Me sentía en el paraíso, ella me había traído un regalo, un regalo muy espeso, empecé a lamer los labios de su vulva y el sabor de la esperma de él golpeó el fondo de mi garganta, era increíble saborear el jugo de su amante dentro de su concha.
Desde hace tiempo he tenido contacto muyy de cerca con un primoo bueno no es que me gusteee el incesto lo que pasa es que el me gusta a mi y desde ese momento hee agarrado una curaa con los de mi familia
Yo quite mi mano de allí y comencé a bajarle el vestido y la fui desnudando hasta poder ver sus tetas que me volvían loco, cuando lo hice comencé a pasar mi lengua desde su base hasta llegar a su pezón y cuando tocaba este notaba como se retorcía estaba realmente muy caliente y a mí me estaba poniendo igual, estuve largo rato chupando sus pezones y mientras lo hacia entre mi mano entre sus piernas acariciando su coño
Cuando ya mi pene se perdía en su ano, empecé a bombearla, ella gritaba como una loca, yo cada vez lo hacia mas fuerte y ella me decía que más, y yo ya no podía, mis huevos chocaban con sus glúteos dos veces cada segundo.
Una vez que Juan terminó de recibir la mejor mamada de su vida de mi adorable esposa, la ayudó a levantarse del piso y le dijo que fuera a lavarse, limpiarse los dientes y arreglar su maquillaje y le dio instrucciones de alcanzarnos en la recámara.
Empecé a mordisquearla y a chuparla con tanta pasión que estuvo a punto de correrse... pero no, la saqué rápìdamente y paré el movimienteo bruscamente agarrándolo fuerte por los cojones -aún no habia llegado el momento- .
Desde ahí se podía ver el interior de los salones a través de unas persianas que cubrían las ventanas. Probablemente fueron diseñadas para que los meseros y ayudantes de cocina pudieran ver cuando se requería de sus servicios sin tener que entrar a los salones.
Siempre lo último que hacía era revisar las pantaletas de Linda, normalmente las que había usado ese día estaban en la parte superior del canasto de la ropa sucia, pero no esa noche, tuve que rebuscar en el canasto entre toda la ropa para encontrar a mediación la tanga negra que yo había visto que ella llevaba ese día.
Comenzó a moverse como nunca la había visto, y a desprenderse de su minifalda hasta los tobillos; no hacía pausas como teniendo prisa por llegar a donde fuese: se quitó el top, el sujetador, las medias y las braguitas; quedándose solo con los zapatos de tacón.
En la reunión que mantenemos los directivos cada semana siempre acabábamos igual, escuchando las fantasmadas de nuestro compañero Gonzalo, el jefe de personal, a quien le gustaba alardear de todo, de una gran casa, de un potente coche y sobretodo de ligoteo, presumiendo de poderse follar a todas las mujeres que se le antojen, siempre haciéndose el machote, con un gran aparato y con una gran capacidad para llevarse a la cama a cualquier hembra que él desee...
En algún momento nos cruzamos con Monica en la cocina y ella acarició suavemente mi mastil al pasar, con lo que casi me corro sobre el pantalón (hubiese sido un verdadero papelón), el hecho que ni Claudia ni Raul se dieran cuenta de la situación alimentaba de sobremanera mi morbo.
Unos diez minutos estuvo Marta lamiéndome el capullo, golpeándose los labios con mi polla y mirándome a los ojos (que cosa mas linda es que te miren a los ojos cuando te la están chupando) hasta que la inste a que se levantara, se sentara en el sofá, me tomara en brazos y me diera de mamar como a su bebe (creo que ese día la nenita se tuvo que merendar un biberón).
La marca del bikini en contraste con el intenso bronceado del resto del cuerpo junto a las gotas de agua que le corrían por el canalillo ejercieron de imán de forma que no pude apartar la vista de sus senos.
Mientras mi esposa estaba en el cuarto, yo fui a la cocina con la excusa de que quería tomar un vaso con agua. Al llegar ahí la vi subida en una silla limpiando, así que me acerqué disimuladamente hacia donde estaba ella y me puse detrás para ver debajo de su vestido.
Mirándolo fija y coquetamente mientras sorbía un poco del trago que sostenía entre mis manos, crucé muy despacio mis piernas dejándolas algo levantadas y estiradas elegantemente una encima de otra en forma diagonal…
Esta puerta estaba entreabierta y pude observar lo que allí ocurría: Allí estaba Sonia y un hombre que yo no conocía, ella estaba sentada en la taza del wáter y él de pie frente a ella con su enorme rabo fuera del pantalón.
