Como empecé a follarme a mi suegra, una mujer de 40 años con un culito delicioso.
Mi secretaria, una atractiva mujer de unos treinta años, alta, morena y con un rostro inquietante.
Un encuentro nocturno entre dos "cyberamantes" para disfrutar de sus cuerpos.
Una pareja inicia poco a poco el camino de una relación sadomaso, con todos los elementos rituales de castigo y placer.
Un hombre tiene el deseo de ser dominado por una mujer, nuestra protagonista se encargará de eso...
Me llamo Satélite. Soy moreno, tanto de piel, como de color de pelo, el cual es lacio y un poco largo. Mis ojos son azules, como el mar me dicen. Mi cara es ovalada, nariz chata, y labios carnosos, muy carnosos.
Nuestro protagonista propone a su novia que llame a su hermana para que le dé unos masajes en los pies, mientras él, escondido en el placard del dormitorio, observa la escena que empieza a tomar tintes muy calurosos entre las dos hermanitas.
La devoción de un esclavo por su ama puede llevarle a situaciones en las que puede poner en peligro su vida, o incluso ofrecérsela a su ama.
Un hombre deja a la familia en un hotel para pasar unas vacaciones y vuelve a su casa, con ganas de hacer alguna travesura. La ocasión se le presenta con la sirvienta a la que tiende una pequeña trampa que le permite desvirgarle el culo.
Un hombre relata su experiencia sexual con una chica "rompecorazones" de su mismo curso en el instituto y cómo cambió su vida.
Muy buena historia con travestis y sexo real.
Cuando por fin me decidi a mi primera vez.
Él la sorprende dormida y con gran suavidad y tras besarla apasionadamente la ata a la cama y comienza el juego amatorio, la cascada de orgasmos...
Una mujer revive su pasado junto a un antiguo novio con el que tuvo la experiencia de convertirse en una verdadera puta. Ahora, ya casada, su camino de perdición continúa.
Que los caminos de Dios son inescrutables es un dicho que, como otros muchos, parece perder su significado profundo a fuerza de usarlo. Con vendría pues revisar algunos conceptos a la luz de los hechos que nuestro protagonista relata.
Una mujer relata cómo la pasión y el deseo se desatan y cómo yace felizmente con su hijo.
Raquel e Inés, la maestra y la alumna, estaban dejando en mí sensaciones de todo tipo. No pretendía nada más que desear que aquella historia no acabara nunca. Temía pellizcarme o despertar de esos sueños que a veces se tienen para descubrir que lo que me ocurría no era real
Para Martina y para mi el tiempo siguió transcurriendo como si nada muy importante hubiese pasado entre las dos. Nuestra vida universitaria era completamente normal y nuestra relaciones personales no acusaban ningún tipo de impacto derivado de la experiencia erótica vivida.
Durante tiempo he tenido en la cabeza la idea de que mi mujer me engañe, y ahora ha accedido y se esta haciendo realidad.