Entonces nos dimos bajo el correr del agua un tremendo beso recontra apasionado, lo que hizo que su joven miembro nuevamente esté parado como un mástil. Hicimos el amor parados, entonces se me ocurrió una idea...
Hace apenas unos meses que inicié en el fascinante mundo de la zoofilia con ayuda de un amigo muy especial -a quien le tengo mucho cariño y siempre le estaré agradecida- y de Darky, mi pastor alemán -a quien le tengo aún más cariño...
Mi madre se llama Vanessa, tiene 31 años, ya que cuando tenía 15 quedó embarazada de mi padre y fue obligada a casarse, lo que ocasionó que ese matrimonio no durara para siempre ya que nunca hubo verdadero amor.
Fuimos a ver a la Doctora Felicia. Ginecóloga. Eva no me lo había comunicado previamente, por lo que iba vestida como a Eva le gustaba que me vistiera cuando iba con ella, con buena ropa pero con pinta de putita.
Pétalo comenzó a estrujarse los pechos entre sus manos, no se atrevía a más, por si la sorprendían con las manos en la masa. Incluso pellizcarse los pezones hasta ponérselos tirantes le pareció peligroso.
Todos los besos de despedida estaban dados, todos los consejos, todos los números de teléfono a los que debían llamar en caso de emergencia, pues, exageración paternal o no, nunca se puede dejar a dos chicas tan jóvenes solas en una casa y quedarse uno tranquilo...
Porque yo ya había visto alguno, y su contemplación no me había producido la sensación de unos dedos helados recorriendo mi columna vertebral, ni había erizado el pelo en mi nuca, ni me había dejado la boca seca, como en aquel momento.
Gemía y gemía, al paso de los minutos su vestido se encontraba en el piso y ella solo con su sostén y una tanguita que le hacia juego al atuendo, comencé a besarla desde su rostro, sus oídos, su cuello, sus hombros, mientras mis manos no cesaban de acariciar ese hermoso trasero que tanto me había vuelto loco y que eran motivo de mis mas fervientes fantasías y ahora estaban ahí a mi alcance
Dos hermanas ardientes me entregaron su fantástico cuerpo, una era mi novia y la otra mi cuñada despechada, con un cuerpo que invita al sexo.
Se sentó en la cama para quitárselo, quedando justamente frente a mi verga y yo instintivamente la tome por la cabeza y vi como abría sus ojos y me miraba el bulto que tenia, repentinamente se paro y se quito el baby doll.