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Vacaciones en Mallorca II – Final

Vacaciones en Mallorca II – Final

Mis vacaciones no podían haber empezado con mejor pie.

Eran las 9 de la mañana cuando yo y Sergio salimos de la habitación de Franziska y de Isabella, nos preguntábamos como lo habrían pasado las chicas;

– El primer día no podía ser mejor. -me comentó Sergio

– Si, y que tal se lo deben haber pasado las chicas. -le contesté

– Yo he visto como Inés provocaba unos tíos, creo que eran Ingleses, pero no creo que hayan follado con nadie…

La frase de Sergio me hizo meditar mientras caminábamos para nuestros apartamentos, la verdad es que no me hacía ninguna gracia pensar que ellas se hubiese acostado con alguien, a si que le dice a Sergio que mantuviéramos por lo menos por ahora, nuestra noche en secreto.

Llegamos a nuestro apartamento, las chicas estaban durmiendo en sus habitaciones, entonces yo me di cuenta que aun no había pegado ojo y me acosté un rato, al instante me desperté con los gritos de Sofía, (DESPIERTA!!-me gritaba) eran las 10 de la mañana quizás, desayunamos y nos fuimos hasta la piscina, como se nada hubiese ocurrido, de pronto Inés nos preguntó;

– Donde vos habéis metido los dos anoche?

– No nos gustó mucho el ambiente de la disco y nos fuimos a conocer mejor la noche de Magaluf. , le contesté.

– Y nos dejaron plantadas…(Inés algo cabreada)

– Y las dos chicas con quien salieron de la disco.(preguntó Sofía)

– Chicas? Ah! Nos las intentamos ligar pero eran extranjeras y de castellano nada de nada.(intervino Sergio)

– Me pareció que entre vosotros cuatro había química cuando hablabais.

– Si?? Y vosotras que hicisteis anoche?, pregunté

– Estuvimos hasta las 5 de la mañana en la disco. Afirmó Sofía

Las chicas, no se acabaron de creer nuestra historia pero tampoco se imaginaban que nosotros habíamos pasado la noche con unas suecas de escándalo.

La mañana pasó y mientras picábamos algo en la pizzería de los apartamentos, Sergio sugirió que unas alquilásemos scooters para ir dar una vuelta por las playas cercanas a ver que tal eran.

– Si, buena idea, afirmó Inés

Nos alquilamos las scooters por 3 horas y nos fuimos a recorrer las playas cercanas, cada playa que conocíamos nos parecía mejor que la anterior, hasta que llegamos a una calla casi por engaño, donde estaban un grupo de chicas y chicos entre 20 y 30 años quizás, que hacían nudismo;

– Jejeje, yo sabia que este era el camino cierto, afirmó Sergio

– Y ahora nos quedamos mirando, preguntó Sonia

– Por mi me desnudaba y nos acostábamos en la playa, le contesté medio en broma

– Jejeje, que gracioso, me contestó Inés.

– Y que tal se nos fuéramos para Magaluf, terminó Sofía

– Ok, ok, la señorita manda.

Pero mientras hablábamos se aproximó hacia nosotros una de las chicas, solo con un pareo en la cintura.

Y nos preguntó si queríamos ayuda.

Sofía le contestó prontamente que ya nos íbamos.

Mientras nos marchábamos no pude tirar ojo de aquella chica que no tenía nombre.

Llegamos a Magaluf, serian unas 5 horas de la tarde, y de inmediato nos fuimos hasta la playa.

Casi que no había sitio para nosotros, la playa estaba llena de gente.

Nos quedamos al lado de unas toallas sin dueño.

Ellos se fueran a la agua, mientras que yo me quedé leyendo el periódico, pasado un par de minutos veo como se venían hacia mí tres chicas con sus cuerpos todos mojados y una de ellas solo con un tanga.

