Su novio, Chencho, su primo y ella tuvieron juntos una experiencia estupenda aquella noche disfrutando del sexo sin tapujos.
Al salir noté bajo la sotana el bien formado y delicioso trasero de la monjita, que aunque no era muy alta, si se manejaba unas formas de reina de belleza, al ponerme de pie ella notó mi erección y se sonrojó, a la vez que observé que miraba mi bragueta con un brillo lujurioso en los ojos color caramelo que se manejaba.
Por fortuna una de mis amigas conocía a uno de sus amigos y la incite a que investigara algo mas de el, me dijo que va seguido a ese bar, que trabaja en el gobierdo y esta casado, ahora mi problema es saber que hacer le hablo, lo busco, se acordara de mi o seré una mas en su larga lista de mujeres satisfechas, realmente no se que hacer.
Acto seguido y como su erección persistía, quité el antifaz a Laura y le mostré a su marido y cómo le sujetaba a sus pezones dos pinzas. Como mi calentura continuaba y se acentuaba, ordené a la mujer que se colocara de rodillas en el sofá e indiqué a Carlos que le humedeciera su culo con su saliva, cosa que hizo al instante.
Mientras chuapaba sendas pollas. Luego uno por uno me probo y yo probé sus encantos. Lo que mas me gusto es que cuando terminaron de acabar los tres y yo estaba todavía a full me dijeron que me lo coja a Gerardo que era el que tenia el mejor culo (el mas grande) Así que el se agacho y se puso en cuatro patas.
Ya sabía lo que vendría luego, y me dio temor: Matías me puso en cuatro y se arrodilló detrás de mí. En efecto, tenía planeado dármela por el culo. Yo era casi virgen de allí atrás, mi ex marido me lo había hecho apenas un par de veces y eso fue hace mucho tiempo.
Primeramente le toco a mi amiga, que es una persona muy simpática, pese a tener mas de 25 años, ella parece una colegiala, con sus senos chiquitos, bajita de estatura, o sea con un cuerpo como de colegiala, que de lejos pareciera que solo tendría unos 17 o 18 años de edad, siempre teníamos problemas con ella cuando íbamos a las discos, por que no la dejaban entrar hasta que enseñara sus identificaciones como mayor de edad.
Madre e hijo son sorprendidos en plena faena por la empleada de la casa, que también participa de la orgía.
Sin mirarlo le contesté: "tanto sol me hace mal, Carlos, me pasas bronceador?". Y fue la primera vez que mis senos impúdicamente se ofrecían a sus ojos y a la caricia de sus manos que con el pretexto de la crema recorrían todo mi busto haciéndome suspirar de voluptuosidad. No veía nada malo en su actitud. Ya había visto mis senos desnudos varias veces espiándome a hurtadillas, con mi complicidad que dejaba puertas entreabiertas.
Claudia permaneció dormida un buen rato y fue despertando entre gemidos y suspiros de goce. Cuando abrió los ojos, sorprendida al darse cuenta de que no era un sueño, no tuve clemencia. Empujé mi caliente aparato hasta el fondo y empecé a empujarla con violencia, masajeando ambas tetas.