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El reencuentro

El reencuentro

Lo que voy a relataros sucedió hace unos 15 días, estaba en el Corte Ingles de Diagonal cuando oí que alguien me llamaba.

– ¡María!, ¡María!

Me volví y me encontré con un señor de unos 55 0 60 años

– Hola, ¿no te acuerdas de mí? Soy Paco, de Ibiza

Creí que el mundo se me venia encima, si, realmente era él, tenia menos pelo pero estaba bien conservado.

Me dio un beso en los labios, fugaz, que apenas tuve tiempo de apartarme.

Subimos a la cafetería y nos sentamos en una mesa a tomar algo.

Como supondréis, las casi dos horas que estuvimos no paramos de hablar de Ibiza y lo bien que lo habíamos pasado.

Me contó que venia a menudo a Barcelona y que ahora trabajaba con su hijo como socio.

Eran cerca de las ocho cuando le dije que tenia que irme a casa, entonces él aprovecha para convencerme para salir a cenar esa noche, le tuve que dar calabazas pues yo tenia una familia que atender, pero le di él numero de mi móvil.

Me pase casi toda la noche en vela, pensando si debía aceptar su cita o no, pues estaba convencida que me llamaría.

Al día siguiente Paco me llamo, y no sé si por debilidad, o por deseo, acepte salir esa noche a cenar con él. Quedamos en el bar del hotel Princesa Sofía donde él se hospedaba.

A mí marido, que estaba por trabajo 3 días en Madrid (casualidades de la vida), le dije que salía cenar esa noche con los del despacho.

A las nueve en punto llegué al hotel, Paco estaba sentando en una mesa acompañado de un joven de unos 22 años.

– Hola María, te presento a mi hijo Alberto que también es mi socio

Nos dimos dos besos en la mejilla, tomamos unas copas y a eso de las diez nos fuimos a un restaurante que Paco había reservado.

Durante el postre, Paco, se puso a hablar de Ibiza, y de los maravillosos recuerdos que tenia, de lo bien que lo habíamos pasado y de lo mucho que me estuvo recordando. Al mismo tiempo su mano se desliza a mi entrepierna.

Era evidente que no había olvidado la primera vez que me puso la mano ahí y acabamos follando.

Mientras Paco seguía hablando su mano ya había llegado a mi coño, como yo estaba incomoda delante de su hijo me levante con la excusa de ir al baño.

Cuando regrese Paco ya había pagado la cuenta pues se levanto y me dijo

– ¿Nos vamos?

Mientras su hijo buscaba un taxi nos besamos. En ese momento comprendí que aquella noche volvería a recordar Ibiza.

En mi mente se agolpaban las imágenes de sexo de aquel verano, comencé a desear su pene, sus caricias, sus besos. Todo aquello que recordaba gratamente.

De camino al hotel, Paco y yo nos besábamos en el asiento trasero del taxi, mientras su hijo iba delante.

Sus dedos acariciaban y penetraban mi sexo, yo le apretaba con mi mano su ya duro miembro.

Al llegar al hotel Paco y yo subimos a su habitación mientras su hijo se quedaba abajo con alguna excusa.

Nada más entrar nos besamos con pasión, sus manos buscaban mis pechos y mi coño mientras las mías le desabrochaban el pantalón y palpaban su dura polla.

En un momento ambos estuvimos completamente desnudos, el pene de Paco se apretaba contra mí cuando me besaba, sus dedos acariciaban mi culo, mi ano.

El se echa en la cama y yo me puse a cuatro patas a mamarle su polla, así estaba cuando note que algo o alguien me acariciaba el clítoris, cual fue mi sorpresa que al girarme para ver que o quien era vi al hijo de Paco desnudo y con su polla tiesa. Paco al ver mi reacción me dijo

– Tranquila, mi hijo y yo no tenemos secretos

En ese momento me di cuenta que aquello era una encerrona de los dos, así que decidí disfrutar de ambos.