Eran las dueñas de las toallas que estaban atrás de mí, una de ellas estaba por encima de la mía casi pegada, la chica más alta solo llevaba puesto un tanga, y las otras dos tras secarse un poco se quitaron la parte de arriba del bikini, y se acostaron las tres en sus toallas.

Yo en ese momento ya había dejado el periódico de parte, y me había acostado boca abajo, mirando sus cuerpos, los pies de una de ellas estaban a no más de 10 cms de mi cara, y pude ver como ella se colocaba bien su tanga. Joder!! Que paisaje tan lujuriante estaba viendo!!

El tanga era amarillo, y como estaba totalmente mojado se colaba al coñito de la chica marcando lo bien, le debía molestar un poco así que ella no paraba de colocarlo, mientras que yo no tiraba ojo.

Joder!! Tenía una chica que no conocía de ninguna parte, colocando su tanga a escasos centímetros de mis ojos, y otras dos chicas enseñando me los encantos de sus pechos.

Es por esto que me encanta la playa! Qué maravilla!

Yo no tiraba ojo, ahora la chica ya se había dormido creía yo, pues ya había parado de colocarse el tanga.

En esos instantes yo no paraba de pensar en una manera de me acercar a las chicas para conocerlas mejor.

Debo decir que yo soy algo tímido, y que si no estoy inspirado me cuesta un poco acercarme a las desconocidas! Pero en ese instante llegó Sergio, que también de pronto se dio cuenta de las chicas que teníamos en nuestra frente.

– Tío que pibas!!- De donde salieron?

– Yo que sé.

– Mirón, cabron, solo estas mirando y ni siquiera me llamás. Sergio en voz alta me insulta para que las chicas lo escucharan…

– Joder! Habla más bajo, quieres que toda la ellas se den cuenta de lo que estaba haciendo y se marchen.?

– Tienes razón.

En ese momento llegaron las chicas. Y para mi gran, gran espanto conocían las chicas que yo tenia junto a mi.

– Hola chicas!

– Hola Sofía! , Hola Sonia! , Hola Inés! le contestaron levantándose hacia arriba y quedando sentadas en las toallas, con sus hermosos pechos al aire.

– Quién son vuestros amigos? , preguntó una de ellas.

– Son nuestros compañeros de viaje. Este es Sergio. Y este es Javier.

Mientras Sofía hablaba, ellas se levantaron y yo me acerqué a ellas para darle un par de besos, mientras las besaba miraba más para sus pechos que para sus caras, y pude ver que una de las chicas tenía los pezones completamente erectos…

Pasados unos minutos de conversación pude darme cuenta de cómo se llamaban, y lo mejor de todo que estaban en nuestro bloque de apartamentos, justo en el piso de abajo.

Anne, Ainoa y Patricia eran colegas de universidad y habían venido las tres una semana de vacaciones para aquellos apartamentos porque eran de la empresa donde trabajaba el padre de Patricia.

Las tres chicas estaban en el 2º curso de Derecho en la Universidad, Patricia tenía 21 años y Anne y Ainoa tenía 20 años. Patricia era la chica que yo miraba antes como se colocaba el tanga, o sea que yo desde que empezamos a conversar no tiraba ojo de Patricia, pero me había dado cuenta que Ainoa tenía unos ojazos y Anne unos pechos inmensos.

Fue una tarde muy extraña la de ese día, primero empecé mirando como una chica se colocaba su tanga junto a mí sin que la conociera de ninguna parte, y después terminamos todos sentados, (las chicas ya con un vestido de esos de playa puesto) en unas hamacas que había cerca, hablando de nuestras vidas, y de nuestras vacaciones.

Mientras hablábamos, Ainoa despertó una gran curiosidad en mí, pues le gustaba viajar, conocía medio mundo; casi toda Europa, China, Rusia, India, Nepal y más unos cuantos países cercanos, y casi toda América; tanto Latinoamérica, como la América del Norte, Canadá y los States…

Se hizo tarde pronto y nos fuimos todos para casa, en el camino para los apartamentos combinamos cenar en un restaurante que quedaba cerca de la playa.

