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Acompañe a mi esposa al ginecólogo y me lleve la sorpresa y los cuernos mas grandes de mi vida

Acompañe a mi esposa al ginecólogo y me lleve la sorpresa y los cuernos mas grandes de mi vida

Mi esposa y yo tenemos un matrimonio sin muchos contratiempos, ni grandes historias, vivimos en Montevideo, y no tenemos problemas económicos.

Mi mujer me pidió que la lleve al medico porque tenia algunos dolores y de paso, hacerse una revisación de rutina.

El hecho de acompañar a mi mujer a su visita a un ginecólogo, me llenaba de excitación, sabiendo que tendría que desnudarse delante de otro hombre.

En la sala de espera, colgada de mi brazo, mi hermosa esposa, Andrea , es una típica argentina descendiente de Italianos, suizos, y algún gaucho con sangre india, es una bella morena de ojos claros, delgada y alta con muy buenos pechos, y un culito chico pero redondito, que se viste muy conservadoramente, tiene 32 años muy bien llevados, gimnasio mediante, es profesora de ingles en una escuela secundaria y tiene un carácter muy fuerte, es bastante antigua en el tema del sexo y es difícil hacerla calentar.

Viste siempre muy sencillo y nada llamativa, pero me excitaba mirando sus pechos que se dejaban entrever abultados abajo del pullover, por abajo llevada un vaquero ajustado que le hermoseaba sus caderas, su culo y sus hermosas piernas, en sus pies unas sandalias con tacos, que la hacían casi mas alta que yo, y en sus tobillos unas pulseritas como esclavas, que hacían ruidito cuando caminaba.

Acababa de entrar al consultorio una mujer rubia muy hermosa, y yo me ratoneaba imaginándola desnuda y en la camilla esperando la revisación del medico, le hice un comentario a Andrea sobre ella y el doctor, y ella me respondió, cállate vos, siempre el mismo morboso, yo le hacia algunos arrumacos y ella me agarraba mas fuerte apretándome el brazo como buscando refugio.

El Medico era un tipo alto con unas manazas y dedos larguísimos, de unos 38 años aproximadamente se ve que tenia muchas pacientes gracias a esos dedazos, no me los imaginaba dentro del chocho de mi esposa, y pensaba que dentro de poco tendría la posibilidad de verla gemir de dolor.

Nos toco el turno, y pasamos adentro del consultorio, yo me senté con vista a un pequeño biombo, y detrás de un divisorio de plástico traslucido, se veía la camilla ginecológica, la habitación tenia una ventana que estaba cerrada y un respiradero en la parte de atras a la altura de los marcos.

Mi esposa estaba nerviosa pero también la note excitada, imaginando lo que le iban a hacer, sus ojos verdes brillaban mas que otras veces y me miraba como con compasión, como si me estuviera a punto de engañarme o pasarme el cuarto como decimos acá.

Después de los saludos, y comentarios triviales de siempre, algunas preguntas sobre la salud de mi esposa y los síntomas que podría tener, le dijo que la tendría que revisar y le indico que se desnudara detrás del biombo, yo disimuladamente me corrí para atras para disfrutar viendo como el magnifico cuerpo de mi mujer, iba quedando sin ropa, se quito los pantalones y la parte de arriba, y quedo en corpiño y una minúscula bombacha, la que se le metía por la raya de su culito y me volvía loco, era un juego de lencería negro con bordes de encaje, que me quitaba el aire, salió de atras del biombo, preguntándole al medico si estaba bien así, éste levanto los ojos y quedo alelado, pero reacciono enseguida y le dijo, que no, que se sacara todo, y mi mujer algo avergonzada dudó un poco, volvió atras y se empezó a quitar el brassier, soltando sus tetas magnificas, que ya tenían los pezones duros por los nervios y la excitación, a mi se me empezó a parar viendo las aureolas y sus formas perfectas, se sacó la tanga, agachándose con el trasero hacia a mí, mostrándome sus nalgas y largas y entornadas piernas, que eran su orgullo, y un lunar en el cachete izquierdo del culo, deslizo la tanga por sus piernas y las pulseritas de los tobillos hicieron ruidito.

Póngase la bata verde, dijo el doctor, mirándola por arriba del biombo, yo la podía ver, vestida solo con una cadenita en su cuello y las pulseritas en sus tobillos era una imagen angelical, la cara de Andrea denotaba temor, y realmente estaba alterada, el medico, al notarlo, le dijo que se tranquilizara, que lo que le iba a hacer duele y molesta pero que pasa rápido y mientras menos piense en eso, lo iba a soportar mejor y le pasará mas rápido.

