No obtuve ninguna respuesta. Tan solo le vi levantarse y dirigirse a una habitación. Su silencio me puso aun mas nerviosa, y decidí seguirle hasta la habitación. Todo estaba oscuro, me costaba ver lo que tenia delante.
Como voy a resistirme si has aparecido con uno de esos vaqueros de botones que te hacen tan sexy con los dos primeros botones desabrochados, con tu torso desnudo y moreno y tus pies descalzos...
Empecemos por encontrar una deliciosa excitación en que mi mujer se quitará el top del bikini en la playa. notar las miradas, casi siempre indirectas, disimuladas, de los hombres en sus senos nos producía una enorme calentura. En las noches, después de una tarde de playa, comentábamos una u otra mirada e imaginábamos cientos de hombres mirándola y masturbándose y, por supuesto, copulábamos como conejos.
En aquella época estaba saliendo con un muchacho de otra ciudad, y para ir a verlo debía ir y venir en tren de su ciudad a la mía los fines de semana, casi siempre iba yo a la suya porque había mas marcha de salir en plan discotecas.
Se puede decir que soy una mujer viciosa, me encanta navegar por internet, ver todo ese mundo de posibilidades sexuales, tremendas pollas, orgías de ensueño y que hablar de los chats, aunque no muy asidua a ellos, tengo que reconocer que en alguna ocasión he podido contactar con varios hombres que me han dado todo lo que he necesitado.
Lo empujé otro poquito, como unos 5 ó 7 centímetros y ella de repente se fruncía, como con miedo de no poder soportarlo, sin embargo, estaba en verdad tan encharcada, que las paredes de su vagina no representaban ningún obstáculo para detener el avasallante paso de nuestro callado nuevo "amigo".
Se desnudaron por completo y se prensaron en un largo y mojado beso, ella le tocaba el miembro y las bolas con las dos manos mientras su cuello era humedecido por unos labios impacientes y se dejaba acariciar las nalgas por él.
Yo me levanté y fui a la habitación de mi madre, y ella estaba con ropa interior haciendo el aseo de su habitación, yo también entré en ropa interior (a todo esto mi madre tiene 38 años, y se mantiene súper bien, yo también me luzco con mi cuerpo).
Sin embargo, y según seguíamos hablando del tema, notaba como cada vez me calentaba yo más y, ante mi más atónito asombro, me pareció notar como ella se estaba poniendo muy cachonda también. Acabamos confesando que estábamos los dos muy calientes con aquella conversación y que probablemente, un intercambio de parejas nos excitaría sobremanera a ambos, aunque al final decidimos hacerlo sólo de pensamiento (por ahora, deseo yo...).
Ana, apoyada en el marco de la puerta, aparecía en ropa interior. No se había desprendido de los zapatos de aguja y a Quique le dio la impresión de estar observando una página muy real de una revista erótica. Como erótica era la postura que adoptaba.
Le vino un vigoroso y prolongado orgasmo, que debió escuchar media barriada. Lo intensificó con unos quejidos intensos y fuertes. Yo no pude aguantar más y derramé mi leche sobre la pared de la terraza.
Uno de los amantes de nuestra protagonista le propone participar en sus reuniones de sábado noche, un grupo selecto de amigos, de sibaritas del sexo. Ella acepta, intrigada y excitada.