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Ricardito II

Juana siempre reclamaba, ella ya tenía once años y yo solo nueve, ella había tenido su primer ciclo menstrual y yo todavía no lograba eyacular, a ella le estaban creciendo sus tetitas y a mí todavía no se me asomaba ni siquiera un pendejo, me miraba en menos y yo me sentía menospreciado, pero yo tenía algo a mi favor

Cuando nos bañamos

Mi polla se enriela y yergue justo detrás de vos, me encorvo un poco para hacerla coincidir con la cañada de tu culo perfecto y aplasto tus montañas redondas de carne con la proximidad de mi pelvis que tiembla de amor y se aposenta en la mujer que es el sabor de la vida, de mi vida.

Perfiles I

Lo percibí en la mañana cuando nos despedimos. Su vestimenta , su forma de caminar , su mirada, sus labios, todo en ella me parecía sugerente y liberado. Casi no habíamos hablado y no se si era necesario porque toda nuestra conducta silenciosa era un lenguaje de signos evidentes que solamente las dos entendíamos sin hablarnos y sobre todo lo que nuestros ojos reflejaron , al bajar ella de mi automóvil frente a la Universidad y decirme que al día siguiente tenia que marcharse.

Una tarde de domingo solo en casa, llega una amiga que sabia perfectamente lo que quería

Con toda intención dejas caer tu saliva que resbala fuera de tu boca. Cabeceas sobre mi pene como si fuera cuestión de vida o muerte y no sé si me excita más, la chupada que me estás haciendo o el cuadro de tu cara con los ojos cerrados, la boca forzada para acogerme, el llenarse y vaciarse de tu mejillas al ritmo de las chupadas o el gemido que sale de tu pecho.

Pasion inducida II

Para Martina y para mi el tiempo siguió transcurriendo como si nada muy importante hubiese pasado entre las dos. Nuestra vida universitaria era completamente normal y nuestra relaciones personales no acusaban ningún tipo de impacto derivado de la experiencia erótica vivida.