La deseaba tanto y disfrutaba de cada roce suyo en mi piel... pensaba que iba a volverme loca, me hacía gozar tanto que todo parecía irreal, un sueño hecho por y para nosotras, un cuento de hadas con bello final.
Retomando el tema, nos pusimos frente a frente y manteniendo fijas nuestras miradas y sin emitir palabra alguna, iniciamos el recorrido de nuestros mojados cuerpos; tomando Mirella la iniciativa de ir descendiendo por mi cuello, hombros y llegando a mis salientes pezones que fueron absorbidos y mimados por su mágica lengua; mientras yo tocaba el cielo por el placer que me estaba dando.
Llegamos a la casa y después de ir corriendo al baño - mi necesidad más urgente en esos momentos - nos miramos sonriendo y por fin pudimos fundirnos en un ansiado abrazo y en mil besos que desataban nuestra pasión contenida desde hacia tiempo.
Dicho esto salió de la habitación dando un portazo, así que el angelito porfin había sacado las uñas, me levanté del suelo y me dirigí al baño me vi en el espejo y revise el corte que tenía en el labio inferior pero no solo mi cuerpo estaba roto sino también mi corazón.
No lograba entender cómo era posible que ella no percibiera esta fuerza que a mi juicio invadía todo el ambiente, como no notaba mis miradas a veces casi descaradas, como no percibía mi perfume de mujer en celo que yo expelía en forma permanente y que a menudo inundaba mi oficina sin poder evitarlo.
Se queda sin trabajo y alquila su apartamento a una mujer muy interesada La verdad de las cosas era que la vida se me estaba dando con dificultades, me habían despedido del trabajo por disminución de mi productividad, decía el papel que firmé. La verdad era que yo no había accedido a las reiteradas sugerencias […]
Mi marido estaba chispeante y ya antes de sentarnos a la mesa me había acariciado la nalgas diciéndome un par de palabras soeces, que a el lo excitaban mucho, y haciéndome inequívocas alusiones a las penetraciones que esperaba practicarme esa noche.
En ese momento note que Eva movía las piernas como balanceándose y eso era seguramente porque de alguna manera su cuerpo respondía a la evocación que su mente estaba haciendo de la figura de su hijo descrita por la mujer que ella esa noche había mandado a poseerlo yo trate de calmarla poniendo una de mis manos sobre sus muslos.
Me puse en cuatro, ella se arrodilló detrás de mí y guió el pene de goma hacia mi concha. Me lo hundió de un empujón y lancé un grito. Después empezó a bombear, amasándome las nalgas, las abría y cerraba y empujaba más y más fuerte.
Celia parece vibrar con mi propia frecuencia pues en ese mismo momento acciona los asientos y estos se reclinan extendiendo un lecho intimo en el espacio del coche y ahora si estoy sobre Celia que me recibe separando sus muslos suaves para sentir la caricia de los míos.
Me quité el abrigo de visón para quedarme cómoda, con un suéter muy ajustado, que marcaba la redondez de mis senos y mis pezones, y una minifalda. Me había preparado muy bien para mi primera ocasión.
Con agilidad le saco el bikini y ahora tengo ante mi boca la suavidad infinita de su intimidad abierta para mi, mas suave aún al recorrerla con la aparente dureza de mi lengua, que separa con habilidad su pequeña selva oscura y se posesiona de sus labios perlados de gotas brillantes.
La besé con mucha pasión, haciendo mía su boca. Luego le besé las tetas oprimiéndolas contra mi boca. Comencé a meter su pezón entre mis labios, a lamerlos, a enloquecerme con ellos. La agarraba de la cintura para que se mantuviera firme.
Los chicos quedaron en silencio, se estaban mirando con temor. Si bien hubo varios desacuerdos entre los padres últimamente, éste era peor. Juan Carlos se fue al dormitorio, agarró su valija, al llenó de cosas y fue hacia la puerta de casa.
