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Aquella noche estaban eufóricos y su abuela los pilló y en vez de sorprenderse, empezó a dar consejos de cómo darle placer a un hombre

Mis ojos abiertos, se empezaron a entrecerrar al notar las caricias que recibía en mi glande de la lengua de mi abuela. -¡Síííií...!- me escuché decir. Al cabo de unos segundos de indescriptible placer, mi abuela, sonriente y con cara de vicio, se volvió nuevamente a Laura para decirle -otra cosa que les encanta es esto- Se desabrochó la blusa y ante mis ojos aparecieron sus grandes pechos.

La judoka

Me di la vuelta con la verga completamente empalmada. Aun no me salía ninguna palabra y no podía creer que Rebeca estuviera arrodillada delante de mí con mi polla en su mano. -Te voy a terminar de dejar "contento", como estabas antes- Me dijo a la vez que me besaba la punta de la polla con sus turgentes labios. El beso, se fue ensanchando a la vez que mi glande desaparecía en su boca.