El departamento con balcones al mar, los recibió, ella bajo las persianas corrió las cortinas y lo abrazó con un beso, con sus manos lo desvistió, el no hablaba hizo lo mismo con ella, sentando sus nalgas en la cama el erecto falo era una tentación repetida y deseada por ella sentó su vagina gozando cada milímetro de la penetración, a los pocos centímetros jugo en pequeños movimientos, saboreando el jugo preseminal con los labios de su sexo
Quería levantarme de la cama pero el dolor no me dejaba moverme. Logre hacerme para un lado y me asuste cuando vi la sabana del colchón con un mancha espesa con abundante sangre. Era mía. Me vi las piernas y observe que me escurría sangre y algo como leche espesa.
Le sujetaba la cintura con firmeza, y su poya entraba y salía de aquel minúsculo agujerito. El no podía verlo, pero mi hermana apretaba los labios con fuerza, igual que los ojos. Estaba claro que aquella cosa tan grande en un agujerito tan minúsculo tenia que dolerle. Pero era una chica codiciosa. Quería su coche. Seguía bombeándole dentro, y tardó bastante, lo que era lógico a pesar de su excitación, por que se había corrido ya dos veces.
Manuel, con la cabeza totalmente obturada de pasión se acordó que tenían el espejo justo delante de la ducha así que con las piernas empujo las cortinas a un lado y pudo ver reflejada una imagen impresionante, su cuerpo colgado de los fuertes brazos de su padre con las piernas en el aire y abiertas, y con la hermosa visión de los tremendos y peludos huevos de su padre colgando de entre sus gruesas nalgas y el comienzo de la gruesa polla de su papa totalmente penetrada en su culo.
Para ese entonces yo contaba con doce años, no era inexperto en las arte amatorias por ciertas experiencias que luego les cuento, pero me encontraba en una edad en la que la presión de evacuar mi necesidad sexual se siente en el abdomen, como un cosquilleo y desesperación tremenda.
Pero nuestro vecino, Jaime, no venía para quejarse, al contrario, llegaba a mi hogar en señal de gratitud. Le dijo a mi esposa que apreciaba el favor que le hacía a su niño. Ella dijo, que no se hiciera problema. « Sabré como tratarlo, no tiene nada que temer ». « No lo pongo en dudas, pero me gustaría estar presente ». La petición le pareció descomunal a Florencia, pero los hizo pasar y colocó una silla al pie de la cama para que el padre de Hernán tomara asiento.
Estaba tan caliente que me comía la polla de Paco, esta rápidamente se puso a tono, entonces hizo que su hijo se echase en la cama y yo montara en su polla, el por su parte puso saliva en mi ano y comenzó a empalarme por detrás. Era la primera vez que lo hacia conmigo pues en Ibiza nunca lo había hecho.
Una pareja de hermanos mellizos se reencuentra, desnudos y sobre una cama, sus padres los descubren y los ayudan a intensificar ese reencuentro, participando de él.
Este es la historia de una amiga que encuentra a su madre poníendoles los cueron a su padre con varios amantes y decide vengarse con sus hermanas y su padre. Totalmente real.
Tuve la intención de separarlos pero extrañamente aquello me excitó aun más, no se si debido a los pollazos que le estaba metiendo mi padre o por los pechos de mi madre enrojecidos por los arañazos o porque aun estaba cachondo del polvo que estaba echando con ella antes de que él nos interrumpiera.
Una noche, después de un año de haber muerto mi mujer, me encontraba en la sala de mi casa tomando unos tragos de tequila, pues era fin de semana y había tenido un día muy pesado en el campo, cuando de pronto oí la camioneta de mi hijo detenerse junto a la entrada, de un golpe cerro la puerta tras él, en su cara se reflejaba una mueca de disgusto, traía la típica vestimenta del hombre de campo
Además había unas cuantas habitaciones decoradas para ambientar mejor algunas fantasías sexuales, así teníamos un aula de un colegio de monjas, una celda y también una cámara de tortura medieval, además de una biblioteca provista de una increíble colección de novela eróticas y de revistas pornográficas y una sala solo para ver las películas porno.
Elisa es mi prima en ese momento tenia 17 años y un año más que yo, ella no sabía de mis relaciones con mi padre (todavía creo que no las sabe), el momento , nuestra empatía, esa facilidad de escuchar confesiones, secretos o simplemente su necesidad.
