Mi nombre es Jorge y tengo una farmacia en un pueblecito de Tarragona, mi gran problema es que padezco unas extrañas alucinaciones con las mujeres que entran a mi farmacia, me las imagino en tanga y sin la parte de arriba y me entra una terrible excitación acompañada de una erección incontrolable.
Le dije que esperaba que eso la satisficiera y me susurro al oído que no le satisfacía, que quería más pero sabía que no lo podía en ese momento, eso me dejó muy excitado. Durante la noche no pude más que recordar esa hermosa vagina totalmente húmeda, al hacer el amor con mi mujer pensaba que era ella, la sobrina, y me excitaba más aún.
La cadenita que ella lleva en el cuello ayuda mucho, porque cuando alguno le pregunta de qué es, qué cierra esa llavecita, ella le confiesa sin ningún pudor al que se lo pregunta, qué es la llave del cinturón de castidad del cornudo de su marido.
Era una mujer de unos cincuenta años, que deseaba tener sexo oral, acepte, quedamos en vernos al día siguiente en un hotel. Me dejo su numero de telefono por si surge algún problema, recién terminado de hablar con ella, recibí una segunda llamada, esta era de una chica joven, que decía buscaba su primera experiencia.
Y nos casamos, porque ella insistió en ello porque así no tendría que esconderse tanto para sus viajes a la capital, tendría coartada porque al único que se suponía que tendría que darle explicaciones, a mí, no se las iba a dar obviamente.
Ella me pedía que no siguiera recorriendo su caso sexual, pero él al encontrar la entrada de la vagina cálida y húmeda, hundí dos, tres dedos en la misma y Lola gritó mi nombre, atenazando con sus músculos íntimos esos intrusos que la hacían temblar de gusto, aumentando hasta límites insoportables los caldos que brotaban desde el interior de su conejito.
Ya en ese lugar, Mario se sentó en un sillón mientras mi mujer y yo esperábamos sentados al borde de la cama matrimonial. Por fin llega la juvenil Amanda vestida con un hermoso y liviano vestido corto, Mario se ve excitado al igual que todos nosotros, sólo Amanda luce algo nerviosa y mira a mi esposa para que le diga qué hacer.
Ese día se había ido de buena mañana y yo que estaba de vacaciones estaba tirado en la cama cuando sonó el teléfono me levante de un salto y me dirigí hacia el mismo, cual fue mi sorpresa al descolgar y sentir la voz de mi linda cuñada al otro lado
Ella me había dicho que las suyas eran estar con dos tíos fornidos, fuertes y bien dotados que la trataran como una verdadera hembra en celo, que la poseyeran y la rindieran como una hembra que claudica ante el poderío de dos machos, rindiéndose y ofreciéndose a ellos para ser follada por los dos, en canal.
Se apoyó sobre mi espalda y me puso esa estaca dura de nuevo en mi esfínter empujando con delicadez y poco a poco, notando como su sable me atravesaba el culito y aunque pensé que me lo desgarraba, en unos cuantos empujones controlados logró meterme su gran salchicha en mi agujerito.
La escuela estaba en un edificio a las afueras de la ciudad. Tenía aspecto colonial, y unos grandes jardines. En la entrada habían dos mujeres con ropa de montar y aspecto autoritario, nos hicieron pasar a una estancia en donde había un trono y una bella mujer que era la directora de la escuela, su nombre era Ama Patricia
Sus ojos se engrandecieron cuando ella se estiró para hacer que él penetrara por completo en su interior, y gimoteó lastimosamente cuando él a follarla, lenta y gentilmente al principio y con fuerza y ritmo crecientes posteriormente, espoleado por sus gritos.
Sí, estaba seguro, o al menos eso creía porque cuando ella se levanto las falda plisada por encima de los muslos y me los mostró tan túrgidos y sensuales, con la tanguita transparente que deja ver los prominentes labios de su coño, no pude resistir, me abalance sobre ellos y quise quitarle la braga, pero ella no me dejó bajársela y entonces pegué mi cara sobre ellos, los lamí y lamí de arriba abajo
Los otros que se habían corrido aprovechando que mi esposa estaba a cuatro patas y sus pechos colgaban como los de vaca, se situaron cada uno de ellos dos, en cada pecho de mi mujer y comenzaron a ordeñarle literalmente la leche de sus colgantes tetas, cayendo literalmente de sus pezones a sus bocas abiertas.
