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En toda la frente

No sabía si estaría ya en casa, pero entré sin hacer mucho ruido, como con mala conciencia y llegué a la cocina para prepararme algo de comer, cuando escuché ruidos en el piso de arriba, a la altura de nuestro dormitorio.

Diario de vida VIII: Soledad 3

El asunto es que quede bastante alegre con las copas y así nos fuimos al dormitorio, en un estado de euforia que presagiaba una noche de lujuria, ya que soledad bebió mucho mas que yo y se encontraba sumamente mareada y con deseos de soltar todo tipo de amarras morales para disfrutar plenamente de una noche como hacia mucho que no lo pasaba.