Fui al cesto de la ropa sucia y saqué uno de sus calzoncillos. Estaban llenos de ronchas amarillas y de palominos. Me los llevé a mi cuarto y me acosté con ellos. Me los puse. Me los apreté contra mi vagina. Los pasé por todo mi cuerpo. Lo pasé genial.
Hacíia ya un tiempo que no venía Maria, my profe particular, porque los estudios me iban bastante bien, pero al entrar en cuarto de E.S.O. la necesite. jeje...
Nunca había ido a un baño turco, pero estaba pasando por una temporada de mucha excitación y ningún contacto carnal, por lo cual tenía la pija al rojo vivo de tanta paja.
Una aclaración antes de empezar: en las líneas que siguen hay momentos que son narrados por Chiara y otros que son narrados por Julio César, trataremos de indicarlo, sin embargo, si se nos pasa alguno, por favor determinen ustedes quien es el que escribe. Recuerden que, por lo vivido, por lo disfrutado, por lo compartido, nosotros somos cómplices.
Ya hacía dos meses que habíamos cortado luego de casi un año de novios, pero como todavía ninguno salía con otro entonces nos seguíamos divirtiendo juntos.
Mis primas que llegaron del extranjero y en esos momentos estaban de viaje en el sur de Chile dejaron un baúl de ropa el cual desata esta historia.
Las tres trabajamos, sólo Rocío trabaja y estudia a la vez, está haciendo clases de arte dramático, mientras que se lo compagina con su trabajo de dependienta, con horario intensivo de mañanas en MNG. Carmen trabaja en una agencia de viajes, con lo cual tenemos la suerte de que siempre nos hace buenos precios para poder viajar.
Una reunión navideña de travestis, termina siendo una sabrosa orgía.
No hay nada mejor que el olor de unos pies hermosos, o su sabor o su textura.
El alcohol y el calor hacen que dos primos terminen haciendo alguna que otra travesura que no estan dispuestos a repetir...