Mi mujer se puso la bata verde y salió de atras del biombo y se acercó a la camilla, que ya me quedaba un poco fuera del alcance de mi vista, el medico le dijo, que se acueste y ponga los pies en los apoyos, con lo que quedaba completamente expuesta y con su coñito depilado a la vista, pero no la mía, yo me estiraba para poder observar, mi mujer juntó las rodillas y se cubrió todo lo que pudo, yo podía verle las piernas por debajo de la bata y sus nalgas que se aplastaban contra la camilla, el canal oscuro de su pelvis y el pliegue de su cola donde empiezan las piernas, lo que me acentuaba la erección.

Mientras el medico, se acercó y buscaba unos guantes finos de goma casi transparentes, se los colocaba, con las manos hacia arriba, mostrando sus enormes y largos dedos, a ella ese gesto la hizo aterrar y cerro los ojos para no ver, él le agarro las rodillas y se las separó, y se paro entre sus piernas para empezar a trabajar en su coño.

Alcancé a ver la cara compungida de Andrea, al sentirse completamente abierta y a merced de él

El médico tomo un pomo de agua y le tiro agua en su pubis, y luego se lo secó, – tiene irritado y un principio de hemorroides en su ano, le dijo, – si, me arde le dijo mi mujer, -le pondré una pomada, que tomo y le dijo – póngase boca abajo y en cuatro patas en la camilla, mi mujer se dio la vuelta, obedeciendo, entonces él le levanto la bata descubriendo un culo blanco y redondo como para desfallecer, le colocó la pomada lentamente, rodeando su agujerito e introduciéndole un poco su dedo a lo que Andrea frunció su cara y elevo la cabeza en gesto de dolor, me arde mas todavía insistió, y el medico estuvo un par de minutos masajeándole su entradita posterior, luego le metió un dedo entero, y lo flexionaba y lo movía en círculos adentro de su culo, como buscando algo, ella, gritó y se movía tratando de quitarse el dedo, y él le dijo, -quédese quieta porque sino es peor- yo me excité de sobremanera y me corrí para ver mejor, en ese momento el medico reparó en mí, y mirándome fijamente, se dio cuenta de mi estado de nervios, y me pidió si me podía retirar porque, haría mejor su trabajo sin tener la presión del marido de la paciente, mirando la terapia invasiva que le iba a hacer a la esposa. Yo quedé paralizado, no quería perderme el espectáculo, pero estaba realmente sobreexcitado, me salvó mi esposa que le pidió, -doctor dijo casi lloriqueando, -déjelo que se quede , quiero que este conmigo.

Entonces el médico dijo está bien, y termino la exploración de su ano.

Cuando se alivio un poco la hizo ponerse como al principio, él se dio vuelta, se cambio los guantes, de nuevo exhibiendo sus dedos en alto y tomó un aparatito de plástico de la vitrina, se dirigió a la camilla y lo coloco delicadamente en la entrada de la vagina de mi esposa y de a poco se lo fue introduciendo en el coñito, mi esposa gimió, – le duele mucho preguntó. – Si me duele- yo corrí la silla donde estaba sentado para acercarme más.

Al sentir eso el médico, me miró nuevamente y me dijo, – mire voy a tener que insistir en que se retire así puedo continuar con normalidad. Esta vez mi esposa no puso objeción.

Muy perturbado, tuve que retirarme, y cuando se cerro la puerta, me quede solo en la sala de espera, con una angustia en el pecho y en un estado de incontrolable excitación, me perseguía la imagen de mi mujer dentro de esa bata, y sabiendo que no tenia nada debajo, y encima encerrada con un hombre que la tenía totalmente a su merced, no sabia que hacer, desde el consultorio sentí mas gemidos de mi esposa, lo que me volvía loco, alcance a sentir la voz del medico pero no pude descifrar sus palabras, así durante un largo rato, trate de escuchar e imaginar lo que le estaba haciendo a mi esposa, seguían los gemidos un poco mas fuertes, y pegue la oreja a la puerta, para sentir mejor, la ansiedad me torturaba, me imaginaba miles de fantasías, en eso veo a una mucama que sale por una puerta del pasillo de atras, puerta que seguro daría a un cuarto atras del consultorio, pensé que escucharía mejor y no correría riesgo de que viniera alguna otra paciente a la sala de espera y me frustrara la posibilidad de por lo menos oír lo que pasaba adentro.

