Arrodíllate y mámame la verga, me dijo y por fin iba a saber que era meterse la verga de un hombre en la boca, así que primero lo lamí para saber que sabor tenia y luego la metí toda en mi boca y el me agarraba la cabeza haciendo que se moviera de atrás hacia adelante.
Me había hecho montones de pajas imaginando como sería el ver a Raúl follar, pero nunca hubiera imaginado que lo vería mas cerca de lo que nadie lo había visto ni lo vería jamás, ya que en sus sueños se esta follando a su novia pero en verdad era mi boca lo que estaba empezando a penetrar.
Los otros dos profesores en cuestión parecían hermanos, por lo tímido, hasta que los cabalgue y le hice probar una buena hembra, cogidos y cansados, todavía recuerdo sus ojos de satisfacción de probar carne joven y casi profesional.
Seguía siendo lamido, pero no solo mi tronco, también mis huevos les dio unas suaves lamidas que me tenían a mil, finalmente se decidió y lo fue introduciendo en su boquita, hábilmente la fue amoldando hasta poder metérsela toda, mientras yo solo gemía y le decía así chiquito cómetela toda, el magistralmente se la engullía toda y sus labios
A partir de la tercera vez sabíamos todas las poses sexuales inimaginables , sabíamos la practica, esa realidad que supero todas nuestras fantasías de adolescentes, en un momento determinado uno de los seminaristas marcaba en un kamasutra todas las posiciones y variantes
Irene, con la maestría que le caracteriza, le enfundó el condón con facilidad y empezó a recorrer su lengua desde la base hasta la punta del capullo, aunque no tardó en metérsela en la boca.
Una semana después Laura mi hermana llega otra vez enojada diciendo que le robo un proyecto y lo presento y le ascendieron y le subieron el sueldo, y me dijo que si decía al él le iban a creer y a mi no decía mi hermana llorando, claro todo esto sin que mis padres y su novio se enteraran.
También no sabes como me excitaba cuando te hacía el amor en el despacho (te cogía pues) sabiendo que estaba tu marido cerca, a pocos pasos, a pocos metros, prácticamente ante su presencia.
La andaluza, pasada de copas, le contó que esas fiestas clandestinas las preparaba una organización muy poderosa, que gana mucho dinero por conseguirles mujeres bonitas a traficantes de drogas y a turistas extranjeros y que, incluso, muchas veces las fiestas se efectuaban en el exterior.
Arturo en la otra habitación impasible había desabotonado su pantalón y suavemente acariciaba su delgado miembro en un intento por excitarse, mientras contemplaba a la pareja copular.