Esta es una historia real con nombres falsos que ocurrió hace un año y medio y aun dura. Ya hace mucho tiempo que me había fijado en mi prima, una chica castaña, bastante alta y desgarbada, pero con unos pechos grandes algo caídos, pero muy excitantes para mi.
Me tumbo boca abajo obedientemente. La chica se acerca, cubriéndose púdicamente con una toalla blanca. Noto un líquido un poco frío y viscoso que se derrama en mi espalda. Las manos de la chica empiezan a recorrer mis hombros y la parte alta de la espalda.
Mis relaciones eran todas normales por así llamarle, nada del otro mundo, muy ricas y las disfrutaba mucho pero la que viví ayer fue de otras dimensiones, no solo por las circunstancias en que se dieron sino el lugar y lo que ahí se vivía.
Todo aquel tiempo mi vecino quiso mamarme, y ahora con su socio a la par lo conseguiría.
Ahora les contare la ocasión en que mi esposa y yo pasamos una noche de sexo en compañía de su hermana.
Sospechaba de su hijo y su compañera de apartamento...
Nicolás, tal como estaba previsto, regresó a su casa al cuarto día de haber partido. Fue recibido por Lucía con un suave beso en los labios y encontró en ella placidez y tranquilidad a difería con la ansiedad que el esperaba encontrar en su esposa debido a los días que había estado ausente.
Una cincuentona insatisfecha decide dar un nuevo rumbo a sus relaciones sexuales con la ayuda de su vecina.
Resulta que un día Elena, la mujer de José (nuestro amigo de "El lado positivo") buscando algo que se le había perdido, dió "vuelta la casa" y se topó con el vibrador que su marido guardaba celosamente.
Verán, yo estudio en un colegio que es dirigido por religiosos y una vez al año vamos a una casa de retiros para que nos preparen para la vida.