Sus pechos se pusieron como globos a causa de su producción lechera y no era extraño que en más de una ocasión, por la noche, me vieran mamando sus tetas porque, como ella decía "había tenido una subida de leche y le dolían mucho".
Fue entonces cuando le propuse que nos casáramos. Un día ella viajó a Murcia, nos casamos en el Juzgado, aunque la noche de bodas la celebró ella con un chico muy guapo, con un gigoló que yo le busqué y pagué, y que ella celebró como debía, gozando como una loca, follando toda la noche con él.
Por primera vez en toda la noche no me lo hizo con condón, por lo que podía sentir su estaca caliente dentro de mí. Al sentir su leche derramándose por mi agujero, me corrí de nuevo, redoblando la intensidad del metesaca del pepino.
La otra chica completaba el servicio de la casa ayudándome en todas las tareas y en el servicio especial a mi ama, sobre todo de noche pues dormían juntas y follaban ante mi vista, mientras que yo estaba condenado a la castidad absoluta y lucía un cinturón de castidad que mi ama me había puesto.
Pero nunca tuve otra posibilidad ni siquiera de tocarle una teta sobre el vestido, ya que siempre estábamos acompañados y poco a poco la pasión que teníamos y la confianza, se fue apagando y quedamos como si nada hubiese pasado nunca.
Comenzo a pasar el tiempo la noche se echo encima y nos pusimos a tomar algunos bocadillos de jamom que se habian preparado en casa cada uno.abrimos unas latas de cerveza,reimos y comimos como si nos conociesemos de siempre.
Todo venia confuso, inexplicable, placentero, incierto, decidí seguir adelante, me gustan esas situaciones extrañas, hasta el momento, mis mejores amantes eran las mujeres casadas, veremos que pasa con Sandra, aunque interiormente me sentía extraño, no era una conquista más, de hecho parecía haber sido conquistado por ella una mujer de solo, 18 años.
A ella siempre le gusto echarse un último polvo conmigo, mismo si había pasado toda la noche con otro, me decía que después de acabar con los otros, si bien estaba satisfecha, era como que le faltaba un poquito mas y bueno yo nunca me hice rogar.
Se bajo, comenzó a chuparme el pene, no sabia hacerlo bien, me raspaba mucho con sus dientes, debido a mi ardor, me producía dolor mas que placer. Tuve que frenarla y muy didácticamente enseñarle a hacerlo. así estuvo por largo rato, yo ya no la estimulaba, solo prestaba mi pene erecto que aun no había descargado.
Nuestra mesa estaba en un extremo del salón, cerca de una puerta que daba a un corredor, así que era fácil para los que estábamos ahí, salir para ir al baño o hablar por teléfono, sin que lo notara toda la concurrencia, como en otras mesas.
Yo estaba en el séptimo cielo con los ojos cerrados y temblando con cada caricia suya cuando note un calor en mi polla, no era posible, abrí los ojos y vi y sentí como Meli me estaba chupando la polla, era alucinante, yo me deje hacer saboreando cada una de sus embestidas, ella cada vez mas rozaba su coño en mi pierna mientras me llenaba de saliba la polla y me la meneaba muy despacio
Cuando llegamos al hotel, mi mujer estaba con su camisa desabrochada totalmente, su ceñida pollera estaba totalmente subida, con una mano que paseaba desde su concha chorreante hasta su culo, con otra mano que masajeaba sus tetas, y con una pija en su boca.
Cuando ya mi pene se perdía en su ano, empecé a bombearla, ella gritaba como una loca, yo cada vez lo hacia mas fuerte y ella me decía que más, y yo ya no podía, mis huevos chocaban con sus glúteos dos veces cada segundo.
Mientras la mujer se metía mi pene en la boca ellos se desnudaron, el mas joven tendría un pene de unos 25 ctms, y el otro no era mucho menor pero más grueso, mientras la mujer me la chupaba, los tres hombres empezaron a hablar entre ellos sin que yo pudiera oírlos.
Poco a poco mi cuerpo se fue soltando hasta que estalló moviéndose desenfrenadamente mientras de mi boca salían lujuriosas palabras pidiendo más y más hasta que el desenfreno total me inundó con un violento y salvaje orgasmo.