relatos eróticos manos

relatos eroticos sobre las manos

541 relatos

Juego peligroso

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Ella se deshizo de nosotros y se montó en la polla mientras el que la tenía en la boca se situó de forma que pudiera seguir Ana mamándosela, estaban los tres cabalgando que ya le estaban metiendo un dedo en el culo, ella se echó hacia delante y el tercer chico la enculo.

La fiesta de cumpleaños

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Lo cual era del todo imposible; pues, con solo mirar hacia abajo ya me daba cuenta de que la tenue gasa lo único que lograba era dar un curioso tono azulado a mis opulentos pechos, logrando que mis pezones destacarán aún más, gracias a su nuevo y llamativo color violeta oscuro.

Despedida de soltero

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Cuando por fin eyaculó, abundantemente, después de haberme hecho alcanzar un par de orgasmos, yo estaba ya dispuesta a identificarme por fin, para que pararan de una vez sus amigos con sus rudos sobeteos, pues ya me dolían bastante mis pobres pechos debido a la brutal violencia con que me los pellizcaban y amasaban, como si quisieran ordeñarme.

El ascensor

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Pero fue su otra mano, la que introdujo dentro de mis bragas, para explorar mi todavía virginal cueva, la principal culpable de que me corriera como nunca antes lo había hecho, mientras mordía mis manos para amortiguar los escandalosos jadeos que emitía.

Alicia

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Un día estando en mi oficina sonó el teléfono, era ella. Me dijo que iba a estar en la mañana sola en su casa y que si podía ir a verla. Inmediatamente arreglé todo y salí temblando de emoción en su búsqueda.

Nueva lesbiana II

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Cuando las palpitaciones de mi corazón tomaron de nuevo un ritmo  tranquilo, ella debió de notarlo y empezó a darme un agradable masaje por mi espalda, menudas manos tenía, al principio relajó aún más todos mis músculos, pero enseguida, sus dedos empezaron a alejarse de la zona del masaje y se fueron hasta mi culo y bajaron por mis muslos, aquello era maravilloso, subía y bajaba acariciando toda mi piel.

Alicia

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Baje su bombacha y pude sentir los vellos de su intimidad, mojados por el agua y el sudor, unos vellos negros azabache, crispados y revueltos... introduje mi dedo índice y pude sentir su calor, intenso, comenzaban los jugó a fluir... mi cerebro no pensaba en otra cosa que en ese monumento de mujer llamado Alicia...

Erección ante mi compañera de clase

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Bajé mi mano y rocé su culo, aunque esto fue una operación que me llevó lo mío. No se quejó y estuvimos así un buen rato, hasta que bajé la otra con menos disimulo y la dejé ahí. Le dije que no sabía por qué se quejaba tanto de su culo. Ella me cortó:

La entrevista: Una historia de dominación laboral

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Mire a su currículo y no me cabía duda de que ella estaba suficientemente preparada para desempeñar aquel trabajo, de la misma forma que no tenía ninguna duda que no era la mejor de las candidatas, la volví a mirar y como si una mano invisible me empujara me levanté del asiento y comencé a pasear lentamente a sus espaldas.

Ante el acoso de un hombre por su madre, decide ser el, quien le quite la calentura

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El baile fue algo enloquecedor: me frotaba contra ella, buscando las ocasiones para con los movimientos acomodarle bien mi pene entre sus nalgas, y lo peor o lo mejor para mí, era que mamá gozaba con esto, y proyectaba hacia mi, su trasero, apretándolo contra mi vientre, buscando más intimidad en el roce, mientras tratábamos de besarnos en largos besos de lengua, húmedos, jadeantes.

Fantasías después del sexo

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Y al fin, un dedo primero, luego dos, y después no sé cuántos, hurgan en mi interior, dilatan la entrada durante mucho tiempo, y luego se retiran, pero sólo para ser sustituidos por un glande que explora primero suavemente, y luego se introduce poco a poco. Y siento, no sabría decir si un doloroso placer o un placentero dolor, pero me entrego a la desconocida sensación.

Shopping Center II: Después del Shopping

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Era del mismo color rosado de su vulva,estaba levemente inclinado hacia abajo en un ángulo de cuarenta y cinco grados, inmóvil, parecía mirarme como si tuviese un pequeño ojo en su extremo, era hermoso,pero era rotundamente nuevo para mi conocimiento, definitivamente lo que Vilma me mostraba y me ofrecía, no podría llamarse un clítoris, era simplemente un pequeño y maravilloso pene de unos cinco centímetros coronando agresivamente su vulva genial.