Me levanté y me fuí hasta el cuarto ese, abrí la puerta, entre, me encerré y comprobé que se escuchaba todo lo que pasaba adentro con mi mujer, que ya se había calmado y hablaba con el medico, diciéndole que le ardía el ano, y la pomada le daba mucho calor, el medico le contesto que ya le iba a pasar, que después le haría un tratamiento especial.

Yo me pregunté porqué se oía tan bien y me di cuenta que el respiradero que había visto en la parte alta y posterior del consultorio daba a este cuarto, y estaba abierto, por lo que me subí a un tacho que había y mire por el respiradero, la vista era magnifica, me llene de alegría y excitación, el medico trabajaba en el coño de mi mujer de frente a mi, y en la camilla delante de él podía ver la cara contraída de Andrea por la molestia que le producía lo que el medico le hacia dentro de su vagina, aunque me pareció que también lo estaba disfrutando, también podía ver el resto del cuerpo de mi mujer cubierto por la bata solo en la parte de arriba, le podía ver el coño y la mano del medico manipulando el aparato de plástico adentro de ella, le acariciaba la panza con la otra, cuando le sacó el aparato, note un gesto de alivio en la cara de mi esposa, pero también de desazón, como la gata Flora, pensé, si se lo ponen grita y si se lo sacan llora.

-Abrase la bata que le voy a hacer un examen de mamas- le dijo el médico, a mi mujer se le puso la piel de gallina, entonces el médico al ver que no reaccionaba, le abrió los bordes superiores de la bata poniendo sus hermosos senos al descubierto, y yo, como el médico, podíamos admirar su magnifico cuerpo completamente desnudo, ella ruborizada, trato de cerrar la parte inferior de la bata, tapando su pelvis, pero por la posición de sus piernas con las rodillas levantadas, la bata se deslizaba hacia abajo, y la dejaba expuesta totalmente, tranquila le dijo al notar, la piel tensa y los pezones duros, mientras le empezaba a masajear sus tetas, perfectas que le cabían justo en su mano, yo pensaba en como lo estaría disfrutando el maldito, la cara de mi mujer ya denotaba una marcada excitación y empezó a gemir pero de placer me pareció, ya que antes le habían estado trabajando el coño y el culito. El medico tenia ya un abultado paquete en su entrepierna alcancé a notar, mientras le masajeaba las tetas con las dos manos, sin los guantes, rozo varias veces el bulto contra el costado de mi esposa, le agarro los pezones y tiro de ellos, observando como volvían a su lugar, mi esposa ya no daba más de placer según yo lo veía en su cara y se tocaba disimuladamente la entrepierna, el medico al darse cuenta, dejo de masajearle las tetas y le dijo que le iba a hacer un tacto, dándose cuenta de la mojadura en sus labios vaginales que brillaban.

Andrea, ya no intento taparse y se quedo expuesta, el medico, en forma adrede sin los guantes, le empezó a meter un dedo en su vagina, y con la otra le acariciaba el interior de sus muslos, y frotaba su clítoris, con la clara intención de excitarla hasta donde pudiera, la cara de mi esposa era la imagen del placer, su cabeza hacía un vaivén de un lado a otro como buscando un alivio a su calentura, sintiendo ese dedo que entraba y salía repetidas veces y que se retorcía dentro de ella, entonces el medico le introdujo otro o sea los dos a la vez, ella pego un grito tremendo, retorciéndose en la camilla, pellizcándose los pezones, a lo que el medico se le acerco ofreciéndole el bulto, mi esposa le agarro el pantalón, y le empezó a buscar la pija, cuando se la sacó, estallando enfurecida, pudo admirar un tremendo pedazo de carne con una cabeza desproporcionada, mientras seguía sintiendo los dedos abriendo y revolviendo su vagina, mi esposa tomo el pene descomunal y lo empezó a acariciar, pero el medico la obligo a llevárselo a su boca, como no le entraba, le lamia los costados, y en un esfuerzo pudo abrir su boca, dilatando los labios e introducírselo chupando la cabeza lentamente como si fuera un chupetín, el medico empujaba y se lo metía hasta la garganta solo aflojando cuando veía que ya no podía respirar, empezando un mete saca por la boca descomunal, yo estaba que no daba más, la visión de mi hermosa mujer con ese pedazo en la boca, me había hecho tener una eyaculación, mi esposa siempre se negó a practicar el sexo oral, aunque logré que algunas veces me lo hiciera, no lo hacia con el gusto y el entusiasmo que estaba poniendo ahora, chupaba, lamia y le pasaba la lengua por la punta como una experta.

