Sólo un cuento. Un ejercicio de imaginación. Un viejo castillo y un mago poderoso con la capacidad para convertirse en el animal de su elección.
Terminamos en un ahogado orgasmo, una obsesión sin límites, luego como recuerdo de la costumbre ella se sentó en mí y empezó a meterme los dedos y metió los míos en su vagina.
La humedad lengua de este anónimo amante mío recorre, vigorosa, todos los dedos de mi pie, enfundados en las medias de seda.
Las películas que los domingos a la tarde pueden verse en TV, aún por cable, no son para el Oscar, ni para el León de Oro, pero el cable también tiene otros canales codificados, son más caros, pero la programación es mejor – todos lo sabemos – así que con unos pesitos más yo me aseguro un poco más de nivel, claro, entre los codificados está el 42 y Venus.
Segunda de tres partes... hasta el momento
Mi obsesión por mi hermana mayor me lleva a un encuentro con mis otras hermanas. Soy un depravado.
Ya estando en mi cuarto oí unos ruidos raros que provenían de la cocina, y cuál no sería mi sorpresa al acercarme y ver a mi madre hincada con dos enormes penes entre sus manos, ¡¡¡estaba masturbando a dos albañiles!!!
Llegué a creer que lo que pasó con Javier no me había afectado, pero allí estaba yo, una madre deseando a su hijo por ser justamente eso, su hijo. Diana una buena madre.
De como una sobrina pasó a ser algo más.
Lo tuve merecido por ser una calienta-pollas. Días de escuela.