Alba paró y se puso de pie y se acercó a mi hermana y comenzó a besarla, esa situación me daba mucho morbo, entonces mi hermana se arrodilló frente a mi y comenzó a chupármela mientras Alba le comía todo su coñito.
Nosotras veíamos los juegos por la ventana. Uno de los chicos, el más travieso, en un descuido se adueñó de una botella de licor de la casa, bebiendo parte de ella a escondidas de los demás. Sentíamos la jarana hasta que llegó el silencio. Nos dispusimos a ir a la cama.
Volvimos en silencio. Solo había estado media hora en su oficina y todo lo que había fantaseado con ese encuentro se esfumó camino de regreso. Solo cuando entramos, volvió a tomar contacto.
Yo en ese momento mire a los demás perros que desde un rincón no dejaban de observar el espectáculo, mientras lamían sus pollas una y otra vez, mientras estaban abotonados me dirigí a uno de los perros el mas pequeño y dócil, un salchicha y comencé a tocarlo su polla era bastante grande para el tamaño del perro y también dejaba escapar ese liquido transparente que llenaba mis manos.
Mientras espera la llegada de su mujer, se pone a ver unas fotos de ella mientras se masturba... al rato llega su mujer, y con una amiga.
Después de esto me condujeron hasta la mesada de la cocina haciéndome acostar sobre ella, al que me penetraba por el culo pasa a chuparle la verga, al que yo le hacia una rica mamada a pasó a chuparme la concha y así quedando el tercero que pasó a acariciar, lamer y succionar mis senos.
Su cuñada estaba deprimida a causa del embarazo, nuestra protagonista se ocupará de consolarla y animarla.
Sin embargo, ella estaba mucho más activa. Todavía tenía la camiseta levantada, así que se acercó más a mí y comenzó a acariciarme con su mano derecha uno de mis pezones.
Me coloco sobre ella, con tacto, suavidad y sin obstáculos ni quejas se la voy clavando suavemente mientras le susurro al oído lo hermosa que es y lo lindo y rico que resulta follarla hasta que se la tengo bien clavada hasta las pelotas, me quedo quieto pero ella levanta las caderas demandando movimiento y pidiéndome que la embista.
Se tendió en la arena, y empecé a chupársela, era bastante gorda, tanto, que me costaba abrir la boca, se la chupaba una y otra vez, su capullo rosa, estaba a punto de estallar, me dijo que m pusiese encima de el, para hacer un 69, jamás lo había hecho, y me resultaba bastante excitante, mientras me chupaba mi coño húmedo e hinchado, yo le chupaba su gran polla.