La sensación de poder, de dominar, de tener el absoluto poder sobre una mujer es una sensación que la mayoría de los hombres sentimos como una de nuestras grandes fantasías, pero ¿y si fuese al revés? Ser el dominado.
Mi mujer y yo siempre hemos disfrutado del placer sexual sin límites, siempre nos complacemos mutuamente, ya les contaré nuestras vivencias más adelante en otros relatos. Esos días no fueron la excepción.
Es una mujer muy atractiva, de 35 años muy bien puestos. Su pelo lacio rubio y muy cuidado llega hasta la mitad de su espalda cayendo sobre sus hombros como un manantial dorado, haciendo una cascada peligrosa al momento de rodear sus pechos erectos.
Yo esperaba que siguiéramos y ella me empujó suavemente para quedar tumbado sobre el banco y dijo... ahora yo, te follaré a ti, y de un solo golpe se montó en mi palo y comenzó a moverse y a cimbrear de manera espectacular, apretaba mi verga con fuerza en su interior y su calor era más de lo que podía soportar.
Había escrito hace tiempo a la sección de contactos de una conocida revista, apartado "dominación". Me llamo Manuel, vivo en Barcelona, tengo 42 años y un físico normal, con una polla normal, pero con un gusto por el morbo, que no es normal. Recibí unas cuantas cartas, y después de desechar la mayoría (distancia, gustos personales y... hasta un par de putas), me quede con una carta que me pareció especial.
Me corría y allí se quedaba, fláccida hasta que otra vez, y otra…. Mientras gritaba presa de un orgasmo anal, la recomendé que se dedicara a la prostitución, que tenia futuro… Aunque no creo que me oyera con los gritos que pegaba.
Llame a su puerta y me abrió ella, ella es una mujer madura de algo mas de 40 años, de complexión normal un poco ancha de cadera , con pelo morena medio largo rizado, ella estaba vestida con una falda negra, una camisa también negra y medias negras con unas sandalias de estar por casa. Me dijo que entrara, yo entre , no sabía que íbamos a hacer primero si hablaríamos un rato o tomaríamos algo, pero no fue así ella desde un principio mostró su severidad y dominancia.
La jovencita se sorprendió un poco de si misma al soltarme el piropo, sin duda no sabia porque lo había hecho, pero yo si, era los efectos de nuestra aura seductora, su aroma sexual me estaba volviendo loca, así que decidí pedirla que se fuera antes de que mi apetito me hiciera meter la pata...
Alba paró y se puso de pie y se acercó a mi hermana y comenzó a besarla, esa situación me daba mucho morbo, entonces mi hermana se arrodilló frente a mi y comenzó a chupármela mientras Alba le comía todo su coñito.
Un dia fui llevada a una peluqueria, alli me depilaron por completo, coño, axilas, cejas y por último y lo más doloroso y vergonzoso para mi, mi cabellera, mi hermosa melena rubia a la que tantas horas y tantos piropos habían dedicado, una lágrima cayo por mis mejillas.
Me corrí como no lo he hecho nunca, fueron muchos borbotones de semen, el primero debió de tragárselo casi por completo, pues estaba muy dentro de su boca cuando exploté, después su boca se llenó con el siguiente y comenzó a salir por entre sus labios, le bajaba por la cara hasta la barbilla, las ultimas fueron a parar directamente a su cara, le llene todo el pelo de lefa, hasta en la nariz chata tenia mi leche, ella sonreía con los ojos cerrados y la boca bien abierta, como si quisiese tragárselo todo.