Cada uno fue a su apartamento, y mientras esperaba mi vez para ducharme me fui para la terraza, tentando ver lo que hacían en el apartamento de abajo las chicas, pude ver que Patricia ya duchada, también estaba en la terraza, ahora solo con un tanga de su ropa interior, y se estaba poniendo crema por todo el cuerpo.

No resistí en llamarle la atención.

– Necesitas ayuda? , le pregunté.

Ella medio asustada me contestó. – No, ya estoy terminando, pero tu no paras de mirarme.

– Yo!? No, yo solo estaba mirando hacia el cielo.

– Si, si. Y que tal esta el cielo.

– No tan bueno como tu!

– Jejeje.

– No te rías.

– Ok. Aun tardáis mucho vosotros?

– Unos 10 minutos. Creo que por fin a llegado mi turno de ducharme.

– Ok. Después venga para bajo.

Mientras me duchaba no tiraba Patricia de mi mente, la manera como se colocaba el tanga de tarde, o como se pasaba la crema hidratante ahora. Me másturbé allí pensando en ella.

Eran las 20 y medía cuando estábamos batiendo a la puerta del apartamento de las chicas.

Fue Anne quien abrió estaba una delicia, como lo estaban Ainhoa y Patricia.

Anne estaba con unos pantalones blancos que le llegaban un poco abajo de las rodillas, de esos que casi transparentes y que dejan ver casi la marca de ropa interior, como no llevaba un tanga blanco, y un top también blanco.

Ainhoa y Patricia se habían puesto unos vestido también muy agradables a la vista.

El de Ainhoa era blanco y enseñaba toda la espalda, y el de Patricia era un vestido rojo que también dejaba poco a la imaginación.

Llegamos al restaurante, nos sentamos quedando yo al lado de Anne y en frente de Ainoa, todos comimos el mismo por cierto la comida estaba muy buena.

Eran las 22 y algo cuando salimos del restaurante las chicas ya estaban al alcoholizadas, y nos fuimos para los bares terminar la faena.

Fue Ainoa quien nos sugirió el bar donde terminamos la noche, yo Ainhoa, Patricia y Anne.

El bar no era gran cosa pero, tenían la vodka más barata de aquellos parajes, a si que nos quedamos un par de horas, hasta que Sonia, Sofía y Inés empezaron a decir que querían ir para la disco yo les dice que no podía gastar más dinero, y las otras chicas le dijeron que ellas se quedaban conmigo, que podían los cuatro para la disco que yo me quedaba con ellas.

Y así sucedió Anne, Ainoa y Patricia y yo nos quedamos un rato más en el bar hasta que ellas empezaran a quererse marchar.

Serian las 2 de la mañana cuando salimos del bar, ya estábamos todos medio borrachos, y decidimos irnos para los apartamentos.

Al llegar a nuestro bloque yo me despedí de ellas, pero Ainhoa empezó a decir que yo me podía quedar un rato en su apartamento mirando la tele, o que podía dormir esa noche en su apartamento. Yo por supuesto que dice que si, era lo que desde, que me había quedado solo con ellas en bar quería más en el mundo.

Entramos en el apartamento picamos algo y nos sentamos todos en el sofá viendo la tele. Lo único que pasaba en la tele de interés era una de esas películas de serie americanas que creo que la 2 estaba emitiendo.

Así que nos quedamos mirando un rato, pero como el calor era mucho dentro de casa, ellas se fueron a su a cambiar de ropa.

Se quitaron lo que llevaban puesto y se pusieron algo de traer por casa, Anne se puso unos bóxer y una t-shirt corta que dejaba el ombligo a descubierto, Ainhoa se puso una t-shirt larga que le llegaba por debajo del culo y unas braguitas y Patricia se puso una camisa de dormir sin mangas, escotada y unas braguitas.

