Mi amigo comenzó a chuparme las sandalias y a masturbarse mientras lo hacia porque ya se había puesto caliente otra vez al ver todo el semen por mis medias y en mis sandalias, yo le deje hacer mientras me recuperaba y jugaba con su polla y mis pies.
La historia que les contaré, me ocurrió cuando me encontré con unos vecinos de mi barrio, y me invitaron a la casa de uno de ellos a jugar a la botella borracha. Los meses de verano los pasaba en la casa de mi abuela, que a diferencia de mi casa, era muy amplia.
A no ser que la deje para siempre, seguirá siendo cachón pero conservará cierto aire patriótico al decirle a sus amigos que la mando a freír espárragos, por hacerle a usted lo que usted mismo le haría a ella sin dudarlo dos veces frente en una belleza endiablada.
Ella había venido vestida con un vestido negro, ceñido al cuerpo, que terminaba apenas sobre las rodillas, calzaba uno delicados zapatos de taco aguja que hacían que sus piernas se vieran imponentes.
Desde un principio sabíamos que no iba a ser fácil compartir la habitación ya que no nos soportábamos la una a la otra, siempre buscábamos alguna escusa para discutir y ambas competíamos por el mismo puesto de trabajo, pero en este momento me daba cuenta que todo lo que había echo hasta este momento era para vencer la tentación de comprobar si su piel era tan suave
El trabajo le permitio sobrellevar su viudez , encontro la pareja para gozar, todo gracias a la docencia.
Poco a poco el juego fue cambiando, se acercaron a Virginia uno por delante la abrazo, la besaban, mientras el otro desde atrás la acariciaba los pechos, nosotros sentados, inmóviles observamos la escena sin perder detalle.
Desde que llego a la cuadra todos quedamos admirados por su culo... recuerdo todavía como movía sus nalgotas cuando venia de la escuela y ella lo notaba, un día que íbamos a jugar fútbol con sus hermanos, ella estaba limpiando el piso y al agacharse podía admirar sus tremendas nalgas cubiertas por un pantys apretadísimo que dejaba ver sus pantaletas en aquel tiempo de bikini, ya que ahora solo usa tangas.
Pude haber frenado la situación en que me encontraba, pero pensé que quizás ésta sería la última oportunidad, de estar con un hombre que no fuese mi futuro marido, así que me dejé hacer.
¿Que ocurre cuando aquella parte que se relaciona con el sexo opuesto es nuestra parte animal? Relato de zoofilia que raya en el amor humanamente animal.