Sus manos se dirigieron a la cintura de su bañador, pero viendo mi mirada ansiosa se dio la vuelta y se lo bajó enseñándome su magnífico trasero, lampiño como el de un bebé. Estaba deseando verle la polla y esperaba ansiosa a que se diera la vuelta.
Mancharé toda tu carita y esas enormes tetas con mi leche, para luego limpiarme la verga con él y acompañarte hasta que encuentres al baboso de tu marido que seguramente estará esperando por ti en el aeropuerto., para que así pueda él darse cuenta la clase de cochina que tiene en casa, que no sabe ni siquiera tomar un sorbo de leche con proteínas sin embarrarse toda la cara y ropas.
Las dos chicas no cesaban de acariciarse, besarse y rozar sus jóvenes cuerpos, cuando las caricias debido a la excitación tomaron un aire más brusco, una de ellas fue la primera en romper el hielo y dejó deslizarse una de sus manos entre las piernas de la otra, cuando pude observar como esta se estremecía en sus brazos.
Esta se puso cómoda, se tumbó en el sofá apoyando su cabeza en el reposa brazos, mientras subía su pierna derecha al respaldo del sofá y reposaba la otra sobre la mesilla situada a su izquierda dejando así vía libre a todo su flanco central.
Pero ese recuerdo no se acomoda a su imagen actual. Carlos ha crecido de tal forma que su apariencia asemeja la de un fornido vikingo. Muy alto, de espaldas anchas, rostro juvenil, largo pelo rubio atado que cae sobre su espalda y profundos ojos celestes.
Mientras me la follaba le decía que imaginara que lo hacíamos en la playa delante de todo el mundo, esto hacia que se excitara bastante y se corriera, y de que manera, cuando esta disfrutando de verdad suele tener orgasmos múltiples.
Alrededor de dos años que vengo fantaseando con la idea de ver a mi novia (Brenda) ser cogida por otro hombre y que otro hombre tenga la oportunidad de sentir la profundidad de esa vagina.
Puse mi mano en su sexo, y comprobé que estaba muy mojada. Me tumbé encima de ella, y la penetré de golpe, de una vez, metiéndola con fuerza hasta el fondo de su vagina. Me pareció sensacional ese calor húmedo, ese placer intenso..., me puse un poco nervioso, pero en cuanto empecé a apretar, me di cuenta de que aquello iba a acabar muy bien...
Así lo hicimos cogimos nuestros objetos de ducha y nos dirigimos a la misma. Me choco que mi esposa no se pusiera el traje de baño solo una camiseta. Le regañe un poco porque tenia el pubis peludo y me dijo que no le importaba y que con tan poca gente nadie la vería en la ducha.
Estábamos vientre con vientre y mi pene descansaba en su estómago, mamá apretaba mi miembro con su pancita − ¡ay! hijo … pero tu pene jamás descansa … está siempre durito ¿verdad? … como le gusta a mami ¿verdad? … − mamá me besaba y hablaba, mi juventud hacía que mi pene conservara casi en toda su plenitud su erección y ella se regocijaba de esta particularidad mía