Además había unas cuantas habitaciones decoradas para ambientar mejor algunas fantasías sexuales, así teníamos un aula de un colegio de monjas, una celda y también una cámara de tortura medieval, además de una biblioteca provista de una increíble colección de novela eróticas y de revistas pornográficas y una sala solo para ver las películas porno.
Elisa es mi prima en ese momento tenia 17 años y un año más que yo, ella no sabía de mis relaciones con mi padre (todavía creo que no las sabe), el momento , nuestra empatía, esa facilidad de escuchar confesiones, secretos o simplemente su necesidad.
Mis padres se divorciaron cuando yo tenia solamente 4 años desde entonces he vivido con mi madre y mi hermana menor, mi padre se olvidó de nosotros, se fue a vivir a otra ciudad, pocas veces venía a vernos ni nos llamaba, ni siquiera por el dia de mi cumpleaños, pero cuando venía a mi me daba mucha alegría.
Me volví a mi cuarto, me quité la bata, apagué las luces y me volví a acostar. Pasaron horas hasta que entró mi madre con una bandeja con comida. Encendió la luz, y vi que eran las ocho de la tarde. Puso la bandeja en una mesita, me levanté y mientras yo comía me hablaba.
El sabor de su piel es delicioso como los jugos que manan de su sexo cuando se prueba por primera vez, antes siquiera de calentarla, y es totalmente distinto del no menos delicioso sabor de los jugos que produce ese mismo sexo cuando está caliente como una perra luego de un rato de estimularla sexualmente.
Mis dedos entraban fácilmente en su húmedo coño rojo, mi otra mano iba de sus tetas que apretaba con fuerza a su boca donde su lengua lamía mis dedos sin cesar y volvían a sus pechos para agarra sus pezonazos, estirándolos y pellizcándolos hasta que gritaba de dolor y placer, metí uno de mis dedos en el orificio diminuto de su ano.
Todo comenzó estando yo en mi habitación, después del enfado de mi padre, solo tenia ganas de relajarme, así que ojeaba una revista de chicos gays y me masturbaba con total tranquilidad cuando oigo que mi padre se acercaba a mi cuarto, de repente y de un salto, me enfundo los slips, no sin antes guardar la revista en mi mesilla de noche.
Su padre se tiro en la cama y me arrastro junto con él, y me empezó a besar mientras Gabriel se lanza a mi entrepierna y comenzó a chuparme la verga alternando con la de su padre.
Finalmente llego el día cuando el muchacho no perdió la calma para nada y se lo dijo a su padre y entonces el papa le sugirió que por cada día que controlara su carácter debería sacar un clavo de la cerca.
Yo me quede super caliente, empecé a escuchar fuertes gritos en la recamara de mis padres no tomando en cuenta que se decían entre sí, como a los 15 minutos se escuchó un fuerte golpe en la puerta de su recamara, de inmediato se abrió la de mi cuarto entrando mi madre llorando y con sangre en la nariz se echó a mis brazos de inmediato yo quería ir a reclamar a mi padre su proceder no permitiéndose mi mama.
"Espera así un momento" me dijo mientras saltaba de la cama y salía de la habitación, yo empecé a pajearme mientras la esperaba, volvió al rato con un bote, era vaselina, me la dio y se puso a cuatro patas encima de la cama.
Me dio el tiempo justo de poner el viejo jarrón delante mío antes de que saliera la foto, así que espero que no se vean las osadas manos que aprovecharon esos últimos segundos para introducirse por debajo del top y pellizcarme los pezones sin piedad, dejándome amoratado todo el seno.
Mi abuelo y mi padre, a sabiendas de que yo estaba aún débil por mi anterior enfermedad, no buscaron tener relaciones conmigo, además, ambos se estaban divirtiendo con mi primo Daniel, que resultó un chico calentón, que le encantaba que mi padre y mi abuelo se lo cogieran.
Su cuerpo de adolescente se fue perdiendo, dando lugar a esa mujer, esa niña ya era veterana de varias entregas sexuales, ella estaba contenta, pero sabía que todo era contra las normas de su educación, no podía entender.
Fue Amorina la que finalmente contó lo que era un secreto a voces, me reconforta escribir estas líneas y al mismo tiempo recordar su cara descargada de la tensión, más cuando se enteró que todas conocíamos cómo se llevaba con el padre, su cuerpo perfecto estaba en ese instante como reflejando el goce que ella sentía en este amor incestuoso.
Una familia unidad y amorosa. Es la historia de cómo mi abuelo, mi papito, mi tío y mi hermanito, me despiertan a la sexualidad...
Y en ese mismo momento le toqué los pechos a mi madre. Fue la primera vez. Y a los dos segundos no me lo podía creer. No me lavaría jamás esas manos. Se los levanté un poco y pude comprobar lo riquísimos que los tenía, carnosos, duros, y preciosos.
No supe que hacer con Pablo, si pegarle, insultarlo o besarlo, no supe ni se que hacer, si bien los secretos que el sabe eran terribles, era la punta del iceberg de mi vida, llena de sexo y contradicciones.
Me lo follé, me lo follé sin piedad durante una hora, tal vez más, no permití que se librara de mí pese que nos corrimos varias veces, siempre en su culo, siempre en la alfombra, mientras mi madre seguía a nuestras espaldas, follando mi culo.
Con uno de sus dedos empezó a estimularme, primero un dedo, después dos, giraba sus dedos en mi agujero, fue maravilloso, aquellos dedos en mi culo, mientras me miraba con cara de zorra. Miré el reloj del salón, eran las cinco y cinco. Ya debía estar Jaime padre en la casa.