No pasaron diez minutos cuando él asomó por la puerta y dijo que llegó para comentarnos que se había excitado mucho en el autobús en el que llegó a la ciudad porque un desconocido creyendo que él dormía le había acariciado la verga y nos mostró como su pantalón mostraba un bulto enorme que se advertía completamente duro.
Supe que había conseguido mi propósito cuando pasé por delante de la portería y en efecto el portero no me quitó ojo además llevaba un tanga lo cual hacía que se notase un poco por lo ajustado del mono. En la puerta de mi casa estaban mis amigas, nos subimos al coche y salimos a quemar la noche.
Yo estaba en el cielo, las sensaciones de mi ano eran maravillosas, nada que ver con las frías hortalizas. Sentir una polla caliente, viva en mi culo me hizo saber que yo había nacido para ser follado... Solo diré que me corrí sin tocarme siquiera, cuando noté como el descargaba su leche dentro de mí, mientras los dos gemíamos como locos.
Aproveché para mirar para mi bota y ver una deportiva Nike inmaculadamente blanca con la marca en amarillo, me encantaba y mi polla debió llegar al límite de sus 17 cm. K empezó con su ritual de ahumarme, fingía interesarse por charlar conmigo para echarme todo el humo que podía en los ojos la nariz y la boca. Tosí y me froté los ojos en un par de ocasiones.
Elena se dedica a los testículos, como despertando al semen de su cuna y acariciándolo a través de la piel dura de los huevos. Yo me deleito sintiendo mi masculinidad acariciada, besada y contenida en todas sus partes, cuatro manos y dos bocas...
Aquella mañana Tania subió a la azotea del edificio a tender la ropa y de paso se sentó a tomar el sol y leer una revista de modas que había encontrado cuando de repente una sombra se posó sobre ella, cuando Tania levantó la mirada vio a un hombre alto, parado justo detrás de ella, con la cara pálida, mirándola de fijo mientras se sobaba mecánicamente su "cosa" extraída del cierre del pantalón.
Esos encuentros se repitieron varias veces, no se con quien el vivía pues nunca vi a nadie y yo si notaba algo extraño, el se cuidaba mucho, mucho y nunca entrabamos a la casa juntos, el iba primero y me dejaba la puerta abierta y después entraba yo rápido.
Fue bajando, por mi cuerpo lamiendo mis tetas y mis pezones, a la vez que sé los metía en la boca y los succionaba o mordisqueaba. Yo estaba paralizada, recibiendo un inmenso placer, el más rico que jamás ningún hombre me había hecho llegar.
No pude hacer nada mas que emitir gemidos de protesta, y como pude, apoye mis pies en sus caderas, y empuje, tratando de sacar su herramienta de mi, pero el cabrón me jalo hacia el con fuerza, y me sostuvo mientras sentía que un liquido caliente me llenaba completamente mi vagina.
Me llevaron a un ginecólogo chino clandestino, y en el sótano de un sucio restaurante me extirparon los ovarios, y con ello mi dignidad femenina. En pago a sus servicios, el "doctor" pudo despacharse a gusto conmigo antes de la operación. Pero esa historia la contaré más adelante.