Paco me tomo la cabeza con sus manos y me hizo volver a chuparle la polla, su hijo Alberto comenzó a chuparme el coño, su lengua jugueteaba con mi clítoris con maestría.

Paco se puso de rodillas y me volteo, de forma que mi culo diera a su polla y mi boca a la de Alberto.

Sin apenas darme tiempo de ponerme cómoda el duro miembro de Paco me embistió, su hijo tomo su polla con una mano y me la cerco a la boca para que se la mamara.

Paco me daba aquellas tremendas embestidas que yo recordaba de Ibiza, mientras su hijo usaba mi boca como si fuera un coño más.

El padre no tardo en descargar un potente chorro de semen en mis entrañas. El saco su polla y me pidió que se la limpiase, me gire y con mi boca y lengua comencé a limpiarle los restos de semen. Entonces su hijo me clavo su pene.

Alberto empezó suavemente, para ir aumentando el ritmo que poco a poco se iba haciendo más y más rápido, hasta llegar ha sacarla del todo y metérmela de golpe.

Eso me estaba poniendo a mil, pues siempre me ha gustado algo de violencia en las penetraciones.

Estaba tan caliente que me comía la polla de Paco, esta rápidamente se puso a tono, entonces hizo que su hijo se echase en la cama y yo montara en su polla, el por su parte puso saliva en mi ano y comenzó a empalarme por detrás. Era la primera vez que lo hacia conmigo pues en Ibiza nunca lo había hecho.

Padre e hijo bombeaban mis agujeros como auténticos expertos, yo hubiera jurado que no era la primera vez que hacia esto juntos, follarse a una mujer entre ambos.

Los dos me besaban con pasión, sin parar un solo instante hasta que dos potentes chorros de semen inundaron mis agujeros.

Los tres estuvimos follando hasta primera hora de la mañana, yo estaba llena de semen, pues se habían corrido en mi cara un par de veces. Del hotel me fui directamente al trabajo.

A media mañana, Alberto me llamo al móvil para quedar a comer con él, cosa que acepte encantada pues deseaba intimar con él a solas. Quedamos en el restaurante

La Oca que hay en la playa. Cuando llegué, Alberto me estaba esperando, nos besamos y pasamos al interior, yo iba vestida con un vestido rojo muy ajustado y algo corto.

Una vez hubimos pedido el menú, Alberto me dijo que le diera las bragas, su tono era de una orden que no admite un NO.

Yo pensé que a él le gustaba el morbo así que decidí seguirle el juego, pues me excita ser algo sumisa y tratada como una puta.

Me fui al baño a quitarme el tanga cuando al salir me encontré en la puerta a Alberto, este me empujo al interior del baño, cerro con pestillo y sin darme tiempo a nada más me levanto el vestido y me beso.

Cuando quise darme cuenta me arrincono contra la pared, su polla comenzó a embestirme con furia, después de 4 o 5 embestidas se corrió, entonces me agarro del pelo y me hizo agachar, metiéndome su polla en mi boca al tiempo que me decía

– Límpiala

Una vez nos vestimos los dos, tomo mi tanga y lo quemo en el WC al tiempo que me decía

– Me gusta que mi puta vaya sin ropa interior.

El muy cerdo me trataba como si fuera una prostituta, le agarre del paquete y le dije

– A tu puta le gusta tu polla. – Alberto se estaba poniendo a mil

Durante la comida no paro de tocarme el coño, al finalizar nos fuimos a su hotel. Ya en su habitación, Alberto me empujo contra la pared, me levanto el vestido y me enculo.

Al principio note algo de dolor, pues no me lo esperaba. La sensación de ser violentada y las embestidas de su polla hicieron que me corriese dos veces seguidas antes de que Alberto hiciera lo mismo en mis entrañas.

Me dio un beso y me acompaño hasta la cama.

– Te importa esperarme, vuelvo en una media hora.