Una tremenda duda se me cruzó en ese momento dándome cuenta de la vejación que le estaban practicando a Andrea, se me cruzo la idea de ir a protestar y detener ese acto, pero la excitación y mi voyerismo pudo más. Mientras tanto, Andrea tuvo un orgasmo gracias a los dedos que seguían revolviendo su vagina.

Luego el medico saco un dedo de la vagina y lo empezó a introducir el el ano, que se empezó a dilatar con los jugos de la vagina, mi esposa pegó un respingo al sentirlo, y grito, me ardeeeee, el medico le dijo y te va a doler más, puta.

Así con un dedo en cada agujero tuvo su segundo orgasmo, mientras el medico le llenaba la boca de semen , que se le escurría por las comisuras de los labios, Trágatelo todo, puta, le dijo, te va a hacer bien, le grito el medico, ella haciendo arcadas trago todo lo que pudo y el resto se le derramo por su cuello y sus pechos.

Luego de esto el medico la levanto y la sentó, besándola en la boca, revolviendo su lengua dentro de la boca de ella, a lo que ella le respondió con un abrazo y un beso de lengua muy entusiasta.

El la acostó nuevamente y empezó a besarle sus pechos y morderle los pezones, mi mujer mientras tanto le masajeaba la pija para que se vuelva a endurecer, !!!Quería más pensé.!!!! En eso sonó el teléfono, el se volvió y fue hasta el escritorio atendiendo la llamada, dejando mi mujer gimiendo, sentí que le decía con esa vocecita dulce pero apagada que a mi me gustaba tanto – no te vayas volvé, quiero más, mucho más, -Hola dijo el, en el teléfono, estoy atendiendo, pero venite que tengo una mina que esta reemputecida y con la pija mía sola no le va a alcanzar, fíjate cuando vengas si el marido esta en la sala de espera, pobre boludo no sabe la cogida que le estoy dando a su mujercita, que esta rebuena, dale te espero-. Regresó al borde de la camilla, mi mujer se había puesto de costado, y se acariciaba su clítoris, entonces él mirándola fijamente, se dio cuenta que estaba para cualquier cosa, – que buen culo tenes, déjame que te lo voy a destrozar le dijo, y así te volverás la mejor puta.

Nooo dijo mi mujer, por ahí no, la quiero en mi concha, dijo al ver la enorme pija endurecida nuevamente, en eso entró otro hombre, pensé que era el del teléfono, cuando lo vi casi me caigo, era un negro descomunal y feo, -Hola Jair dijo el medico, ahora probaras una putita insaciable.

Se dio vuelta hacia mi esposa y le dijo – Andrea este es Jair un medico residente Africano , que esta terminando su preparación en esta clínica, ella lo miro con los ojos inyectados por el deseo y no dijo nada.

El negro al ver a mi esposa desnuda y ansiosa de ser cogida, se empezó a desnudar y se puso parado al lado de la camilla en la parte de adelante, al alcance de la cabeza de mi esposa, cuando se bajo el slip apareció un miembro monstruoso, largo y con la cabeza mas clara, que inmediatamente busco la boca de Andrea, que la empezó a chupar de costado hasta introducírsela en la boca, pudo porque todavía no estaba endurecida del todo, pero empezó a hincharse y la boca de ella se inflo como un globo mientras el negro, la empujaba y la sacaba repetidamente, el medico mientras estaba introduciéndole el pene en su vagina, que a pesar de lo mojada que estaba, no alcanzaba a dilatarse, y ella gemía y se sobresaltaba del dolor, yo estaba extasiado viendo a mi mujer con 2 pijas en su cuerpo, la vagina empezó a engullir a la enorme pija del medico de apoco, y el la metía hasta la mitad y la sacaba, y así fue introduciéndola mas adentro, en eso mi mujer que se había sacado la pija del negro de la boca y la estaba masajeando entre sus pechos, dijo, -por favor, metemela toda, a quiero que me llegue hasta el fondo, con mi marido nunca me llega. Entonces el medicó se la metió toda de un solo empellón, Andrea soltó un aullido de dolor, y gemía sin parar, gritaba mas , mas, a lo que el medico la taladraba se la sacaba y la frotaba en su entrada y luego violentamente y de un solo empellón se la metia entera hasta el abdomen, pensé, y bombeaba a una velocidad increíble, mientras le decía al negro – viste, como son estas minitas, muy conchetitas ellas, pero cuando le tocas sus puntos débiles y ven una pija que les gusta, no hay con que conformarlas.

