Fue Amorina la que finalmente contó lo que era un secreto a voces, me reconforta escribir estas líneas y al mismo tiempo recordar su cara descargada de la tensión, más cuando se enteró que todas conocíamos cómo se llevaba con el padre, su cuerpo perfecto estaba en ese instante como reflejando el goce que ella sentía en este amor incestuoso.
Entregué el paquete a mi señora y para mi sorpresa, era una bombacha consolador...., Alejandra le dijo a Andrea que la ayudase a ponérselo, que la iba a ser suya por la chochita, yo tenía el pene a mil.
En ese momento con mi mano derecha acaricie el pelo de la chica en una actitud arrogante propia de un "macho líder", al mismo tiempo que apartaba mi mano izquierda de mi cara y empujé mi pecho hacia arriba y le devolví la mirada a la ejecutiva, retándola.
Entonces saqué fuerzas de donde no creí tener y le conté todo lo que sentía con lujo de detalles, sin retroceder un solo paso para mantener con su cuerpo una distancia de impacto.
¿Quién no ha tenido fantasías eróticas supuestamente prohibidas? ¿Quién no ha pensado, en alguna etapa de su vida, comerse a su prima o a su ...
Sin embargo, se puede encontrar de todo: desde mensajeros, algunos desempleados hasta profesionales y personas que cuentan con un buen trabajo; eso sí, todos jóvenes que por lo general no sobre pasan los treinta años.
Pero bueno cuando todo esto acabo yo me fui para mi casa, no antes de decirle que si podía esa misma tarde me gustaría volver a quedar con ella si es que podía a lo que me dijo que por ella no había problema ninguno, y que estando a mi lado se encontraba muy a gusto.
Llegamos a la casa y después de ir corriendo al baño - mi necesidad más urgente en esos momentos - nos miramos sonriendo y por fin pudimos fundirnos en un ansiado abrazo y en mil besos que desataban nuestra pasión contenida desde hacia tiempo.
Cuando íbamos en el auto, nos sorprendió un poco, que el barrio por donde manejaba mi hermano, no fuese precisamente lo que llamaríamos de lo mejor, sino más bien uno de esos sitios por donde una evitar caminar.
Un chorro potente me inundó la garganta y tuve que tragar su semen, cosa que me repugna bastante. El segundo chorro me quedó en el paladar y el tercero y cuarto y quinto se me quedó entre los labios.