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Buscando a Mónica III

Buscando a Mónica III

En la mañana de hoy Celia me invitó a cenar.

La relación laboral entre las dos no ha sufrido alteraciones desde que tuviéramos nuestro encuentro erótico en la oficina de Mónica .

Es verdad que con miradas silenciosas y a veces provocativas, parecimos decirnos algo, pero ella no sale de su rol de secretaria y todo el ambiente en la empresa es normal.

No obstante lo anterior y aunque mi cuerpo se siente gratamente complacido por lo que ha pasado entre ambas, es mi mente la que posterga, quizás inútilmente, algunas preguntas que requieren respuesta.

¿ Había existido una relación intima concreta entre Celia y Mónica?

Si esto era asi , ¿Como habían logrado ocultármelo siendo que Mónica vivía conmigo? ¿Es esta la causa que provocó la ausencia de Mónica o en realidad ellas vivían en secreto y era yo la desplazada?

Así las cosas acepte con gusto la invitación pues en esa cena pensaba encontrar las respuestas a mis interrogantes.

Celia está radiante.

Es una mujer que sabe sacar mucho partido de su físico naturalmente exótico, y elige su vestimenta de un modo con el cual logra destacar plenamente los atributos de su figura.

Un vestido absolutamente ceñido a su cuerpo me causa un ligero estremecimiento porque en forma violenta evoco el momento en que yo había recorrido cada parte de su cuerpo.

En el restaurante ninguna de las dos, hace nada por disimular la mutua atracción física y de hecho bebemos nuestro aperitivo tomadas de la mano.

El contacto de su piel ocasiona en mi un placer sereno pero intenso que se transmite a todo mi cuerpo.

Estoy deseando a Celia desde la mañana , cuando me formuló su invitación .

Me sucede con ella algo diferente.

A Mónica la amo , me siento parte de ella y quiero que ella vuelva porque es también parte mía.

Con ella todo es armonía, casi no hablamos ,sabemos perfectamente lo que desea cada una de nosotras, como y donde encontrarlo y no es posible para mi concebir una felicidad mas completa y por eso sé que volverá.-

Con Celia ha sido distinto, ella crea en su entorno una especie de ambiente atractivo dirigido hacia ella y que resulta difícil resistir una vez que uno lo ha experimentado.

De hecho durante toda esta semana cada vez que entraba en mi oficina me daban unos deseos locos de abrazarla, su figura me parecía deseable en cada momento, varias veces debí luchar contra mi deseo de seguirla hasta el cuarto de baño, y sentía latir mi intimidad cada vez que ella me hablaba, pero supe reprimir este deseo, porque aparte de unas sonrisas confidentes, Celia no realizo otra manifestación que diera pie a desencadenar un encuentro.

Ahora, sin embargo, es más que evidente que se ha arreglado para mi.

Por lo demás yo hice otro tanto de modo que en el restaurante , estoy mas que segura que ella esta ardiendo como yo y la noche esta recién comenzando.

Celia es directa conmigo al decirme que el día en que Mónica desapareció hacia ya tres semanas que mantenía una relación erótica con ella.

En ese momento recordé que fue Mónica quien me recomendó a Celia como secretaria, pero soy sincera en decir que jamás sospeché esa de relación entre ellas.

Celia continua contándome que a Mónica la conocía desde el colegio, pero que habían dejado de ser amigas justamente a partir de un encuentro intimo que habían tenido en un paseo a la playa en que Mónica se había sentido atraída por ella pero que no le había resultado agradable y prefirió romper la relación.

No había vuelto a verla hasta el momento en que cinco años después ingresó a la empresa, donde encontró a Mónica convertida en la mujer sensacional que era.

En ese momento había lamentado profundamente haberla rechazado y se dispuso a recuperar el tiempo perdido.

Me dijo que Mónica parecía no acordarse de lo sucedido, de modo que ella había decidido tomar la iniciativa.

Como primera medida convirtió a Mónica en su consejera en materia de ropa íntima ,de modo que diariamente, en el cuarto de baño o en la oficina de Mónica cuando tenían oportunidad,ella se mostraba en ropa intima a Mónica y la incitaba a que le mostrara la suya.

Que cada vez que hacían esto Celia se excitaba drasticamente hasta que un día sin soportar la presión interna se abrazó a Mónica para besarla comprobando que ella respondía plenamente a sus besos.

