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Confesando mi intimidad

Confesando mi intimidad

Antes de comenzar a sincerarme en relación a mi vida sexual, debo hacerle saber a toda persona que lea lo que viene a continuación que todo es absolutamente real.

No precisamente porque sean cosas insólitas las que he realizado en mi vida, pero cómo existe la posibilidad de que se divulguen historia irreales -como efectivamente yo personalmente lo he hecho en ocasiones- únicamente quiero hacer esa simple aclaratoria, por supuesto que no doy detalles de mi persona, ya que si lo hiciera mis palabras no pudiesen ser del todo explícitas y verídicas con la única intención de proteger mi imagen.

Comienzo diciéndoles que en la practica soy heterosexual, ya que únicamente he mantenido relaciones sexuales con mujeres, más bien con una mujer; mi actual novia, con la cual tengo 5 años de relación.

Anteriormente me referí a que en la practica soy heterosexual, y digo que en la practica ya que a pesar de que sexualmente hablando nunca he tenido ni siquiera un roce con un hombre, mentalmente y virtualmente si lo hecho.

Cuando digo mentalmente me refiero a que en algunas ocasiones me he masturbado imaginando que me encuentro en plena acción con un hombre, llegando a excitarme más cuando actúo de manera pasiva y sumisa, no es usual que lo haga, pero he llegado al punto en oportunidades de introducirme objetos por mi ano para hacer un poco más real la fantasía de turno.

Cuando digo virtualmente, me refiero a las experiencias de “cibersex” que he llegado a protagonizar en cuantiosas ocasiones en algún chat exclusivo para homosexuales, de las que puedo reconocer que algunas han sido sumamente intensas y excitantes.

De las vivencias que acabo de mencionar debo aclarar que aunque como dije antes nunca he tenido algo con un hombre, cada día que pasa me inquieta más esa idea, creo que más por curiosidad que por deseo explícito de mi parte de experimentarlas y esto lo digo ya que nunca he sentido las mínima atracción o gusto por un hombre en específico conocido o no, simplemente me atrae el hecho de ser participe de una relación sexual con una persona de mi mismo sexo, es decir, cuando fantaseo lo hago imaginándome que tengo un pene en mi boca y lo lamo y succiono y que posteriormente con él soy penetrado por mi ano.

Aunque la inquietud antes dicha me invade desde que tenía 16 años aproximadamente, hoy a mis 24 años la sigo manteniendo y aunque me considero y se que soy un hombre muy serio y varonil, no descarto que alguna vez llegue a probar experiencia de ese tipo.

Aparte de lo ya mencionado, desde que tengo uso de razón me considero fetichista de los pies femeninos, ya que aparte de gustarme las partes del cuerpo de las mujeres que a todos los hombres no atraen, a mi me llaman la atención muchísimo los pies de las féminas, al punto de llegar a preferir poseer un buen par de pies que un buen par de tetas.

Esta tendencia, que para algunos es desviación o enfermedad de tipo sexual, para mi es de lo más excitante, estando entre mis más preciadas preferencias frente a unos pies de mujer el disfrutar de su aroma, lamerlos, besarlos y en fin adorarlos.

El sólo hecho de observar en la calle unos lindos pies de mujer calzados en unas provocativas sandalias pone a volar mi imaginación.

En materia de experiencias con pies, a parte de las que he tenido con mi novia, las cuales no han pasado de breves lamidas, he tenido la oportunidad de saborearle los pies a mi tía en una ocasión en que se quedó en mi casa, aprovechando yo mientras dormía para hacerlo.

Debido a que existen ocasiones en que he sentido deseo por probarle los pies a algunas mujeres cercanas y debido a lo complicado que resulta hacerlo no he podido, he optado en innumerables ocasiones por apoderarme aunque sea por pocos minutos de algún zapato o sandalia de la mujer en cuestión con el único fin de disfrutar de su olor y lamer la planta de los mismos mientras me masturbo imaginándome el pie de la dueña del calzado, de esta manera he llegado a saborear sandalias de un par de mis tías, de un par de primas, de una vecina, de una cuñada y de varias amigas.

De mujeres desconocidas también lo hice en una ocasión, fui a una zapatería en la que los zapatos están expuesto al público para que estos los tomen y se prueben los de su agrado, ese día luego de darme banquete visual con unos cuantos pies, le monté la mirada a una chica que tenía puestas unas sandalias sumamente reveladoras, ya que mostraban su pie en toda su magnitud, a parte de eso sus pies eran preciosos, por lo que al percatarme de que se probaba unas sandalias, me hice el tonto y me quede muy cerca, luego de disfrutar por completo de sus pies desnudo y al ver que la chica no compraría las sandalias a pesar de habérselas colocado durante un par de minutos y luego de colocarlas de nuevo en el estante, procedí a tomarlas y dirigiéndome atrás de una columna, comencé a olerlas y lamerlas, no sé si era lo excitante del momento, pero olían divino y sabían a gloria.

En la actualidad, los pies de mi cuñada y los de una amiga son los más deseados por mi para ser adorados.

Es lógico que a muchas personas esta tendencia sexual relacionada con los pies pueda causarles repulsión, pero aunque no lo crean en el mundo hay muchas más personas de las que ustedes creen que comparten este mismo gusto, si no lo creen, entren en alguna página de internet que este provista de buscador y averigüen acerca del tema, les propongo palabras como: “pies” o “fetichismo” y ya se darán cuenta.

En el tema de los pies, también tuve la ocasión de conocer vía chat a un hombre al cual le atraen los pies de hombres, quedando este impactado con las fotos de los míos que una oportunidad le envié, hasta llegó a proponerme conocernos personalmente para luego adorar mis pies, pero nunca nos pusimos de acuerdo debido a mi negativa, no puedo negar que esa fue una influencia en mi para empezar a provocarme el probar en una ocasión unos pies de hombre.

Espero que estas confesiones que acabo de hacer públicas hayan despertado interés en alguna persona, aclaro que no las hice con otro fin diferente a lo excitante que resulta para mi el hecho de que personas desconocidas por mi conozcan ciertas cosas de mi intimidad sexual.

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