

Caminamos en la orilla del mar y nos despedimos de Acapulco. Salimos de regreso a la ciudad de México. En el camino, igual, reímos, jugamos y platicamos.

Llegamos a la casa como a las dos de la mañana, bajamos las cosas del coche… Volteé a ver a su novio de mi hermana y le dije:

– Gracias, fue un honor convivir contigo todos estos días-, él soltó una carcajada, me dio un fuerte abrazo y me dijo:

– Mañana nos vemos, gracias por acompañarnos-

Regresé a despedirme de mi bebé, a el le dije al oído:

– Gracias fue un placer dormir y coger contigo todos estos días-, se sonrió y me contesto:

– El placer fue mío-

Me dio un beso en la boca y me abrazó, abrieron las puertas de la casa y ¡se acabaron las vacaciones!

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