El negro mientras la manoseaba y restregaba su negra pija por todo su cuerpo, su cara, y su hermoso pelo. A la vez el medico le rompía la concha, le empezó a meter dedo en el culito, y mi mujer se estiraba cada vez que el enorme dedo avanzaba un poco mas adentro suyo.

De repente el medico dijo, te voy a llenar la concha, y empezó a eyacular, ni se tomo el trabajo de hacerlo afuera de su vagina, y le dijo – mejor si te dejo embarazada, así te tengo de clienta y te puedo coger un montón de veces más- En tanto ella sentía la cascada de esperma hirviente dentro suyo, y se arqueaba y gozaba como enloquecida y obnubilada con las caricias del negro buscaba algo más, el medico le saco la pija y la hizo levantarse y bajarse de la camilla, mientras estaba parada, la magreaban entre los dos , pellizcando sus tetas, y amasando su culo, restregándose los dos contra su hermoso cuerpo y disfrutando de su piel, el negro se acostó boca arriba en la camilla y su pija ya endurecida se elevaba como un obelisco, el medico le dijo -Andrea subite y cabálgalo, a lo que mi mujer obedeció, se subió arriba del negro, sus pulseritas en los pies seguían haciendo ruido, y se coloco encima de la enorme pija, yo no podía creer esa escena, viendo el blanco cuerpo desnudo de mi mujer que contrastaba con la negrura del cuerpo tendido en la camilla, casi se tuvo que parar para colocarla en su entrada y aunque ya tenia la vagina dilatada, tuvo que abrirse mas y ayudarse con las manos abriendo los labios de la concha para dejar entrar la pija del negro mas gruesa y mas larga, de a poco y muy lentamente fue entrando y cada centímetro que se introducía, le provocaba un espasmo de dolor y placer a la vez, sacudiendo su cabeza y su bello rostro se contraía por las sensaciones recibidas, empezaron los dos a meterla y sacarla cabalgando mi esposa con entusiasmo, pero siempre gimiendo y gritando cada vez que se le introducía hasta que llego hasta lo mas profundo porque a pesar de que todavía no le entraba toda, sobraban unos centímetros de pija afuera, rebotaba su cuerpo para arriba como si ya se estrellara contra su fondo, se ve que le llegaba y lastimaba, porque vi un hilillo de sangre que le salía de la concha.

Ella se sacudía en brutales orgasmos, y a la vez le caían lagrimas del dolor.

El medico mientras le trabajaba en el culo, espero un rato que Andrea se cansara de cabalgar y La puso en 4 patas y siempre con la pija del negro enterrada, le acerco el descomunal glande en la entradita de su ano, ya un poco lubricado por el dedo anteriormente, empujó de a poco introduciéndose trabajosamente.

NOOOO grito, Andrea, no lo hice nunca por ahí, Seguro putita, por que te crees que lo invite a Jair, si con una sola pija no te alcanza.

NOOO seguía gritando Andrea, para mi esto era demasiado, la estaba desvirgando del culo, yo nunca se lo había podido hacer por el culo, e iba a entrar en el consultorio y parar este atropello, pero me vino otra eyaculación en ese momento y seguí observando sin intervenir.

La pija del medico se iba introduciendo trabajosamente en el culo de mi esposa, dilatando su esfínter, ella no dejaba de gritar, y también observe, que le había roto el culo, porque salía sangre, pero el medico ni le importo y siguió empujando hasta meterla toda adentro, y sus bolas golpearan las nalgas de mi mujer, le amasaba las tetas que se bamboleaban por el movimiento continuo, y le pellizcaban los pezones y se turnaban para estrujárselos y el negro además desde abajo se los chupaba y mordía fieramente, bombeaban ambos por los dos lados, estuvieron así un largo rato en el vaivén del mete y saca y mi mujer ya no gritaba y solo gemía de placer, su cabeza se sacudía con las embestidas y su cabello danzaba de un lado a otro al ritmo de la cogida, totalmente llena con las 2 tremendas pijas cavando en sus hoyos tuvo varios orgasmos seguidos, cosa que nunca le había podido hacer yo, entretanto el negro también eyaculo abundantemente dentro de mi esposa, que ya llena de leche, se escurrió bastante afuera como un rio de semen entre sus piernas, – Si te embarazo yo, tu marido si que te va a matar-, dijo, el negro, le saco la pija despacio y le obligo a ella a lamérsela y limpiarle toda la leche, y se la termino de limpiar en su pelo, mientras le seguía estrujando las tetas, que parecía que tenia una fijación, ya que dijo, que eran las mejores tetitas que había visto.

