Últimos todo relatos:

Tres generaciones III: Yo – Final

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Ella se enderezo sabia que no la podía dejar así, entonces la lamí a todo lo largo de su rajita terminando mi lengua en su ano, de repente sentí como se ponía ella dura y tuvo su orgasmo, no desaproveche me comí todos sus líquidos y termine dándole un gran beso en su clítoris, y me quede dormida.

El baño de semen I

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Mientras hacia esto siento que su lengua se recorre los bordes de mi cola, todo el surco de mi culito y juega en el anillo de mi culo y eso me encanto. Metió la punta de su lengüita y me lo empezó a dilatar mas y mas.

Dormido ni se siente

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Todos estaban muy buenos, pero estos dos eran los que ocupaban mi atención y muchas veces me di cuenta al levantarme al baño durante la noche que todos tenían erecciones nocturnas, cuando menos al amanecer, sus sábanas eran unas carpas  sostenidas por sendos mástiles que yo deseaba conocer.

Intercambios en el Paraná

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Después de secarles, los montamos, ver como se introducían esos machetes dentro, imposible describir en letras la cara de goce de cada una de nosotras, cabalgando el barco se movía a nuestro ritmo, fue la primera sesión, después de descansar un rato cenamos.

La esposa de mi cuñado

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Por causas del destino tuve una discusión con mi novia en ese momento llego Vanesa a visitar a mi novia y luego de hablar un tiempo salió con mi novia, yo me fui y espere hasta la noche para buscar a mi novia, como no la encontré fui a casa de la madre de Vanesa la cual queda cerca de mi departamento a preguntar por mi novia

Su buen corazón para conmigo IV

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Ella que siempre me había considerado su atleta, su niño, su chico de complexión atlética y bien definido, y era verdad, todo era verdad, practicaba atletismo, era delgado, fibroso, complexión atlética y cara de niño porque aunque que tenia 29 años aparentaba 5 menos, había veces que dependiendo de como se vistiera ella parecía mayor que yo, pero bueno esa es otra historia que no viene a cuento ahora.

Su buen corazón para conmigo III

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Nos vestimos, su amante había regresado, ella no dejaba de besarlo y agradecerle con su mirada el despertar sexual de su nuevo agujero, como si yo no estuviera, como sino existiera; el me miraba a mi con prepotencia de saberse mi condición de cornudo sumiso consentido y humillado

Una hermana para dos III – Final

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Era ya la hora de la siesta. Patricia ya tenía permiso para ponerse bragas. Se paseaba ufana y pro un momento pensé que las impresiones de la noche, en la que había llegado a la conclusión que ella también hubiera deseado que las vacaciones hubieran continuado, eran imaginaciones mías.

Invitada a la despedida de soltero

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Luego estando en posición de perra, dejo de dilatarme el ano, se puso detrás de mí en posición de luchador de sumo y me metió su inmensa verga y empezó a bombear, lo que me hizo sentir en la gloria, que rico era ser puta pensé, que delicia comerse tantas vergas a la vez.