Con la cabeza asentí, él me volvió a besar y se fue. Al cabo de media hora regreso, se acerco a la cama y me beso profusamente mientras introducía sus dedos en mi coño, le baje los pantalones y me puse a mamarle la polla

– Chupa, chupa puta, hasta que me corra. – me dijo

Al rato note un chorro de semen que inundo mi boca, él me sujeta y me obligo a tragarlo.

En eso entro Paco, al verme desnuda y llena de semen me cogió y comenzó a mordisquear mis pezones mientras sus dedos hurgaban en mi clítoris.

Paco me puso de pie, tomo una de mis piernas y la levanto, ahí mismo, de pie, su pene me penetro y su hijo no tardo en hacer lo mismo por mi culo.

Me dieron por ambos sitios durante largo rato hasta que ambos sacaron sus aparatos y poniéndome de rodillas descargaron dos chorros de semen en mi cara. Los tres nos dimos una ducha y luego me fui a casa a buscar ropa limpia, pues había quedado en ir a cenar con ellos.

En Casa deje a los niños cenados y con la canguro, yo me había puesto unos pantalones ajustados e iba a salir cuando mi móvil (uno de esos de tarjeta pre-pago), era Alberto

– María, me había olvidado comentarte que te pusieras falda y nada de ropa interior

– Pues me había puesto pantalones – le dije

– Ya sabes que me gusta que mi puta vaya sin bragas, siempre a punto para que te folle.

Volví a cambiarme mientras maldecía al cabrón de Alberto, pero me gustaba como me trataba, y sobre todo, follaba.

Me puse una falda blanca estilo ibicenco, bastante transparente, y un top parecido a un corsé que dejaba ver de forma más que evidente mis pechos.

Tome un taxi y me fui al restaurante. La mesa estaba en un pequeño reservado en el que apenas cabrían 6 comensales, pero al ser tres estábamos anchos.

Nada más llegar, Paco y Alberto me besaron mientras este último verificaba, levantándome la falda, que no llevaba bragas.

– Veo que eres una putita obediente. – me susurro en el oído al tiempo que me daba una palmada en el trasero.

Evidentemente durante toda la cena padre e hijo no pararon de besarme y meterme mano sin importarles si el camarero nos veía o no. Supongo que debió pensar que yo era una puta.

Después de los postres, Alberto se saca su polla y cogiendo de una mano me levanto la falda y me sentó encima de su pene (supongo que quería emular a su Padre en las discotecas de Ibiza) y allí delante de su padre y con el morbo de que podían vernos me follo. Cuando termino, su padre hizo lo mismo que su hijo.

De camino a su hotel, los tres íbamos en la parte trasera del taxi, ambos no pararon de meterme mano y besarme. Al llegar entre con uno a cada lado ante la atónita mirada del portero y el conserje.

Ya en la habitación, Paco me quito el vestido, a continuación se bajo los pantalones y sacando su polla me dijo

– Chúpamela

Me arrodille y tomando su pene en mi mano me puse a mamarle su ya duro miembro, al poco se acerco Alberto completamente desnudo y son su pene enhiesto, ahora mamaba la polla del padre y del hijo.

Paco se aparto y termino de quitarse la ropa, cosa que Alberto aprovecha para levantarme en volandas y empujándome contra la pared me follo. Su padre se sentó al borde de la cama y se puso a masturbarse.

Cuando Alberto termina conmigo, Paco me llevo a la cama, y poniéndome a cuatro patas me enculo. Los dos me estuvieron follando hasta el amanecer, sobre todo Alberto.

Ellos al día siguiente regresaron a Madrid, mi marido, a su vez también regresaba y yo me di cuenta que Paco, mi amor de Ibiza, se había convertido en un pervertido junto a su hijo.

Me dieron su teléfono por si iba a Madrid, pero la verdad es que de momento no sabia si me iba a apetecer volver a follar con ellos, pues aunque me excitaba la forma como me trataba y follaba Alberto, no me gustaba que lo hiciera en sitios donde pudieran reconocerme. En fin el tiempo dirá, sobre todo después de las vacaciones, si les llamo o me llaman.

¿Qué te ha parecido el relato?