Estaba impresionante, llevaba una camiseta con un señor escote el cual dejaba a la imaginación muy poco dejando incluso a la vista una pequeña sombra de la aureola del pezón lo cual la hacia parecer muy potente...
Fuimos todos a cenar, y a las 11:00 más o menos, nos decidimos a dar una vuelta por los bares de la zona para tomarnos unas copitas, y así lo hicimos; pero la diversión con las amigas duró poco, porque a las 1:30 tenían que estar en casa para fichar...
Y ahí estaba yo en el auto, esperando, como un colegial de secundaria nervioso, la verdad es que no sabía hasta donde podía llegar con ella, Lu me había dado a entender que quería todo conmigo pero yo no estaba seguro, igual y a la hora de la hora me dejaba con un palmo de narices y la verga dura.
Las dos iban sobrias y me pidieron si no me importaba dejarlas en su casa ya que sus respectivos, grandes amigos nuestros también, estaban en un estado próximo a la inconsciencia, cantando a voz en grito y abrazados entre si la canción de moda.
Entramos cautelosamente tratando de no llamar la atención de algún que otro vecino y una vez adentro, ese olor a encierro me hizo excitar tanto que mi verga pronto se llenó de sangre y estaba tan dura como el bastón que usaba mi abuelo.
Carolina hizo algo previsible, se agachó con la excusa de mirar algo que había en un estante, yo iba con el carrito de hacer mercado un poco atrás, había dos muchachos que estaban poniéndole etiquetas de precios a los productos, y pude oír cuando uno le dijo al otro: Marica, mire como está esa vieja de buena, y vio cuando se agachó, se le vio la cuca, no tiene calzones...
Ya en la camioneta ella me comentaba que las medias le estaban cortando ya que estaba acostumbrada a usar pantimedias a lo que en seguida me contesto que si podía manejar mientras ella se las quitaba, inmediatamente se detuvo y me pase al asiento del conductor y ella a la parte trasera para cambiarse las medias
Un punto importante es que sea buen conversador, pues de igual manera es incómodo no tener nada que decirse luego de tener relaciones, aunque es cierto que mientras menos se hable más se gozaría.
Puesto que mi esposo no estaba de viaje le dije que volvíamos a tener una cena pero en lugar de departamento era con un reducido número, a él no le extraño pues estas cenas de 'petit comité' eran habituales y lo único que hizo fue decirme que no volviera tarde pues al día siguiente debía madrugar.
Después de eso pude ver que Nazareno se había abierto la bragueta y estaba masturbándose. Puesto que tengo muy mala vista no pude observar el tamaño de su miembro. Igualmente me enloquecí al verlo haciéndose eso.
Nos fuimos al baño donde había una bañera redonda, la llenamos de agua caliente y una vez llena ellos se sentaron en el borde y yo desde dentro me puse a chuparles sus penes hasta que se corrieron en mi cara.
Le doy un ultimo beso de despedida y medio de agradecimiento por una noche tan erótica, y salgo corriendo a mi oficina, agarro el portafolios, apago la luz, y bajo directamente a mi coche que estaba en el estacionamiento, de abajo.
Héctor todavía tenia su pija dura y lista para penetrar, el se movía por el cuerpo de mi mujer con una destreza increíble, en un momento ya tenia la grandísima pija en la cara de caro y le daba vergazos en la cara, ella reía e intentaba agarra ese vergajo con la boca pero era demasiado grueso, así que se ayudó con una de sus manos y se lo engulló difícilmente hasta casi la mitad, el se movía rítmicamente y de vez en cuando se la sacaba para darle mas vergazos en la cara y el cuello, ella reía a carcajadas y volvía a coger el vergajo para engullírselo.
Ella, que sabe lo mucho que me excito al verla con esa ropa, le puso la guinda al pastel, cuando, ya en el coche, se acomodo la falda al sentarse y me mostró, la muy picarona, que esa velada llevaba puestas sus braguitas negras de cordón mas finas, aquellas que apenas si le tapan nada por delante, y absolutamente nada por detrás.
La agente, con una sonrisa satisfecha, se tomo con bastante tranquilidad lo de ponerse la camiseta de nuevo, mirándonos con cierta insolencia mientras se abrochaba los botones. Sin importarle nada, al parecer, que tanto su compañero como yo vieramos de nuevo sus pechos desnudos...
Los otros dos se quedaron parados con una risita nerviosa, como no sabiendo si era de cachondeo o era verdad lo que acaban de oír, pero yo me encargué de aclarárselo quitándome mi camisa y el pantalón, quedándome en pelotas delante de tres tíos.