Mis padres se divorciaron cuando yo tenia solamente 4 años desde entonces he vivido con mi madre y mi hermana menor, mi padre se olvidó de nosotros, se fue a vivir a otra ciudad, pocas veces venía a vernos ni nos llamaba, ni siquiera por el dia de mi cumpleaños, pero cuando venía a mi me daba mucha alegría.
Me volví a mi cuarto, me quité la bata, apagué las luces y me volví a acostar. Pasaron horas hasta que entró mi madre con una bandeja con comida. Encendió la luz, y vi que eran las ocho de la tarde. Puso la bandeja en una mesita, me levanté y mientras yo comía me hablaba.
El sabor de su piel es delicioso como los jugos que manan de su sexo cuando se prueba por primera vez, antes siquiera de calentarla, y es totalmente distinto del no menos delicioso sabor de los jugos que produce ese mismo sexo cuando está caliente como una perra luego de un rato de estimularla sexualmente.
Mis dedos entraban fácilmente en su húmedo coño rojo, mi otra mano iba de sus tetas que apretaba con fuerza a su boca donde su lengua lamía mis dedos sin cesar y volvían a sus pechos para agarra sus pezonazos, estirándolos y pellizcándolos hasta que gritaba de dolor y placer, metí uno de mis dedos en el orificio diminuto de su ano.
Todo comenzó estando yo en mi habitación, después del enfado de mi padre, solo tenia ganas de relajarme, así que ojeaba una revista de chicos gays y me masturbaba con total tranquilidad cuando oigo que mi padre se acercaba a mi cuarto, de repente y de un salto, me enfundo los slips, no sin antes guardar la revista en mi mesilla de noche.
Su padre se tiro en la cama y me arrastro junto con él, y me empezó a besar mientras Gabriel se lanza a mi entrepierna y comenzó a chuparme la verga alternando con la de su padre.
Finalmente llego el día cuando el muchacho no perdió la calma para nada y se lo dijo a su padre y entonces el papa le sugirió que por cada día que controlara su carácter debería sacar un clavo de la cerca.
Yo me quede super caliente, empecé a escuchar fuertes gritos en la recamara de mis padres no tomando en cuenta que se decían entre sí, como a los 15 minutos se escuchó un fuerte golpe en la puerta de su recamara, de inmediato se abrió la de mi cuarto entrando mi madre llorando y con sangre en la nariz se echó a mis brazos de inmediato yo quería ir a reclamar a mi padre su proceder no permitiéndose mi mama.
"Espera así un momento" me dijo mientras saltaba de la cama y salía de la habitación, yo empecé a pajearme mientras la esperaba, volvió al rato con un bote, era vaselina, me la dio y se puso a cuatro patas encima de la cama.
Me dio el tiempo justo de poner el viejo jarrón delante mío antes de que saliera la foto, así que espero que no se vean las osadas manos que aprovecharon esos últimos segundos para introducirse por debajo del top y pellizcarme los pezones sin piedad, dejándome amoratado todo el seno.
Mi abuelo y mi padre, a sabiendas de que yo estaba aún débil por mi anterior enfermedad, no buscaron tener relaciones conmigo, además, ambos se estaban divirtiendo con mi primo Daniel, que resultó un chico calentón, que le encantaba que mi padre y mi abuelo se lo cogieran.
Su cuerpo de adolescente se fue perdiendo, dando lugar a esa mujer, esa niña ya era veterana de varias entregas sexuales, ella estaba contenta, pero sabía que todo era contra las normas de su educación, no podía entender.
Fue Amorina la que finalmente contó lo que era un secreto a voces, me reconforta escribir estas líneas y al mismo tiempo recordar su cara descargada de la tensión, más cuando se enteró que todas conocíamos cómo se llevaba con el padre, su cuerpo perfecto estaba en ese instante como reflejando el goce que ella sentía en este amor incestuoso.
Y en ese mismo momento le toqué los pechos a mi madre. Fue la primera vez. Y a los dos segundos no me lo podía creer. No me lavaría jamás esas manos. Se los levanté un poco y pude comprobar lo riquísimos que los tenía, carnosos, duros, y preciosos.
No supe que hacer con Pablo, si pegarle, insultarlo o besarlo, no supe ni se que hacer, si bien los secretos que el sabe eran terribles, era la punta del iceberg de mi vida, llena de sexo y contradicciones.
Me lo follé, me lo follé sin piedad durante una hora, tal vez más, no permití que se librara de mí pese que nos corrimos varias veces, siempre en su culo, siempre en la alfombra, mientras mi madre seguía a nuestras espaldas, follando mi culo.