Síguenos ahora en Telegram! y también en Twitter!

La irlandesa

La calma de la tarde se rompía con los mugidos de la hacienda bovina, que según los dichos del campo eran producidos para saludar al sol, realmente había descansado en la siesta y sentados frente al jardín, utilizando ventiladores como espanta mosquitos, nos permitían contemplar los colores rojos del atardecer dentro de los árboles del parque, poco a poco las sombras formaban la noche y ya las primeras estrellas se anunciaban en el cielo.

Emputecí a mi esposa I

Estos manoseos hicieron acabar rápidamente a mi esposa que es de muy rápidos orgasmos, la que una vez recuperada a su vez procedió a desnudarlo sacando primero su camiseta y luego su pantalón para proceder a recostarlo en la cama y empezar a besarlo por todo el cuerpo, a todo esto mi esposa es muy hábil con la lengua y le encanta hacer gozar a los hombres de esta manera.

Los mejores polvos de Soledad y sus amigas I

Esa noche habíamos quedado encontrarnos en el departamento que me alquila, eran las 20 horas aproximadamente temprano, siempre era así porque el se iba a su casa, llego cansado, problemas, complicaciones, con olor a cigarrillo en su ropa, me beso en la boca y me pidió un café, puse la cafetera a trabajar y me senté con él en living, me extraño su postura, porque anteriormente siempre íbamos directo a la cama

Mi jefe

Me llevó a comer a un restaurante próximo y luego fuimos a la piscina de su casa , era un día de sol y nos apetecía ir ligeros de ropa, me puse un bikini de dos piezas de su hija un par de tallas menor que la mía, parecía una puta de esas de barra y la verdad es que al verme se quedó bastante complacido

Gozando en un avión I

Espere unos 5 minutos y abrí los ojos como disimulando que nada había pasado, pero note que mi verga estaba afuera del pantalón, entonces él me dice, te ha gustado la paja que te acabo de hacer, no respondí solamente sentí mi cara muy caliente, entonces se acerca a mí diciendo ¡¡¡¡ si quieres te la puedo chupar!!!,

Carlos es Clara: una mujer encerrada en el cuerpo de un hombre

Las leyes argentinas, no permiten el cambio de sexo, es por eso que compre un pequeño departamento en Santiago en Chile hablé con mi madre, en su cara vi la tranquilidad de estar haciendo lo correcto, era una suerte que el dinero no iba a ser problema alguno. Esos días hablamos muchos, le quite el peso de mi violación de chico, lo cual me agradeció, no le conté, lo de mi primo y amigo de la primaria, estábamos en paz, por lo menos nos sinceramos.