Eso era lo que mas quería de todo el mundo. Como cinco empujones mas fue todo lo que necesité para alcanzar la cima. Empecé a eyacular incontrolablemente mientras mi esperma fluía de mis bolas a través de mi estaca a las profundidades de Teresa. Mi clímax accionó el de ella.
Nuestra mesa estaba en un extremo del salón, cerca de una puerta que daba a un corredor, así que era fácil para los que estábamos ahí, salir para ir al baño o hablar por teléfono, sin que lo notara toda la concurrencia, como en otras mesas.
Tenia un novio que estaba obsesionado con que hiciéramos un trio a mi me atraía la idea pero no quería complacerlo en cierta forma solo porque soy un poco mala y que el tampoco lo tenia demasiado claro
Cogí con mi mano derecha todo el abultado sexo de la tía, mientras con la otra conducía muy lentamente. Introduje primero uno luego dos, hasta tres dedos en la caliente y chapoteante raja de la cuarentona.
Apoyé mis tetas encima de la mesa, y de vez en cuando me las acariciaba, se me pusieron los pezones erectos, tanto que se podian distinguir incluso con la camiseta. Él lo noto y empezo a ponerse nervioso asi que segui tocándome las tetas mas a menudo y con mas fuerza. Me levante, me acerque a la puerta y eché el pestillo.
Al subir al avión y cuando estaba junto a la puerta de entrada, observe como una azafata de piel morena con ojos verdes que nos estaba esperando para darnos la bienvenida, no dejaba de mirarme, al pasar junto a ella, su mano rozo distraídamente mi culo, no le di mayor importancia y procedí a sentarme, junto a la ventana que daba al ala izquierda.
Ahora podía tocarme sin problemas. Mi cuerpo fue excitándose por momentos. Cuando iba a llegar a mi clítoris oí la puerta que se abría. Me aterroricé y salí corriendo hacia la cocina para hacer como si estuviera fregando.
Soy alta, no muy delgada, pelo negro sedoso, con buenos pechos, guapa y unas piernas largas, torneadas con hermosos muslos que rematan en un culo respingón, mi carne es dura, cuesta trabajo pellizcarme y mi chocho, oculto por una tupida mata de bello, me hace disfrutar con locura.
Alex nos presento junto con otras chicas, la casa amplia de varias habitaciones, estaba ambientada , las personas (los clientes) eran todos entre 30 y 50 años eran seis en total, las otras cuatro chicas eran de mi edad.
Estamos ya demasiado calientes, así que me dice que le meta la polla ya de una vez, y eso hago, ella sigue en cuclillas sobre mi, y le introduzca la polla lentamente por su ya muy húmedo coño, lo que me hace tiritar incluso.