El medico, mientras tanto, seguía perforando su culo y cuando se vino dentro de ella, le lleno los intestinos con otra dosis de semen caliente, que se le mezclaba con el hilo de sangre que le salía del ahora enorme hoyo, – me arde gritaba mi mujer, a lo que el medico, se la saco y limpio con la lengua el agujero del culo de mi mujer que había quedado dilatado como un hoyo de golf.

El negro que hacia rato estaba obsesionado con meterla en el culo de mi esposa, aprovecho, y se acomodo detrás de ella, le apoyo el glande en su entrada, y le ensartó el pedazo de carne hasta la base, de una sola embestida, extrayéndole a mi mujer un aullido sobrehumano, ensanchándole aun más el agujero, y llegándole mas profundo que el medico, el negro siguió su penetración y sus embestidas hasta eyacular también adentro de su ano, el medico le dijo, -sos una bestia negro, con semejante trozo la mataste -, mirando a Andrea que estaba sin conocimiento, entonces le puso un frasco en la nariz y la hizo reaccionar, la puso boca abajo, tenia el culo abierto como un pozo de petróleo, del cual manaba abundante leche y algo de sangre, lo limpio con desinfectante, y le puso una pomada, pero no se cerraba, la abrazaron y besaron entre los dos la masajearon un poco para animarla, y le dijo – bueno Andrea, sos una puta de las mejores, como la pasaste, bien, no? vestite, y enseñale a tu marido como tiene que hacer para excitarte.

Mi mujer se bajo de la camilla y con la cara completamente desencajada, se dirigió al biombo donde había dejado su ropa, -deja la bombacha para mí y el corpiño para Jair dijo el medico, sin esas prendas se dirigió al baño, escuche correr agua, y supuse que se estaba lavando y que le dolía todo el cuerpo y su vagina y su culo que habían quedado completamente abiertos y dilatados.

Tus músculos tardaran un tiempo en volver a su estado normal, dijo el medico, así que trata de no coger por 4 o 5 días por lo menos.

El medico y el negro se vistieron y el le dijo, volve dentro de una semana, para llevarte los análisis, y vemos ese culito a ver como sigue, y de paso te damos otra cogida como ésta, – Bueno dijo mi esposa, saliendo del baño y dándole un largo beso de lengua, mientras ella estaba terminando de vestirse, yo me baje del tacho, me arregle la bragueta y el pantalón manchado con mi semen, y volví rápido a la sala de espera, esperé un rato muy enojado conmigo mismo, en eso sale el medico adelante de mi mujer y me dice, – querido amigo, su esposa esta rebien, parece una adolescente tardía, pero tiene que volver semanalmente para que sigamos la evolución del tratamiento y además tiene que evitar las relaciones sexuales por lo menos hasta la próxima semana, que la revisaré nuevamente. – hijo de puta pensé yo, buena hembra te has tirado, y además la quieres para ti y tu amigo solamente.

Mi esposa me abrazo y me beso, y yo sentí el gusto y el olor a semen y pijas de su boca, pensé en echarle en cara lo que había sucedido, pero dude, y lo deje para después cuando estuviéramos en casa, ella caminaba con dificultad, yo le pregunte si le había dolido, y ella dijo que estaba toda dolorida y no podía cerrar las piernas, – es por el tratamiento contra las hemorroides dijo ella, – si asentí, yo, total ella no sabia que yo, lo había visto todo.

Pero después mientras íbamos en el auto, pensé que si le decía algo, me iba a perder la próxima sesión dentro de una semana.

Un comentario

  • Exelente, me encantan estos relatos de esposas infieles que cogen con hombres superdotados y lo hagan a espaldas de sus esposos, es exitante porque he tenido la oportinidad de coger con algunas casadas y he embarazado a unas cuantas, no porque tenga un enorme miembro sino porque las enamoro y les gusta el riesgo. Lo que no me gusta de los relatos es que el marido tenga que besar a su esposa con la boca sucia de semen o que termine siendo un maricón tragandose el semen que otro hombre depositó en la boca de su mujer, se pierde el encanto de la narración de que el marido sea un verdadero esposo cornudo.

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