La curiosidad ha seguido mis rumbos a través de mi existencia y no solamente a nivel sexual y erótico, también en el conocimiento cultural y educativo.
Nunca había ido a un baño turco, pero estaba pasando por una temporada de mucha excitación y ningún contacto carnal, por lo cual tenía la pija al rojo vivo de tanta paja.
Vivo solo, tengo una profesión bastante estresante y al llegar la noche, para relajarme leo algún relato como he hecho esta misma noche, los leo totalmente desnudo y me encanta de vez en cuando al tiempo que leo mirar hacia abajo, y ver como mi pene va cogiendo tamaño sin tocarme
Nunca pensé que una visita al gym de rutina se convirtiera en una fantasía sexual hecha realidad, con un chaval de 24 años aproximadamente, guapo, delgado y con una polla enorme.
Pues bueno, como digo, siempre estábamos juntos, pero una época, no se por que, empezamos a dejar de vernos, antes nos veíamos todos los fines de semana, pero pasado un tiempo nos veíamos una vez al mes si acaso, pero hace 2 meses empezamos a vernos todos los días de nuevo porque sus padres compraron un piso en el edificio de al lado. La razón era que ahora le venia un hermanito y la otra casa era muy pequeña.
Todo sucedió porque yo estoy obsesionado con las chicas del instituto, ya que cuando salen al recreo voy con mi coche y aparco delante de la puerta principal, entonces empiezo a masturbarme mientras las miro, es impresionante lo cachondo que me pongo mirandolas, sobretodo con la que ese dia les toca gimnasia, con esos tops super apretados, y esas mallas tan ceñidas, ufff.
Los últimos chorros quedaron en la cabeza de mi pija, tome un poco entre los dedos y automáticamente me puse a observar su textura, consistencia, olor, todo, realmente me sentía orgulloso de esa néctar blanco, me di cuenta porque le decían leche, me di cuenta de lo feliz que era.
Su duro culo sintió toda mi verga sin que ella mostrara desagrado, con mi mano en su culo sentí su temperatura y lo confirme, debía esta goteando por el calor que percibí.
Le hago un pequeño pase de baile, que me agradece con una sonrisa y un saludo. Se que hoy se volverá a pajear pensando en mí, algún día lo meteré en mi cama, pero hoy no. Hoy estoy reservada.
Debido a que su mujer no era ninguna maravilla en la cama, se masturbaba cada noche viendo películas porno, y le excitaba mucho que alguna mujer le pudiera ver.
Y el gozaba enormemente, estaba extraviado en el placer, agarraba mis caderas y se hundía cada vez más en mi, subió mis piernas a sus hombros para clavarme mas, mas adentro, más profundo.
Su fealdad fue obviada al instante, pues su cuerpo era de maravilla. Cuello largo y blanco, hombros derechos, pechos medianos firmes y con buena aureola y pezón, cintura más bien fina, amplias caderas y la coronación de sus torneadas piernas, era rematada con redondeces de sus blancas nalgas. Ofreciéndome una, cruzamos los brazos y tomamos un sorbo. El cruce sirvió para que mi mano derecha rozara uno de sus duros pezones, que coronaba su teta izquierda. Apuramos la copa y sin casi darnos cuenta, estábamos en cuclillas sobre la moquette. Sirvió dos nuevos tragos y los bebimos de un saque.
Cuando me pongo a follar con mi novia, se convierte en una pelea salvaje de lujuria y flujos corporales, pero aun así ella es muy clásica para según qué cosas y me cuesta mucho ser natural y espontáneo en la cama con ella.
Era el primer verano que salía fuera de mi casa, y sólo conseguí permiso para pasarlo con una amiga de mi madre en la ciudad. Fue un viaje con muchas expectativas, yo tenía 18 años y había vivido en un pueblo relativamente pequeño, salvo esporádicas visitas a la casa de esta amiga.
Nuestro protagonista recibe especiales tratos por parte de un técnico que viene a su casa a efectuar una reparación. Ambos disfrutarán sus cuerpos con ansia.
Un joven conoce a una jovencita de 18 años de la cual se enamora, pero ese verano tendrá que toma clases particulares de matemáticas con una maestra de por su barrio, que para su sorpresa termina siendo la madre de aquella jovencita...