Últimos relatospornos:

Mi hermana y su amiga

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Me metí en la ducha y tardé un rato en perder la erección, hasta que conseguí dejar de pensar en el fino vestido de Triana, y en que no llevaba sujetador. Habría jurado que al verme desnudo se le habían endurecido los pezones.

Era mayor que yo

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Cierto día que estábamos en el cuarto los dos, pues ella solía estar en mi cuarto viendo la TV se me ocurrió decirle que hace días mientras ella dormía la había besado y quien sabe qué otras cosas más aunque en realidad eran mentiras y saben ahora estoy seguro de que ella lo supo siempre y la rete a que no sería capaz de hacer lo mismo cosa a lo que ella respondió de inmediato a que lo haría y de hecho lo hizo ya se podrán imaginar lo emocionado que estaba pero esa tarde no paso nada mas.

Moisés, mi exquisito primo II

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Él me observó sin comentarios, siguió un tema que había iniciado en el bar respecto a que a veces tenía problemas con su galanura, que estaba seguro que era atractivo, pero que no podía hacer nada por parecer distinto, que sus negocios iban muy bien, pero que cuando entraba en la jugada una mujer, esposa de cliente, familiar o sus propias secretarias, era un problema porque tenía muchas invitaciones y se rehusaba para no mezclar la vida personal con el trabajo.

Un solitario pistolero encuentra un oasis en el desierto

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Seis días cruzando los páramos de Nuevo Méjico sin más compañía que un caballo, seis días sin una comida caliente, seis días sin una bebida fría que llevarse a la boca, seis días sin rumbo, seis días sin más distracción que mis pensamientos, seis días pensando en follar no son buenos consejeros.

Trío en Nochevieja

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Os queríamos contar lo que hicimos esta última Nochevieja. Pero, para empezar por el principio, os diré que somos una pareja joven (Laura 25, y yo –Lucas- 30) que vivimos juntos desde hace poco más de un año en una gran ciudad española.

Historia de un viaje que nunca tuvo lugar

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Fuma casi con desesperación, las manos agitadas no encuentran reposo, cambiando entre la revista que reposa a su lado y el pequeño libro que, inútilmente ha llevado a los ojos, como si una agitación interior incontrolable la tuviera sumida en una extrema tensión.