Yo también aproveché y me quité los pantalones quedando solo en bóxer y con una t-shirt. O sea que allí estaba yo con tres chicas que había conocido ese día, casi desnudas, solo con dos piezas de ropa puestas, en su casa.

Después de se cambiarán nos sentamos los cuatro en el sofá todos bien apretaditos comiendo un helado de supermercado todos de la misma taza, que Ainhoa tenía encima de sus piernas.

Anne estaba en una de las puntas del sofá, Ainoa estaba a su lado, y yo en el medio de Ainoa y de Patricia, así que cuando Patricia comía del helado se acostaba en mi y eso me levantaba el moral.

Nos comimos un helado de un kilo en 10 minutos, y nos pusimos de nuevo a ver la tele, ahora ya una otra película, más interesante, pues tenía unas cuantas escenas de sexo y otras tantas de desnudos.

Patricia se recostó un poco sobre mi lo que dio una oportunidad más de ver sus pechos, ahora más tapaditos que en la playa.

Cuando apareció la primera escena de interés de la peli, (una escena en que una de las chicas llegaba a casa y se quitaba toda su ropa y salía al jardín donde se acostaba tomando el sol), yo ya estaba recostado en Ainhoa y ella me abrazaba, y Patricia estaba recostada en mi y yo tenía mis manos en su cintura, y ya tenía una considerable erección, pero estábamos todos casi dormidos.

Así que aquella escena actuó como revulsivo, y nos despertó a todos, yo aproveché para poner mi mano en culo de Patricia.

Yo me esperaba que ella quitase mi mano de allí, y fue lo que hizo pero me la llevó a su pecho. Yo ya estaba a mil. Ella lo sabía. Y me susurró

– Te gusta.

– Si, pero me apetecía algo más.

– A mí también.

– Vamonos a mi habitación.

Y nos levantamos del sofá, pero Ainoa y Anne deprisa se dieron cuenta de las intenciones de Patricia.

– Lo quieres todo para ti? preguntó Ainoa

– Nosotras no nos vamos a quedar mirando la tele, mientras tu te lo follas.

– Yo, estoy de acuerdo con Anne. – contesté yo con una alegría desbordante.

Así que nos quedamos todos en el salón, pero apagamos, la tele, y nos pusimos a hacer cosas más importantes.

Después de tanta diversión con tres chicas a la vez, algo que nunca me había acontecido, y que nunca más pude repetir, me quedé dormido en el suelo, con los pechos de Anne en cima de mi cara. Me desperté con el sol batiendo en mis ojos, deberían ser una 6 de la mañana, así que me fui, para mi apartamento.

Al abrir la puerta, escuché a Sonia gimiendo, en el salón, la mirada, vi como Sergio la estaba follando, ellos no vieron, y pensé en regresar para el apartamento de las chicas, pero no lo hice.

Sin hacer ruido me fui para la habitación de la bella Inés, y entré sin batear a la puerta, y mis ojos empezaron a brillar cuando la vi acostada en su cama completamente desnuda de barriga para cima y de piernas abiertas como que diciéndome fóllame. Inés dormía profundamente, y sin hacer ruido me acerqué a ella y me arrodillé al lado de su cama mirando su cuerpo desnudo.

Que cuerpo tan bello, ya se le notaba el efecto del sol, pues su piel tenia un color de miel, y se notaban las marcas de su bikini.

Me quedé mirando unos 20 minutos su cuerpo, hasta que de pronto ella se despertó y me vio a su lado.

Yo de pronto le pedí disculpas pues Inés era una chica que no le gusta nada que entré en su privacidad, pero ella me preguntó que de que tenía que pedir disculpas, y me pidió para abrazarla.

Yo la abracé, ella me abrazó.

Y como una ecuación de física, nuestros cuerpos se empezaron a mover al unísono, y empezamos a una juerga de placer que duró hasta el fin de las vacaciones.

De todo lo que me sucedió en aquellas ya cada vez más lejanas vacaciones, lo único que recuerdo con más fuerza es lo que sucedió entre mi y Inés.

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