Últimos relatos gay:

Susana sigue haciendo disfrutar de las maravillas del sexo con una mujer madura

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Ella mientras tanto bajo el cierre de mi pantalón y acariciaba todo cuanto había por debajo del bóxer, levante su pollera muy lentamente, no me pregunten como pero rompí su bombacha y comencé a penetrarla, enseguida se aferró a mí y me abrazo comenzando nuevamente con esos jadeos y gemidos que tanto me calentaban; mi corazón latía presurosamente y mi miembro estaba a full, ella me abrazaba cada vez más fuerte y cuando podía me mordía el cuello.

La sesión de aeróbica

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Cuando escucho el correr del agua, me doy cuenta que estaba en lo cierto. Al volver, retoma el masaje ya no por mi espalda, sino por mis muslos. Recorre cada centímetro con una extraña dureza gentil en su tacto. "Este hombre es un dios" pienso, mientras mi excitación ya rayaba en el éxtasis más desenfrenado. Pensé que si él supiera lo caliente que me tenía, me haría el amor ahí mismo, sin dudarlo.

Diario de Vida I: Sofia

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Me quedé cavilando en lo que había hecho mi hermanita y mientras más pensaba en ello más a gusto me sentía con lo sucedido. El recuerdo de mi instrumento raspando el calzón de Sofía mientras se metía en su grieta me excitó y me vi de pronto tomándome la verga y masajeándola hasta lograr una total eyaculación.

Mi funda para el pene sale de casa

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Un día me contó de su fantasía de una doble penetración, así que le traje mi funda para que hiciera de segundo hombre, de modo que no me la puse en la polla sino que la coloqué sobre un tubo plástico para darle firmeza y se la metí en el coño mientras yo gozaba de su culo.

De como Susana me ensenó los placeres del sexo

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Mis más íntimos y secretos deseos se empezaron a cumplir un Viernes caluroso por la noche: llama Susana a casa y le pide a mi madre que yo la acompañe a su casa quinta puesto que estaba en venta y necesitaba sacar un par de cosas con las cuales quería quedarse... el sábado me pasa a buscar a media mañana y en el camino rumbo a su casa quinta hablamos de casi todo (obviamente excepto el tema: sexo).

Tres chinas

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Noté que Liu se ponía de rodillas detrás de mía y comencé a sentir que una masa carnosa de textura sensual, sus pechos se rozaban contra mis nalgas y subían por mi espalda hasta volver a bajar y luego recorrer mis muslos y llegar a veces hasta las plantas de los pies. La chica alta se puso frente a mí y la Morena puso la cabeza en mis muslos y comenzó a frotar sus senos, flexionando sus piernas, contra mis propios pechos y mi vientre, rozándome entonces los senos con su cara.

La venganza se sirve en plato frio, te cambiará el humor para siempre

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Todos mis compañeros se echaron a reír al ver las contorsiones que yo hacía al venirme y de cómo el Rolo se tragaba todo mi semen como una puta barata... Entonces todos mis compañeros (éramos 10, incluido yo), hicieron lo mismo y en cuestión de media hora, Javier (el Rolo) ya se había tragado todas nuestras corridas...