Un ramo de rosas rojas

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A pesar de que ella hasta ahora no le había dejado pasar más allá de unas caricias por encima de la ropa, la mirada de sus ojos cuando la besaba, el brillo de su mirada y su encantadora sonrisa cuando se encontraban y, sobre todo, sus protestas de cariño, le hacían confiar en ello.

Celos ardientes II

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Ella aceptó todas las formas como yo acariciaba su mano de modo que a los pocos minutos yo abandoné todo intento de controlar mis acciones y simplemente dejé que mi temperamento fluyera natural, espontáneo y arrebatador y entonces se la acariciaba francamente en un juego que en la penumbra y el silencio nos fue llevando a caricias aun más explícitas.

La muerte del gusano

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Ella se enfureció y trató de matar al gusano agarrándole la cabeza a mordiscos, de pronto ella hizo un sonido raro y dejó caer al enorme gusano, me imagino que la mordió, porque mientras ella lo agarraba con las dos manos, el novio sacaba de una caja un tubo de goma y se lo puso a la cabeza del gusano para que no mordiera a mi hermana

Gozando en el cine

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Que placer sentía de estar siendo culeada en un cine, pero no entendía como podía ser tan puta en haber aceptado tan rápido ceder ante un hombre casado, pero el orgasmo que empezaba a invadir mi cuerpo me hizo olvidar rápidamente esos pensamientos, y me dediqué a gozar con su verga.

Shopping Center I

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Esa sensación de que pudieran sorprendernos en cualquier momento, parecía aumentar nuestro deseo y entonces nuestros besos se hacían más intensos y nuestras manos se hacían expertas encontrando entre los labios vaginales rincones más sensibles que recorríamos con prisa.

Sin límites IV: Yolanda

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Fui hasta la cocina después de ver como subía a la planta alta. Me recosté de la mesa, donde había dejado listo todo para preparar la cena. Mis manos buscaron instintivamente mi entrepierna. Estaba completamente empapada y tenía el clítoris y los labios sumamente hinchados.

El amor lésbico de dos estudiantes universitarias

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Retomando el tema, nos pusimos frente a frente y manteniendo fijas nuestras miradas y sin emitir palabra alguna, iniciamos el recorrido de nuestros mojados cuerpos; tomando Mirella la iniciativa de ir descendiendo por mi cuello, hombros y llegando a mis salientes pezones que fueron absorbidos y mimados por su mágica lengua; mientras yo tocaba el cielo por el placer que me estaba dando.

Sin límites III: Paola

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Me fui acercando lentamente. Ella se fue calmando, pero su vista bajó y notó el bulto de mi entrepierna. Pude ver su cambio de actitud, de asombrada a complacida, y decidí continuar adelante.

Derritiendo nieve I

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Un interesante viaje, Gato se queda solo en una habitación con uno de los monitores que le confiesa su pasión por una de las chicas, aunque quien sabe lo que pasará, lean.

Despedida de año

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Mi atacante, porque ya para este momento era claro que me atacaba, me tenía sujetada por las dos manos con una de las suyas. Con la otra, abría los labios exteriores de mi chochita para meter su lengua y empezar a moverla sobre mi clítoris. 

Mírame y no me toques VII:Trapecio para la novia

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Si bien desde ayer deseaba que fuesen las siete de la noche para encontrarnos en el Metro, ahora era la locura, pues puse a trabajar a todos los de la productora para que me editaran una versión especial de "Lunas", en que pusieran sólo mis escenas y aquellas que eran necesarias para dejar ver el desarrollo de su trama, mientras que a los diseñadores gráficos los pues en chinga a diseñar una portada especial.

Sabor de un viaje

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Al verlo bajar las escaleras la sangre me bullía con fuerza y muy caliente, y antes de que nadie de los que viajaban en el piso inferior abrí la puerta del baño y nos metimos los dos juntos y cerré la puerta detrás de mí con el pasador.

Hombría I

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Eduardo apretó el suave torso de ella hacia sí, llevando sus dulces pechos a su boca, que no tardó en engullir los pezones por turnos desesperados. Ella, mordió los labios al sentir como el duro sexo se deslizaba parcialmente hacia afuera desde su cálido interior.