Recuerdo con las mas atrevidas caricias y el sueño me encuentra entregada a un recuerdo que aunque pasional y agradable tiene la crueldad de una ausencia que nunca deseé.
No dejaría de darte placer, de ver como te mueves, de sentir tus espasmos provocados por mí, de escucharte mientras te hago mía, pidiéndome que siga, repitiendo mi nombre y rogando que no parara,te oiría y me darías mas fuerzas, mas ganas de tenerte, de provocarte, de hacerte llegar a lo mas alto por mis besos, por mis caricias, por mí.
La besa profundamente y luego la hace situarse de cara al cristal. Desde atrás la abraza, acaricia su cuerpo, desde sus tobillos finos hasta su largo y rubio cabello. Juega con él, peinándolo entre sus dedos, disfruta viendo la fluidez y limpieza con que cae, como un riachuelo.
Desde un principio sabíamos que no iba a ser fácil compartir la habitación ya que no nos soportábamos la una a la otra, siempre buscábamos alguna escusa para discutir y ambas competíamos por el mismo puesto de trabajo, pero en este momento me daba cuenta que todo lo que había echo hasta este momento era para vencer la tentación de comprobar si su piel era tan suave
Todo eso me calentó más y empecé a gemir y gritar. La verga de Rafael entraba y salía de mi concha mojada, empujaba cada vez más fuerte. Sus manos me sujetaban por los hombros para que yo no pudiera moverme, me empujaban hacia abajo y así recibía todo el impacto cuando me clavaba a fondo.
Te he visto muchas veces dormir, pero hoy cada vez que te miro me pareces aún más guapa, me gustas más, me atraes más, será que debo estar hoy aún más enamorada de ti que ayer, pero seguro menos que mañana.
La que debutó mas tarde fui yo, que lo hice casi al cumplir quince años, manteniendo relaciones desde ese entonces sin caer en la ninfomanía pero con el gusto de probar de todas las maneras posibles esas vergas de todos los tamaños, de jefes, cadetes, profesores, novios, cuñados...
Nos dimos un beso sensual entre las tres y me propusieron afeitarme mi cosita, yo encantada acepte; me dijeron que habían olvidado el agua, por lo que tuvimos que regresar a su habitación.
Pero cuando pienso en lo que hemos vivido con Marcela, encuentro que lo más excitante y cautivador, mas que lo que hacíamos era lo que nos adivinábamos, porque eso podía excitarnos hasta el éxtasis.
Y se fue abriendo, despacio, y sonreía ahora sabiendo que cada segundo que pasaba iba aumentando mi deseo, ahora era ella la que mandaba sobre mí, la que se tomaba todo su tiempo para calentarme, la que se sabía dueña de la situación.
Atrapo tus pezones entre mis dedos y enseguida se ponen erectos y muy duros, mmm...ahora soy yo quien lo dice separándome un poco de tu boca para poder respirar. Sigo besando y mordisqueando tu cuello y tus hombros mientras aun te cojo los pechos y estoy entretenida en tus grandes pezones, poniéndote con el tacto de mis manos.
Me corrí abundantemente, a la vez que sentía un mareo que nunca antes había sentido y un cansancio fuera de lo normal... Jessy no dejaba de absorberme los jugos, antes de que mi vista se nublara del todo vi como me soltaba, sus ojos tenían un brillo y una mirada diabólica..
Quince minutos mas tarde estábamos de camino hacia las afueras de Madrid, a Sandra la habían metido en el maletero, todavía estaba bajo los efectos del agotamiento, conducía Paula y mientras Tatiana me iba poniendo al corriente de lo que me iba a encontrar.
Aquella noche, aprovechando que desde hacía semanas dormías sin camisón, yo me dirigí desnuda a tu cama mientras dormías. Te bajé las bragas. Tenías que ver la sonrisita de angelito que tenías al dormir.