La verdad es que no sabían bien lo que les estaban ofreciendo. Pero la idea era tentadora, nunca habían podido imaginar un sueño así. Aunque claro, esos tíos tenían unos cuerpazos impresionantes que podían explicar toda esa suerte.
La tomó de la mano y la llevó lejos, a un porche trasero de la mansión. Aquel lugar estaba bastante oscuro. Subieron un par de escalones y entraron por una puerta. Antes de entrar, le dio tiempo de ver a dos chicas en el porche. Una sentada en una silla y la otra arrodillada frente a ella.
Bien, como queráis. Pero sabed que si decidís optar por el castigo, en un principio pensé en una triste azotaina sobre mis rodillas, pero ahora pienso utilizar esta regla de madera que tengo encima de la mesa- las dijo señalando a tal objeto.
Lo que vino fue muy confuso. Los cirios se apagaron y entre gritos y jadeos fui follada por una sombra que empujaba brutalmente dentro de mi vagina, no sé si fue una o varias, o si me desmayé, la cosa es que sentía como era bombardeada por pequeños chorros de semen caliente que caían sobre mi cola.
Por lo que supusimos que podían ser desde el novio de mi hermana dándole una sorpresa.. o que incluso podrían ser violadores (por la belleza de nuestras hermanas, y como hay mucho salido por la vida..). El ruido procedía de las habitación de las chicas, y descartamos la posibilidad de tan solo un pareja haciendo el amor, si no de 3 (distinguíamos varios sonidos).
Por fin llegó el viernes, y a las 6 de la mañana ahí estaba yo esperando por todos en el local combinado. Pronto llegó todo el mundo, y pude despejar mis dudas sobre las dos otras chicas, una estaba muy bien, y la otra tampoco estaba mal. La amiga de Ana era sin duda la mejor de las 4, se llamaba Natalia, y la amiga de Luisa se llamaba, Susana.
Lo cual era del todo imposible; pues, con solo mirar hacia abajo ya me daba cuenta de que la tenue gasa lo único que lograba era dar un curioso tono azulado a mis opulentos pechos, logrando que mis pezones destacarán aún más, gracias a su nuevo y llamativo color violeta oscuro.
Habría tranquilizado a un soldado lleno de metralla y chorreando sangre por todos lados en medio del campo de batalla, sólo hablándole, prometiéndole que todo iba a salir bien, que la ayuda estaba en camino, que su madre tardaría poco en llegar y todo tendría un final feliz de película de Hollywood.
Al llegar a nuestro bloque yo me despedí de ellas, pero Ainhoa empezó a decir que yo me podía quedar un rato en su apartamento mirando la tele, o que podía dormir esa noche en su apartamento. Yo por supuesto que dice que si, era lo que desde, que me había quedado solo con ellas en bar quería más en el mundo.
Quiero que me masturbes y te tomes toda mi leche, así que me arrodillé y me metí su verga a la boca mientras se la corría y a pesar de su edad, tenia una verga de tamaño considerable, que en ocasiones chocaba con el fondo de mi boca y me producía cierto ahogo.
Ella lo sostuvo todo el tiempo con ambas manos y de vez en cuando me ayudaba a introducirlo en mi boca, me imaginaba que ahí mismo me follaría con el miembro del caballo, lo cual desde luego no sucedió.
A las once de la mañana fuimos todos, llegamos nosotras en dos autos, otras chicas (tres) en otro auto, los chicos en un total de quince ya estaban, habían llegado con distintos vehículos, algunos en moto otros en auto, todos fuimos a la alberca, la cual es grande, la casa de la quinta tiene varias habitaciones, el hangar de los aviones, los autos todos me parecían lugares donde íbamos a fornicar, cuando le comente a Laura, me dijo que estaba loca.
Unos jóvenes participan en una fiesta. Cuando están bien bebido van ocupando camas con idea de descansar. Y el novio de una de las chicas la sorprende "jugando" con otro chico bajo las sábanas.
Las imágenes se repetían en su cabeza con insistencia. A través de la cámara de vigilancia había visto a la chica de aquella empresa masturbarse furiosamente una tarde de sábado, en su puesto de trabajo, delante del ordenador.
Un joven encargado de una fábrica revisa las instalaciones antes de cerrar, cuando alcanza a ver a través de una ventana a dos chicas que se acarician en el vestuario de mujeres.