Una mujer y madre, insatisfecha de su vida sexual comienza a tomar conciencia de su cuerpo como algo independiente de su marido, vivo y anhelante. Y se regocija masturbándose y exhibiéndose veladamente para su hijo.
Un día de Abril, recostada en mi mullido sillón jugaba con mis dedos
Voy a contaros una historia que me sucedio hace poco y tuvo su origen, gracias a Internet, espero que os guste.
Una mujer, sabedora de su carga sexual y sensual, se masturba ante un hombre, dándole un espectáculo al que asiste como espectador inmóvil, hasta que se ofrece a él, a punto del orgasmo mutuo.
Dos conocidos a través de la red quieren realizar su fantasía: masturbarse frente afrente, solamente ver el placer del otro y el de mostrarse en ese acto íntimo.
Nuestro protagonista está en casa, solo, viendo una película porno, cuando se le ocurre masturbarse usando unos zapatos de su madre.
Excitada tras una sesión de cybersexo, una mujer se masturba febrilmente...
Un grupo de parejas se reúne a cenar. Con las copas de la sobremesa llegan los juegos eróticos y una de las chicas se queda desnuda ante ellos y se va a una habitación a masturbarse...
Gozar de su amiga es una fantasía, cumplida a medias, por lo que termina en una masturbación furiosa mientras contempla su cuerpo dormido.
Un chico busca sexo y lo encuentra en un cine porno
Siempre rondando a su tía, masturbándose con su ropa interior, hasta que un día, inesperadamente, se dan una buena fiesta.
En medio del espectáculo de luz y sonido de las cuevas del Drac, un desconocido masturba a la inocente esposa recién casada que cree que es su marido el que la hace gozar.