Esta historia que os voy a contar es cierta y me paso hace un año. Yo tengo 21 años, estudio una Ingeniería, mido 1.90, soy castaño y peso 80 Kg. Una de las hermanas de mi madre sigue soltera (porque es de esas que de joven no se llevo muy bien con los tíos, y además es bastante religiosa), y vive con mis abuelos todavía.
Hace algunos días Roberto -mi amorcito- y yo habíamos tenido una fuerte discusión, les pondré en antecedentes que Roberto es un hombre casado y pues a mi me toca el papel más divertido: el de la otra, pero cuando se está enamorada como es mi caso no es tan divertido saber que lo compartes todas las noches con la esposa, en fin, en esa ocasión le reclamaba que no pasaba noches enteras conmigo y que era algo que ya me estaba cansando.
Esta es una clase de sandalia muy popular en los países tropicales, y son lucidas tanto por hombres como por mujeres. El materia es hule muy suave lo que hace que puedas masturbarte con ellas, su olor es penetrante parecido al de una pelota de basketball.
En realidad iba a ir mi marido también pero al final le convencí para que no fuese. Así que Richard, mi hermano estaba engañado porque creía que no íbamos a estar los dos solos allí perdidos en el campo.
Me enamoré de ti y me casé contigo por amor, no por dinero. Eras el primer hombre en mi vida y se puede decir que me dejé engañar como una estúpida. Porque eres el ser más egoísta y cabrón de toda la tierra. Si aguanté tanto tiempo contigo supongo que se debió a que tu amplia cuenta corriente suplía todos tus defectos. Aunque guapo y atractivo en tu juventud, cuando tenías 25 años y me tratabas de seducir a mí, que tenía 19 y apenas había tenido novietes que se conformaban con besitos en la boca y si acaso roces por encima de los pantalones. Así que tú, Ricardo, mucho más experimentado que yo, no tuviste que trabajártelo demasiado para que yo cayera rendida a tus pies.
Producto de el alcohol, es aprovechada por su hermano y lo disfrutó.
Y la verdad es que desde bien pequeño siempre he tenido el sueño de ser una mujer. Cuando me acostaba me imaginaba a mí mismo convertido en las heroínas de las películas o en una bella señorita que rompía los corazones de los galanes.
Era una chica sencilla, yo tenía una jefatura de laboratorios en una escuela pública, ella era del personal de limpieza, Carolina era su nombre, y su afán era ascender al puesto administrativo siguiente.
De como hice realidad un sueño.
Sentado en las piernas de Santa Claus pedí un juguete de carne, pero sin hueso.