Extrañamente, lo que Celia me cuenta no desencadena en mi ninguna ola de celos sino que una excitación creciente, de modo que me acerco cuanto puedo y acaricio con deleite uno de su muslos,lo que no es difícil dada que la pequeña falda de Celia permite eso y mucho más.

Sus palabras me hacen entender perfectamente que ella se sintiese subyugada por la figura deseable de Mónica y de alguna forma me hace revivir todo lo que yo había vivió con ella.

Mientras la acaricio, Celia me cuenta que días después de ese encuentro, ella le había pedido a Mónica que la acompañara al pequeño cuarto que hace las veces de bodega de materiales de oficina de la empresa y cuya única llave siempre ha estado en su poder.

Había sido en plena jornada de trabajo , porque nunca se vieron en otro lugar.

Habían bajado apresuradamente las escaleras tomadas de la mano y una vez dentro del cuarto se besaron con locura.

Toda la pasión que habían acumulado desde que se besaron en el cuarto de baño parecía querer salir con violencia se buscaron desesperadamente bajo las faldas para acariciarse sin recato , sin miedos y sin pausas, se buscaron sus sexos entrando en la intimidad de los pequeños calzones, traccionandolos hasta romperlos , y lograron morderse alternativamente los pechos casi hasta el dolor mientras sus manos presurosas buscaban los placeres profundos de cada una y no habían tenido reposo hasta que Celia había sentido en sus dedos los latidos sincrónicos de los orgasmos repetitivos de Mónica.

El relato de Celia describiendo el comportamiento intimo de Mónica que yo tan bien conocía, ha hecho estragos en mi vientre.

Estoy latiendo en forma desbocada y siento unos deseos urgentes de ir al cuarto de baño , pero estoy como adherida a los muslos de Celia que ahora están separados y en la penumbra del local puedo acariciar su mata de pelos por sobre sus calzones que están generosamente húmedos.

Ya no hay misterios acerca de lo que ha de seguir .

Pagamos la cuenta y en silencio abandonamos el local tomadas de la mano.

Ella aprieta la mía con fuerza y me lleva hasta su auto, esta claro. Iremos a su departamento, la noche nos espera.

Celia conduce lentamente.

Yo he subido su falda hasta la cintura y beso sus muslos, embriagada por el perfume que emana de su sexo ardiente.

Hemos llegado al estacionamiento subterráneo casi en penumbras, Celia apaga el motor del automóvil y luego se vuelve hacia mí para abrazarme.

La besó como he estado deseando besarla desde que había comenzado su relato en el restaurante , su lengua me busca y se hunde en mi boca y locamente se enlaza con la mía

La suavidad de su boca me enloquece, mis manos recorren sus muslos y siento la necesidad imperiosa de estar sobre ella .de sentir mi cuerpo pesando sobre el suyo.

Celia parece vibrar con mi propia frecuencia pues en ese mismo momento acciona los asientos y estos se reclinan extendiendo un lecho intimo en el espacio del coche y ahora si estoy sobre Celia que me recibe separando sus muslos suaves para sentir la caricia de los míos.

Mis manos se deslizan sobre sus calzones delicados. y mi vientre siente el palpitar del suyo así como un reloj sincronizado con el mío y entonces le digo:

-Me gustas , como me gusta Mónica, ardo , como ardo con ella, deseo tenerte, como la he tenido a ella, quiero entregarme a ti , como me he entregado a ella, quiero que me poseas como ella me posee, quiero tu sexo , como deseo el de ella, quiero estar dentro de ti como en su interior y quiero que te hundas en mi para que te encuentres con ella.

Le digo todas estas cosas, con una pasión devoradora, sintiendo cada centímetro de su piel aunque estamos aun vestidas y mi vientre comienza a palpitar sobre ella, y la tensión infinita allí en mi centro comienza a liberarse y siento que un liquido hirviente me abandona , y recuerdo que durante larga media hora evité ir al baño y ya no puedo evitarlo y mi orina empapa ahora tímidamente mis calzones y luego con mas intensidad y me estoy vaciando en mi y en Celia, y ella lo siente y me dice.-

-Te estoy sintiendo … Magda … te estoy sintiendo y me gusta.

No soy dueña de mi y solamente siento ese rio caliente que me abandona y ese líquido intimo bañando los muslos de Celia y los míos y toda nuestra ropa intima esta empapada y las dos llenas de una tibieza incomparable y prohibida que inunda entero nuestros muslos,nuestros sexos y ya nada nos importa porque hemos entrado en la intimidad a la cual solamente Mónica había tenido acceso.

¿Qué te ha parecido el relato?


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